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Corrían tan rápido que en varías ocasiones la menor de todos se caía; sus piernas estaban tan cansadas que flaqueaba. Además de la velocidad a la que iban, que varías veces se quedó atrás.

«me falta hacer más ejercicio» pensó aún corriendo agarrada de la mano de su mejor amigo.

Y atrás suyo; un grupo de maniáticos que los perseguían con navajas, machetes y cuchillos en mano. Sus mascaras era tan horribles que solo mirarlas te dejarían en shock, además de que estaban untadas de sangre humana; más escalofriantes se veían.

—no... no aguanto— jadeó Saen.

—Saen, no puedes decir eso, joder. Estamos siendo perseguidos por unos asesinos, no es uno ni dos, ¡son varios!— Jake vociferó sin parar de correr.

Changbin pudo mirar aquel almacén que lo conocía tan bien. Codeó a su amigo señalando el lugar con su mirada. Su compañero entendió y, tomaron un camino que no lo llevaran directamente allá, para que así, el grupo de matones los perdieran de vista, cosa que logró hacerlo.

Saen se tiró al piso cansada, estaba agotada de tanta corrida, además sus manos estaban raspadas al igual que sus brazos y rodillas. Le dolía.

—ten— el castaño le tendió una botella de agua que nadie supo de dónde la sacó

—¿de dónde la sacaste?— preguntó la pelicastaña sentándose correctamente.

—del trasero—respondió sarcástico, provocando que la menor rodara sus ojos y negara con un tez de asco. — ¿la vas a tomar sí o no? — la chica asintió. Éste, le tiró la botella, cayendo en el regazo de la que estaba sentada en el piso. — en la cajuela de la parte de atrás hay agua— le indicó a su amigo. El contrario sin dudar fue directamente al lugar mencionado, sacando dos botellas, una para él y la otra para el desconocido llamado Jake.

Los minutos pasaban; pero se sentían como si fuesen horas. La menor de todos estaba mordiéndose las uñas al ver como aquel llamado Lee no llegaba. Y Jake, estaba al rincón del almacén, ensimismado.

—tranquila, todo va a estar bien— habló Changbin, tratando de consolarla. — lee know es bueno en ésto. Es como un «experto»— con sus dos dedos hizo comillas.

—¿«Lee Know»? —preguntó confundida.

—así le gusta como lo llamen— aclaró— su nombre real es Minho, Lee Minho. — presentó al mencionado. — él sabe estas cosas, Saen. No te imaginas como es capaz de enfrentar a tantos psicópatas enfermos por ver morir a otros en su propias manos él solo.

Saen asintió comprendiendo un poco, se le hacía raro pensar e imaginar cómo alguien era capaz de vencer a varias personas fans del sufrimiento; él solo, sin ayuda.

Unos golpes en la puerta del almacén hicieron que todos tres voltearan a ver hacia aquella dirección. Saen con miedo; Jake curioso y Changbin contento. El último se levantó con rapidez y abrió la puerta; ahí, estaba su mejor amigo y compañero parado. Una sonrisa se le dibujó en su rostro al verlo sano y salvo, como siempre.

—volviste— dijo

—ya lo sé— entró, pasando por un lado del más bajo— es hora de irnos, no tenemos mucho tiempo y, no nos podemos quedar aquí, es peligroso.

—pero sí...

Minho interrumpió a la joven— ¿quieres morir aquí dentro o qué?— la de cabellera larga suspiró— vámonos. — volvió hablar con su semblante serio para luego dar la media vuelta y salir por la misma puerta a la que había entrado.

***

La piel de su rostro se volvió más blanca de lo que era. No podía decir que era del mismo color de la pared a su lado, puesto que ésta estaba manchada de sangre que Minho había provocado. Una mujer con vestimenta rasgada y maquillaje diabólico se le acercó a los cuatro. Tenía una escopeta en sus manos, apuntando directamente a la menor.

Por acto reflejo, Minho apartó justo a tiempo cuando la bala salió. La más baja cayó al suelo, otra vez mientras que Minho peleaba con aquella mujer loca. Le pudo arrebatar su arma de una patada que le dio en su muñeca, para luego dispararle con la misma en su pecho, directamente en el corazón.

Saen miraba aterrorizada al castaño quien estaba manchado de aquel líquido rojo espeso. El olor metálico de la sangre ya la tenía mareada y le daba ganas de vomitar.

Con un gesto tranquilo miró a la joven quien estaba escondida detrás del cuerpo de su mejor amigo. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, pero no dejaba salir algún sollozo para que nadie la mirase llorando o se dieran cuenta de que lo estaba haciendo.

Volvió su mirada al frente para empezar a caminar. Los otros tres le siguieron, aunque Saen y Jake unos segundos después.

—todo va a estar bien, Saen. Te protegeré, lo prometo— soltó meloso, provocando que el pequeño corazón de la menor se encogiera. — no permitiré que te hagan daño, ni te dejaré tocar de ese...— miró a Minho—, no me da buena espina ese idiota.

—gracias, Jake— agradeció.

—hey— Changbin llamó a su amigo, pero éste lo ignoró por completo. — oiga, te estoy llamando. Minho. — volvió hablar pero recibió el mismo silencio. Prefirió guardar silencio ya que el rostro serio del mayor le daba un poco de escalofríos.

Los dos ajenos alcanzaron al par  que iban delante. Saen miraba al piso, ya su llanto paró pero el miedo aumentaba con cada paso que daba. Jake por su parte, miraba con recelo los dos hombres que iban caminando en silencio por delante.

Saen, ella, nunca en su vida a vivido algo así, ni mucho menos ver a alguien morir, ser asesinado frente a sus propios ojos. No le cabía en la mente recordar aquella escena que Minho realizó. Por un lado le agradeció de haberla salvado de una bala que iba justo a su frente; pero por el otro lado, no le gustó cómo la había matado. Pudo dejarla herida o algo para que siguiera viviendo, pero no, prefirió matarla.

Aunque sabía perfectamente que en esta noche el que participara de la purga, sea quien sea, jugaba con su vida.


O_o 

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O_o 

hello. Siguen aquí? 

Este cap estuvo suave ¿no? 

nos vemos en el próximo

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                                                                                      —Leen >.<

12 hours :: Lee MinhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora