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Los jadeos cada vez eran más notables en ambos jóvenes. Por suerte (en los primeros quince minutos) no tuvieron un encuentro con una de esas personas que salen esa noche a hacer sus locuras.

El par caminaban por una de las tantas calles oscuras que solo la poca luz de las farolas que había, lograba visualizar por donde daban sus pasos cautelosos.

La menor estaba que vomitaba del miedo. Había corrido tanto que su corazón latía a mil. Mal momento para ir en falda, por cierto.

En el transcurso de los minutos cada vez se iban alejando más y más del auto. Hasta cuando pudieron ver cómo había varias personas al rededor, unos golpeándolo con tanta furia; hasta el punto de prenderle fuego.

—Terror— murmuró ella chocándose con la espalda de su único acompañante. Éste no dijo nada ni se movió cosa que hizo que la preocupación de la más baja llegara.

Por curiosidad volteó a ver al lugar donde su amigo no apartaba su mirada. Y vaya sorpresa.

Había un grupo de chicos con armas y máscaras escalofriantes caminando, riendo a carcajadas a la dirección en donde estaban.

—Jake— jaló su camisa llamando su atención — Jake.— volvió a repetir con miedo.

Él suspiró y empezó a caminar con cuidado para que no se dieran cuenta de su presencia.

—No hagas ningún ruido — dijo él hablándole en su oído mientras que con lentitud y cautela; se iban alejando de los chicos quienes se acercaban.

Por milagro de Dios, vieron un camino bastante oscuro. En donde decidieron esconderse hasta que ellos pasaran.

—Oigan, ¿No les da olor como a perfume de chica? — habló uno de ellos, parado frente al callejón donde los dos amigos se habían ido. — ¿o solo soy yo? Diablos, huele rico; pero también da asco. —se rio el mismo por decir algo que sus amigos no le entendieron—. Mejor sigamos, debemos de acabar con ese maldito hijo de perra.

Deambularon bastante, incluso hasta sus pies ya dolían. No se toparon con ningún matón en el camino. Pero, como si lo hubiesen invocado; apareció uno con la máscara de Chucky frente a ellos.

Giró su cabeza a un lado y empezó a acercarse peligrosamente, alzó su mano mostrando en ella un cuchillo bastante grande y se lanzó encima de ellos. Ambos cerraron sus ojos esperando a sentir el golpe y las apuñaladas, las cuales nunca llegaron. Abrieron sus ojos con temor, encontrándose a un chico encima de aquel psicópata con mascara de un muñeco.

El joven desconocido se levantó y sacudió sus manos con sus pantalones. Había noqueado al matón quien estaba tirado en el suelo, inmóvil.

Aquel castaño sonrió de lado para luego esfumar la sonrisa y ver con cierta seriedad a los dos jóvenes que estaban atónitos mirándolo con susto.

—Di-Dios, mu-muchas gra-gracias — reverenció la joven varias veces hacia el joven desconocido.

— ¿Acaso no están participando de la purga esta noche? — preguntó con cierta curiosidad.

Los dos negaron.

Pudieron sentir cierta paz al ver un logo en el bate del chico el cual informaba de que no era un matón de la purga, sino aquellos de quienes atacaban a los que participaban en ello.

—Eres Anarquista ¿Verdad? — preguntó la de cabello largo.

—Así es— respondió con seriedad mirando sobre todo al chico quien frunció el ceño con cierto disimulo, y por ende, el que estaba frente a él no lo pasó por desapercibido—. Si no están participando en la purga, ¿por qué están aquí afuera?

12 hours :: Lee MinhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora