La mañana siguiente el sol despuntó y su ternura abrazó a una peculiar familia. Bobby apuró a Dean a desperezarse y comer algo, sorprendiéndole con un par de palmadas bien asestadas. Dean se mostró sobresaltado e instintivamente giró su cuerpo para echar mano del arma que escondía bajo la almohada. Más pronto que tarde cayó en cuenta de que no descansaba en su lecho usual, guardando, este hecho, una tierna relación con el motivo de su desvelo. Recordaba caer abatido en el sillón, medio borracho y en paz. Sin embargo, su memoria no alcazaba la manta que lo cubría con afecto, rebosante de este cómo estaba.Se encaminó a la cocina con y observó a su hermano, que ya apuraba una desagradable mezcolanza de frutas y verduras.
Bobby también se encontraba entre el vaho de el café mañanero, desbordante de una luminosidad especialmente agradable, o eso le pareció a Dean.
Esa mañana se abrió paso en el enardecido corazón del cazador y sedó a su alma, herida y maltrecha, la incitó a doblegar sus alaridos. Entre la copiosa alegría con la que el aroma a café llenaba la habitación, como quien fuera una joven que danza en infinita y armónica abstracción, ajena al horror, conociendo plenitud y siendo belleza, y el suave masticar que tanto se asemejaba al de una vaca pastando... entonces fueron una familia, metafóricamente comparable con singular aplomo, pero lo único no debería compararse. No hay motivo, ni buenas intenciones.
Pero algo se le escapaba. Eran ciertos ojos azules, era el afable respiro de su corazón reconfortante.
¿Qué mal podía significar la carencia de su alma vigorizante cuando se sentía tan desenfadado?
Cuando el sol caía en un dulce ensueño, como el falso protector de pesadillas era, el ángel volvió a casa, arrastrando toda su melancolía, como barro. Pero estaba bien, estaba en casa.
Sin embargo, al día siguiente su ausencia se abatió sobre el mundo toscamente, un dolor fantasmal. Difícil de explicar el efecto que Castiel ejerce sobre el rumor de las hojas y ese sentimiento de inocencia que provoca su avistamiento. Debería de explicarse. No debería explicarse.
De cualquier forma, su desaparición fue volviéndose más ordinaria y su falta más desmedida.
Días cortos y noches largas con la compañía del sentimiento de su vulgar partida. Su presencia, un efímero destello que solicitaba calma.
Así fue como se le avistaba cada vez con menos frecuencia, pero, Dios bendiga sus plumas, nunca más lejos que a una plegaria de distancia. Así fue como una mortecina indiferencia fue sepultando el problema, como quien fuera enterrador, arrojando una pala de tierra con cada día que la cuestión moría desdeñada. No se habló de ello, no se verbalizó el vínculo que el problema guardaba con el taciturno sentimiento.
Así, el amor se marchitó, sorprendido y decepcionado ante la reticencia del ángel a abordar el tema. Aquella afección se arrastró debajo de la tierra, pereciendo atada al disturbio desairado.
Nunca se habló de ello.
Después de ciertos meses, de cálida ilusoria primavera ferviente y afectuosa, poco a poco, tímida, conmovedoramente, las cosas fueron regresando a la antigua normalidad. Una naturalidad tapizada de las verdades que nunca se habían dicho, pero un viejo orden, al fin y al cabo. Ya saben lo que dicen: "Mas vale malo conocido qué bueno por conocer"
Luego las cosas se complicaron, pues con un apocalipsis tras otro, difícilmente se echaba la vista a la ternura de su lamento.
La situación se dificultaba y decidía, luego se confundía. Una y otra vez. Un refugio inclemente de elementos que se rehusaba a conservar la mínima seguridad.
Hasta qué pasó, hasta que llegó ese fatídico día...
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Celo [Destiel]
FanfictionTras una cacería, Dean es infectado por una misteriosa criatura que hace a sus víctimas adoptar hábitos animales hasta convertirse en seres totalmente primitivos. Los primeros síntomas se manifiestan rápidamente. Entre ellos, el celo, este periodo d...