33. El perro rabioso

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Willow supo exactamente que era lo que iba a suceder en cuanto sus ojos vieron el cadáver de Skara, y decidió que nadie más que ella podría ponerle una solución.

King detuvo su carrera y de alguna manera terminó arrodillado a un lado del cuerpo que sólo podía pertenecer al amor de su vida.

Sus manos temblorosas buscaron un pulso y un latido con desenfreno sobre la piel pálida y tersa de la castaña. Sin embargo no hace falta aclarar que lo único que pudo percibir era la temperatura exageradamente baja de sus manos.

Muerta.

Aún así, el estratega limpió como pudo la sangre que manchaba sus mejillas. Skara hubiera servido como una auténtica copia de un vampiro de no ser por el hecho de que estaba bien muerta.

— Skar, Skara... - balbuceó tanteando el cuerpo con creciente desespero —. ¡No... No!

El puño cerrado de King decendió a centímetros del rostro de su novia, y golpeó el suelo con tal fuerza que todos los presentes oyeron los nudillos crujir.

— Estratega…

— Shh. - Willow detuvo las palabras de Lucia antes de que siquiera las formulara, y dió un paso hacia King.

— ¿C-como sucedió? .- preguntó con voz áspera y tensionada.

— Levi. - la voz de la más baja sonaba amenazante, sin embargo el estratega se incorporó y caminó hasta Lucia.

— Basta. - negó a Willow mientras se plantaba frente de Luz —. ¿Cómo sucedió? .- dijo esta vez con mas autoridad. Lucia habló intentando parecer calmada y dentro de sus cabales.

— Lilith le... Le disparó... A traición.- formuló respirando con profundidad.

— Y tú... ¿Donde estabas? .- King había apretado su puño derecho y estaba retrayendo su hombro lentamente, al tiempo que se inclinaba de lado a la chica. Justo como un animal salvaje a punto de saltar sobre la presa indefensa.

— Con Bo-oscha…

Antes de que el golpe le llegara sin aviso, Boscha se lanzó sobre King, evitando que la morena terminara lastimada y llevandose al suelo al estratega y a ella misma.

Nadie tuvo tiempo de nada, y como aquella vez hacia años, Boscha y King comenzaron a asesinarse a golpes, la primera en defensa propia y el segundo cegado por la ira, el dolor y la impotencia.

Los puños del mayor se sentían como piedrazos en todo su cuerpo, y por más que no quisiera herir a su amigo, si seguía sin defenderse terminaría peor que Skara.

— ¡King, detente! .- chilló, y por un segundo, creyó que le había obedecido.

Se incorporó, entendiendo que King no se había detenido por voluntad propia sinó por culpa de Willow, quien ahora forcejeaba con el rabioso chico e intentaba hacerlo entrar en razón.

— ¡Detente King! ¡Detente ya! .- le gritó Willow sacando su arma y poniéndola sobre la sien del mayor.

Pero no se detuvo, porque estaba fuera de si, porque ese no era él, porque King estaba teniendo el peor ataque de ira y destrucción en toda su vida, porque la persona que era su vida entera había muerto sola, desangrada, por un tiro en la nuca.

Willow lo miró a los ojos, supo que King no la estaba oyendo, o al menos, no la entendía. Supo que muy en el fondo de su ser, el pobre chico estaba acurrucado dentro de su mente, llorando desesperado porque todos sus caminos a la falicidad se habían esfumado por un simple accionar de gatillo.

— King, detente. - volvió a decir, sabiendo que no lo haría.

Su amigo estaba hecho una furia sobre ella, estrangulandola con sus manos e impidiéndole escapar. De esta no iban a salir.

— Lo siento. - balbuceó sin aire, con su mano temblorosa haciendo presión sin fuerza sobre su frente.

El sonido del gatillo la dejó sorda, y aún así supo que había resonado por todo el lugar, comprobando lo vacía y fría que era su realidad en ese momento.

Fría y cruel realidad.

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El constante pitido le estaba torturando la cabeza, hasta que se dio cuenta de que era su propio corazon latiendo desaforado en sus oídos.

Edric abrió los ojos de golpe, sin embargo sus movimientos fueron calmados y vagos cuando observó la habitación de hospital en la que estaba.

Se sentía un poco mareado aún, sin embargo, lograba distinguir pequeñas cosas al borde de su vista; una lámpara, un arma en la mesita de luz y unas piernas enfundadas en pantalones negros.

Parpadeó, enfocando la vista e ignorando el dolor de cabeza, hasta poder distinguir la figura de Confirmación dormitando en una silla a sus pies.

Aún en silencio, notó que estaba equivocado y la chica estaba despierta, puesto que sus párpados se levantaban cada tanto. De su antebrazo se extendía una larga canilla semitransparente que serpenteaba y daba vueltas hasta perderse de su vista.

Mas allá de la habitación, divisó por las ventanas del pasillo un cártel en el que se leía 'Emergencias Médicas'.

— Ya estas despierto, perfecto. - su voz se oyó cansada,

— ¿Qué sucede? .- murmuró su pregunta obervando de reojo a su compañera.

— Te balearon.

— Si... Eso si lo recuerdo. - dijo frotándose la cara.

— El resto no importa. - susurró incorporándose —. Debo irme ya, sinó estaremos en problemas.

— ¿Tienen mis datos?

— Los falsos, no te preocupes Blight. - dijo pasándole la planilla de expediente del hospital —. Todo está en órden, saluda al resto de mi parte.

— ¿Qué?

La vió tomar el arma entre sus manos con disimulo, y seguidamente y sin darle tiempo a reaccionar, se inclinó apoyando un brazo sobre la almohada y le dejó un casto beso en los labios.

— J vendrá a buscarte más tarde, cuando te den el alta váyanse del país.

Sin mas salió de la habitación, Edric observó aún en shock cómo dos policías caminaban junto a ella y la tomaban de los hombros, Amity le dedicó una última mirada al chico.

Sólo cuándo Confirmación hubiera desaparecido de su vista, notó que algo punzaba junto a su cuello. Se volteó en la cama y extendió el brazo, encontrándose con la punta del arma bajo su almohada.

— Maldita genia.

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Nuevo Plan || TOH AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora