Aunque te mueras por volver

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Habían pasado dos semanas desde que ocurrió la fatalidad. Ahora estaban cada quien, en sus respectivos hogares, pasando las vacaciones con sus familias. Sev y Lily, estaban en la casa de ella, tratando de disfrutar los días de descanso juntos, topándose al principio con las injurias de Petunia sobre su relación, que no había cambiado nada, pero al parecer ella había pensado que sí, lo que terminó en una incómoda charla y una nueva cercanía entre todos ellos una vez que supo de la situación.

Ahora no dejaban que eso les molestara demasiado, pues pasaban los días distrayéndose con mil cosas tratando de no pensar en ciertas personas...

Personas que, por cierto, habían tratado de contactarlos desde hace dos semanas para según ellos «disculparse», pero ni Severus ni Lily estaban de humor de escuchar palabras vacías por los supuestos hombres de sus vidas.

No, la línea había sido cruzada y nada haría que ellos los perdonaran... 

Ni sus palabras tiernas, ni sus detalles, y mucho menos los sentimientos de pérdida que sentían al recordar todo lo que ya no sería.



...



Dos semanas antes

James miró por donde se había ido Lily, estaba congelado en su sitio, todo se había ido al diablo frente a sus ojos, y por su culpa, pues él había traicionado la confianza de Lily, incluso de Severus, que, si bien no eran amigos, sí había aprendido a respetarlo.

El pasillo se hundió en un silencio sepulcral, ninguno queriendo romper el aura de vacío que había caído sobre el lugar por miedo a desatar una desgracia a un peor que la que acaban de presenciar.

Narcissa, por su parte, estaba confundida, la información le había sorprendido bastante, pues ella se jactaba de saber todo acerca de todos y no saber que a su primo le gustaba Severus era inaceptable, aunque no del todo, ya que esos dos siempre habían tenido algo, no sabía qué, pero algo muy turbio ocurriendo entre los dos, sólo que no se imaginó que fuera eso.

Y se imaginaba que esta era la peor forma de enterarse a juzgar por el estado de shock de todos, exasperada se dio la media vuelta y salió de ahí, alguien tendría que advertirle a Severus que todo se había ido al demonio y tendría que ser ella, antes que alguien pensara en hacer algo estúpido.

Una vez que Narcissa se fue, Lucius se armó de valor y se aclaró la garganta para manifestar el pensamiento colectivo de todos en ese momento.

—Qué imbécil eres, Potter.

James salió de su ensimismamiento muy ofendido, listo para pelearse con el Slytherin hasta que una mano en su brazo lo detuvo, era Remus, quien lo veía con la expresión más decepcionada que jamás le había dedicado en todos los años de conocerse.

—Pero ¿Qué hiciste? —susurró, apretando más el agarre.

James evito su mirada, pues ni él sabía qué había hecho, sólo que todo había salido tan mal, que ahora Lily lo odiaría para siempre, sin mencionar que Severus lo despellejaría vivo por decir su secreto a los cuatro vientos.

Volteo para ver a sus otros amigos para que le dieran algo de apoyo, pero ambos tenían expresiones de shock ante lo que había ocurrido y, de culpa, pues ese era el resultado de saber de más y las consecuencias de ir por la vida hablando sobre la vida de los demás. Ellos no tenían derecho a saber ni divulgar cosas sobre Severus. Ahora la vida les había cobrado el ser tan inconscientes. Entonces, James entendió la gravedad de lo que había hecho, no sólo a él o a Lily, pero a todos los involucrados al traicionar tan campalmente su confianza como si fuera cualquier cosa.

Quédate esta noche (Severus x Sirius fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora