12 hours :: Lee Minho

6:00

Gracias al grito ensordecedor que hizo Saen, aquella maniática tuvo una breve desventaja en atacar. Logrando que Changbin se aprovechara de ello y la matara. Aquella joven, se coló a la droguería por la misma ventana en que el grupito de Lee Know se habían metido. Éste estaba curando la herida de Saen cuando esa mujer asoma su cabeza y logra entrar medio cuerpo; la pelilarga al darse cuenta, gritó; así logrando que los tímpanos de todos los presentes rechinaran dentro.

Al ver que el lugar no era seguro salieron de ahí. Quitando primeramente el cuerpo muerto de esa mujer que aún seguía en la ventana. Con ayuda de Jake, metieron algunos medicamentos, pinzas, alcohol y otras cosas más en una mochila que estaba escondida en uno de los estantes de la droguería. Ahora el castaño cargaba a la fémina en su espalda. La mente de la menor vagaba por toda aquella experiencia vivida en apenas seis horas. Apenas va la mitad. Faltan otras seis y se acaba esta pesadilla. 

La pequeña dejó salir un suspiro, donde el aire golpeó el cuello del castaño. Logrando que el cuerpo de Minho le pasara un breve escalofrío. Miró a la chica con el rabillo de su ojo, viendo como su cabeza estaba apoyada en su hombro izquierdo y sus brazos se descolgaban. Estaba fuera de sí.  Volvió la mirada al frente, observando la oscuridad de la calle. En su mente pasaba de cómo ha de sentirse la joven que está encima de él, donde ella nunca en su vida ha vivido algo como ésto, y, ser ésta la primera vez, viendo y presenciando matanzas de otros y de varias que él mismo ha hecho; entiende su punto de desconcertación y shock.  

—Iremos por algo de comida. —Changbin habló, rompiendo el silencio.

—¿eh? ¿y en dónde? ¿Estás loco Changbin? — preguntó su amigo un poco desconcertado, por lo que le parecía irónico ir a buscar comida en medio de este desastre. 

— no más que tú— le respondió— a la vuelta hay una tienda. Lo sé. Jake, ven conmigo— nuevamente jaló de la camisa del susodicho. 

—puedo ir solo, idiota.— con un movimiento de su brazo, zafó el agarre que el contrario le hacía. 

Caminaron a un paso rápido, dando la vuelta a la manzana para ir a la tienda donde supuestamente Changbin decía que había. Por si las moscas, tenían sus armas en mano por si algún enfermo de matar se le parecía en su campo de visión. Y no faltó el susodicho que apareciera por detrás de ambos. 

***

Minho dejó caer a Saen al suelo, ayudando a la menor a sentarse en el sucio andén que a la vez,  apoyando la espalda de la contraria contra la pared, puesto que estaba muy débil; él se sentó a su lado. — ¿te sigue doliendo? — preguntó señalando su pierna, donde ella asintió endeble. El silencio volvió a reinar, no hasta que ella lo rompió

—te me haces conocido ¿sabes?— volteó a mirarla— te he visto en alguna parte pero no recuerdo dónde. — suspiró, apoyando su cabeza en la dura y fría estructura de semento, cerrando levemente sus ojos. El contrario soltó un pequeña risa, que provocó un cierto desconcierto de la menor. — ¿de qué te ríes?— preguntó un tanto molesta. — ¡¿cómo puedes tener el descaro de reírte en medio de este catástrofe?! ¿eres loco o qué?— escupió con enojo. 

El castaño no borró la sonrisa de su pálido rostro y la miró fijamente, observando sus facciones de enojo en el rostro de la menor— te ves graciosa estando enojada— anchó su sonrisa, burlona. Saen hizo un amague de darle un golpe.— primero, — habló después de aclarar su voz— soy loco desde que nací— sonrió satisfecho al ver el ceño fruncido de la contraria—, segundo, te recuerdo que nos hemos visto en la escuela, en la secundaria— le dio un pequeño vistazo para volver a mirar al frente. Ella, lo miró expectante. Se acomodó para darle la cara y verlo correctamente