Nuestro Infinito [Renga / Lanki] |Langa x Reki|

Día 7: Almas gemelas

Pareja: Langa x Reki (Renga / Lanki)

Advertencia: Se hablan de temas serios como el suicidio, muerte del personaje principal.

Sinopsis: Tras llevar a la muerte al líder de la familia Hasegawa, el pueblo, junto a la noble familia, es condenado a llevar una marca de unión para que no olvidaran su castigo por no haber dejado que aquellos amantes fueran felices.

—"La maldición de las almas gemelas estará marcada en las futuras generaciones, como un símbolo de castigo por el pecado cometido". —dijo aquel mago de cabellos verdosos, divirtiéndose al ver la cara de la familia Hasegawa.

—"Si en 500 ellos no se reencuentran y son felices, no solo el pueblo perecerá, sino todos los humanos morirán debido a esta marca de castigo." —Habló aquella hada rosada, observando la angustia en la mirada de los habitantes.

Y, para evitar el caos en las futuras generaciones, los líderes de la familia Hasegawa se encargaron de cambiar la historia, rezando para que la humanidad no pereciera debido a sus errores.

Muchas veces el amor no es como realmente te lo cuentan. A veces suele ser una porquería que se instala en tu corazón sin previo aviso y hace que la persona caiga en un profundo sentimiento de apego hacia una persona en específico, la cual resulta ser alguien traicionero.

Pero Reki juraba que la traición nunca golpearía su corazón, pues nunca se imaginaría que su amante Langa Hasegawa tuviera sexo con alguien más que no fuera él. Pero ahí estaba, Langa metiendo todo su miembro dentro del cuerpo de aquella hermosa noble mientras ésta pedía por más.

A los 20 años, Reki sufrió cruelmente de una infidelidad por parte de su amante y único amigo de la infancia.

—¿Lo ves? Langa y tú pertenecen a mundos diferentes. Él es el próximo señor (líder) de la familia Hasegawa y tú solo eres un sirviente más. —Las palabras de aquella mujer le calaban al pelirrojo, pero tenía razón. Todos tenían la razón.

En el pueblo, todos miraban con resentimiento a aquel pelirrojo, pues creían que su homosexualidad se le había pegado a Langa.

—¡Enfermo! —Le gritaban mientras compraba algunas frutas para Langa.

—¡Si nuestro señor no tiene descendientes, será tu culpa! —Las señoras alejaban a sus hijos del Kyan.

Algunos niños le aventaban piedras y se iban corriendo, burlándose de que ellos no tenían "aquella enfermedad".

Todos en el pueblo lo odiaban, pero esto jamás le importó, pues tenía a Langa de su lado, pero ahora estaba completamente solo.

Langa y él no estaban hechos para estar juntos.

Y con aquel sentimiento de dolor, Reki tomó su última decisión.

—Perdóname, pero ya no quiero sufrir. —Aquella almohada que mordía impedía que alguien más escuchara los sollozos de Reki. En aquella noche de luna llena y de soledad, Reki dijo su última voluntad antes de su cuerpo cayera sin vida sobre el frío suelo de madera.