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Mis pies se sienten como si fuesen de plomo con cada paso que doy. Mis brazos se sienten tan cansados que mantenerlos pegados a estos libros que sostengo me sorprende que pueda ser posible. Con pesadez, sin ganas y con demasiado cansancio, camino por este pasillo dirigiéndome a mi clase de matemáticas, incapaz de alejar los recuerdos de la conversación de ayer con San, más esas palabras que con tanta firmeza dijo hacia mi persona, molestándome hasta el punto que no se ni como pude reaccionar de esa forma en que lo hice.

No iré si tu me lo pides con esas palabras tan crueles y preocupadas Wooyoung —habla tan tranquilo —pero si será un problema si me señalan como un cobarde. Lo solucionaré, pero tu tendrás que hacer algo por mi a cambio.

¿Qué es lo que pretendes que haga? —me cruzo de brazos —ni sueñes con engañarme para que mate a alguien solo porque te divierta o no quieras hacerlo tu. Quiero ser médico como bien sabes y salvar vidas, no arrebatarlas. ¿Podria estar tu conciencia si es que la tienes tranquila si me obligas a asesinar a alguien?

Mi conciencia estaría muy tranquila —confiesa seguro —pero no es eso lo que quiero que hagas a cambio por mi. Si se trata de lo que soy, pero no tendrás que arrebatar una vida, no te preocupes.

¿Entonces que es lo que quieres que haga? —le miro fijamente —te recuerdo que tengo diecisiete años y que no soy como tu. No soy un demonio que hace cosas crueles por diversión.

Wooyoung quiero que dejes de pensar —me gira haciendo que le de la espalda —tu cabecita trabaja demasiado y no me gusta que te agotes así. Será algo sencillo. Yo te daría la dirección y tu le dejarías claro que si juegas con fuego, te quemas.

No comprendo —me detiene apretando sus manos en mis hombros —no vas a quitarme la tensión apretando mis hombros Choi San. Quieres que intimide a una persona sin ver si valgo o no para eso.

Vales para eso y para lo que te propongas hacer Wooyoung —sus dedos suben a mi cuello —no te infravalores tan pronto. Es una tarea sencilla realmente. Tu vas a la dirección que te daré mañana a la mañana. Ve después de tus clases. Llamarás al timbre y si te abren sus padres dices que vas a su instituto. Se lo creerán por el uniforme y te dejarán pasar. Cuando estés en su habitación le darás lo que yo te de y te marcharás. Comprenderá de que se trata nada más lo abra y tu podrás vivir con tu conciencia intacta y limpia. Nada más. ¿Trato hecho?

Negando me giro donde me encuentro, apartando tan rápido sus manos como me he girado, no controlando mi equilibrio de tal forma que nuestras narices se unen en un roce, al igual que nuestros labios, apartándome tan rápido que no dudo en abofetear su mejilla, incluso golpeando ahí donde tiene parte de las secuelas que ha dejado el disparo que mi hermano hizo real, corriendo hasta esta habitación donde me encierro, no queriendo saber nada de nadie, dejándome caer a la cama, abrazándome a mis piernas al mismo tiempo que trato de controlar mi respiración acelerada, la falta de aire que poco a poco se va haciendo notable, doliendo tanto como molesta es la situación.

Sentándome en mi lugar, dejando mis cosas sobre la mesa, puedo sentir la atención de Jisung puesta por completo en mi, mirándole también, tratando como me sea posible dejar la tensión a un lado para que no la note y me interrogue queriendo saber que me pasa para estar así de este modo.

— ¿Te has peleado con tus hermanos? —le miro confuso —siempre que estás tan serio es porque uno de tus hermanos se ha enfadado contigo por algo, siendo que peleáis. Seguro que cuando vuelvas a tu casa os arregláis, te cuidan y protegen siempre por eso eres el único que viene con escolta al instituto.

Si vengo con escolta al instituto no es por lo mucho que mis hermanos me quieran cuidar, sino para evitar que algún idiota sin corazón me haga daño vengándose de mi padre. Para colmo el que ahora me trae es esa posible persona que puede hacerme realmente daño sin importarle en absoluto.

Apareciste tú //Sanwoo//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora