Hijo de la luna

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Severus no le había contado a nadie lo que pasó ese día en el bosque, para él, hasta se puede decir que había sido un evento sin importancia, además, no lo había vuelto a ver desde entonces. Ya habían pasado dos semanas en las que iba cada tercer día para practicar su transformación. Todavía sin ningún resultado, pero tenía esperanzas aún.

Esa noche haría otro intento en el lugar de siempre, esperaba que algo cambiara para poder iniciar por fin todo el proceso de transformación. No era justo que su temperamento volátil fuera un impedimento. Aunque, si era sincero, la verdad es que sí habían ayudado en pequeña medida estas salidas nocturnas. Se sentía un poco más tranquilo, aunque no se la ponían fácil tampoco.

—¿Cómo vas con el tuyo?

—¿Bien? —La verdad que Cuidado de Criaturas Mágicas no era lo suyo, pero nadie había muerto aún, entonces todo bien. La lección de ese día era sobre bowtruckles, los cuales verían por una buena parte del curso, eran unas pequeñas criaturas que vivían en los árboles que, además, eran bastante parecidos a estos.

—El mío está haciendo un baile raro, ¿crees que sea algo malo? —Y con razón, el bowtruckle de Lily saltaba en el lugar haciendo una especie de danza.

—Se supone que son felices, ¿no?

—Bueno, sí, supongo.

—Entonces deja que sea feliz —concluyó encogiendo los hombros, mientras no se le abalanzara a los ojos todo estaba bien.

—Y, ¿Cómo vas con... ya sabes? —susurró tomando notas del comportamiento de su bowtruckle.

—Igual —respondió solemne—. Necesito calma, y no es como que tenga mucha estos días.

Lily lo miró con simpatía y cambió el tema para no amargar a su amigo. Pues, sabía que el fracaso no existía en su vocabulario.

**************

—Sólo mírenlo, está todo el día pegado a Lily, ugh, ¡maldito Quejicus! —rechistó James, observando al par que se había alejado para conversar.

Remus, ya acostumbrado se limitó a ignorarlo, mientras se apartaba un poco, cuidando que el profesor Kettleburn no se diera cuenta para sacar una carta de su túnica. Le había llegado en el correo de la mañana y no la había abierto, pues no sabía de quién era.

Me pregunto si te puedo hacer aullar como lo hago en mis sueños, 

si te puedo hacer gemir sin necesidad de desprecios.

—L

Los colores se le subieron a la cara por el contenido de la carta, quién sea que se la haya mandado era bastante liberal con sus sentimientos. Pero, había un detalle que no pasó por alto, el término «aullar». ¿Acaso sabía que era un hombre lobo? O ¿solo era una forma de decir que lo haría gritar? El pensamiento lo ruborizó más y mejor la guardó para poner atención a su bowtruckle.

—Remus, ¿podrías ayudarme con el mío?, creo que está haciendo algo raro —preguntó Peter avergonzado por necesitar ayuda.

—Claro, Pete —Sonrió amablemente y fijó su vista en el bowtruckle de su amigo, este se veía bastante enojado por algo y estaba a la defensiva de cualquiera que se le acercaba. Lo observó detenidamente con el ceño fruncido, hasta que vio una pequeña cuerda atrapada en sus patitas. La retiró con cuidado de no alertar a la criatura y al instante se calmó.

—¡Wow! Muchas gracias, —asintió y se concentró en terminar su propio trabajo, evitando pensar en la nota y en sus amigos.

Mientras James seguía quejándose de la existencia de Severus y de su amistad con el "amor de su vida". Sirius, igualmente los observaba, aunque no por las mismas razones. Su curiosidad por el Slytherin se había disparado desde su encuentro en el bosque prohibido. Claro que no había sido la gran cosa, pero aun así no podía dejar de pensar en su interacción; es más, se lo llevaría a la tumba, pero es que Snape olía bastante bien, una combinación de frutas del bosque y jazmín.

Quédate esta noche (Severus x Sirius fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora