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Las clases en el instituto para mi son demasiado fáciles. Nunca saco malas notas y por eso no me gusta que padre quiera obligarme a dejar de asistir para tener un profesor único y privado en casa, siendo así que no podría salir nunca, ni para respirar cinco minutos tan siquiera.

Todas las que han pasado hasta ahora, siendo cuatro en total más la hora del almuerzo, me he centrado en no dejar nada pendiente para cuando vuelva a casa y así tener tiempo para que no se en que lo malgastaré dado que no podré salir porque está enfadado conmigo y todo en tensión.

Ahora mismo estamos en clase de gimnasia, siendo que los veinticuatro que estamos en clase nos encontramos sentados en circulo, envueltos en un silencio demasiado aburrido mientras hacemos meditación para enseñarle a nuestras mentes a permanecer en una calma que yo no logro obtener, más que nada porque es imposible, no logro concentrarme y me distraigo tan fácilmente que miro a todas partes en lugar de cerrar los ojos y tratar de meditar como todos los demás.

Fijando mi atención por un momento en mi único y mejor amigo, Jisung, le veo tan tranquilo en su intento por concentrarse en la meditación que creo que incluso se ha quedado dormido, de forma profunda, siendo que su respiración hace que su abdomen se mueva pausadamente, tan tranquilo que podría ser.

Cruzando de mejor forma mis piernas contra mi cuerpo, apoyando mi mejilla izquierda en una de mis rodillas, me permito distraerme por un momento, mirando hacia un lado de esta inmensa pista que es donde nos encontramos, deteniéndome en ello al ver que algo, alguien más bien llama de tal forma mi atención que lo primero que hago ahora es buscar a Sejun, no viéndole por ninguna parte en absoluto.

Ahora miro a mi profesor, quien también se mantiene con los ojos cerrados, tan metido de pleno en esto de la meditación que mientras me pongo en pie, siendo cuidadoso, no se da cuenta de mis movimientos tan seguros como tranquilos, al igual que cada paso que doy en dirección opuesta a donde todo el grupo que es mi clase se encuentra. Me dejo guiar por mi curiosidad, por saber si realmente no es mi imaginación y el aburrimiento lo que me hizo ver algo que realmente no está tan cerca ni realmente como creo ver. Con cada paso que doy, estando cada vez más lejos de mi clase y mi profesor y más cerca de a quien he visto, puedo confirmar que no ha sido una ilusión ni producto de mi imaginación, siendo real que el mismo al que vi dispuesto a saltar por ese puente está en mi instituto, al otro lado de la verja por la que muchos se escapan puesto que está rota.

— ¿Cómo sabe donde estudio? —es lo primero que pregunto, deteniéndome a escasos pasos de él —¿me está acosando o algo parecido?

Él por su parte tan solo se limita a negar, con una sonrisa que se que se mantiene en su rostro porque se refleja en sus ojos, en las pequeñas lineas de expresión que en ambos lados de los mismos se mantienen ahora, no pudiendo verlo en sus labios por la mascarilla negra que lleva ocultando la mayor parte de su cara, impidiéndome una vez más poder verle.

— ¿Por qué viene hasta aquí entonces y se mantiene oculto bajo esa mascarilla? —pregunto, curioso —le salvé de morir, podría al menos permitirme verle.

— No quiero que me veas —inclino levemente mi cabeza, curioso por su negativa —tampoco quería que me salvaras la vida. Pero lo has hecho y quizá debería ser educado y agradecértelo. Cruza a este lado, iremos a un lugar.

— No puedo irme —señalo a mi espalda —estoy en mitad de una clase y si mi padre se entera estaré castigado de por vida. Ya está enfadado por haberme escapado anoche y eso que no sabe que te salvé la vida.

— Eres joven y terco —puntualiza —tu mismo si quieres o no venir. Sigue siendo un niño bueno al que papi podría castigar, al cual tiene a su merced, impidiendo que cumpla sus sueños de ir a la universidad.

Apareciste tú //Sanwoo//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora