Mala Fama

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Había pasado mes y medio desde que  Sirius descubrió su atracción por Severus Snape, desde entonces lo estuvo evadiendo, incluso como Canuto, y no sabía si seguiría con el plan de descubrir su secreto, todo se había complicado de repente.

Incluso en pociones, trataba de hablarle lo menos posible, por eso y porque sospechaba de la persona de la que Snape estaba interesado.

Igualmente, había notado cierto cambio en sus amigos, ya no era lo mismo de antes...

James pasaba tiempo con Lily y esta vez sin acosarla, aunque, todavía no eran pareja ni nada, pero si todo salía bien, tal vez pronto se lo pediría. Remus, por su parte, traía un humor de perros siempre que leía unas cartas, no quiso preguntar, pero sólo porque su amigo lo había amenazado con la mirada la primera vez. Y, Peter estaba suspirando todo el tiempo, melancólico y distraído, igual había tratado de hablar con él, pero cada vez que lo intentaba le sonreía tristemente y decía que no tenía nada.

Todo parecía haberse ido al diablo en cuestión de nada, no hallaba como ayudarlos si tampoco podía ayudarse él. Y, no importaba con cuántas chicas se acostara, se sentía raro, como si se estuviera traicionando, pero parece que lo peor vino cuando trato de acostarse también con chicos y aun así ninguno le despertaba nada como lo hacía esa serpiente tan solo con su mirada.

Él era el gran Sirius Black, no podía dejarse vencer, sobre todo si ni había luchado, pero ¿Cómo luchas contra un enemigo invisible y totalmente desconocido?

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Bueno, muchas cosas habían pasado en ese mes y medio, por ejemplo, Severus sostenía la hoja de mandrágora en la boca desde la última luna llena, y ya en una semana podría empezar a preparar la poción definitiva. 

Le sorprendía que no hubiera pasado nada que pudiera interferir, pero mejor para él, pues incluso los merodeadores dejaron de molestarlo. Aunque, eso puede ser porque Potter estaba detrás de Lily de forma más eficiente, y los demás estaban ausentes por quién sabe qué.

El único que no le sorprendía era Lupin, puesto que, con Malfoy mandándole cartas siempre que podía, el pobre seguro estaba con el pendiente de saber quién era el loco que la enviaba poesía erótica y además sabía su secreto.

Pero, no eran los únicos raros, porque su amigo Barty también actuaba extraño, bueno más extraño de lo normal... Siempre parecía que estaba perdido en sus pensamientos, y Lucius bueno ni se diga, no necesita explicación.

Las únicas que parecían disfrutar la vida a sus anchas eran las hermanas Black, y eso a veces porque Andrómeda y Bellatrix son como el agua y el aceite, no pueden tener una conversación decente sin terminar gritándose una a la otra, mientras Narcissa era la mediadora cuando la atrapaban desprevenida.

Regulus, por su parte, seguía siendo un exitoso buscador, estudiante y un buen amigo... Ya que, por fortuna a él no le interesaban los temas del amor, o bueno quizás consideraba que nadie en Hogwarts era digno de él. Quizás nunca lo sabremos.

En fin, todo estaba saliendo de acuerdo al plan, en una semana, podría transformarse y ser oficialmente un animago. Sin embargo, otra cosa que había notado era que su amigo peludo ya no se aparecía, era como si se hubiera desvanecido, no lo admitiría en voz alta, pero si extrañaba su compañía cuando iba a meditar al bosque.

A veces tenía el presentimiento que se estaba perdiendo de algo, no sabía qué, pero la incertidumbre se apoderaba de su corazón por momentos.

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Remus estaba en la biblioteca, terminado un ensayo de Astronomía, a la vez que trataba de no pensar en cierto asunto que ya hace tiempo lo tenía con los nervios de punta.

Quédate esta noche (Severus x Sirius fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora