Detrás de tus palabras

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Peter había salido de ahí tan rápido como pudo, pues no podía soportar por mucho tiempo la indiferencia de Barty, no después de todo el tiempo que habían pasado juntos, pensando que tal vez todo iría bien a partir de ese momento.

Había corrido por los pasillos hasta llegar frente a un cuadro familiar, después de hacer cosquillas a la pera, había entrado para encontrarse con los elfos domésticos preparando la cena, quienes al verlo se sorprendieron y empezaron a darle pastelillos para que comiera.

Decaído, pero agradecido, tomo los pastelillos y empezó a comer, sintiéndose miserable consigo mismo. No podía dejar de pensar en su amado, y el triste desenlace que habían tenido a pesar de todo el esfuerzo que había puesto en su relación. Los amigos de ambos los habían apoyado, sus padres estaban enterados también... no entendía qué es lo que había cambiado en el otro para mandar al diablo su tentativa amistad, y no podía evitar pensar que quizás al final el Slytherin se había aburrido de él.

Lágrimas se hicieron presentes en sus ojos, bajando por sus mejillas lentamente, mientras trataba de reprimir los sollozos que querían salir comiendo su pastelito. Pensó que todo iría bien, que por fin su vida empezaba a arreglarse, y sin más, todo se había arruinado de la nada.

Suspiró profundamente, intentando calmarse, quizás podría hablar con sus amigos para tratar de arreglar su problema, ellos siempre sabían qué hacer, o bueno quizás los Slytherin sabrían qué hacer, ya le contaría a Remus para que hablara con su novio.

—¿Bien...? —una voz lo sobresaltó, haciendo que chillara por la sorpresa y volteara rápidamente para ver quién había entrado.

Frente a él estaba el mismísimo Severus Snape, con una ceja arqueada y los brazos cruzados firmemente en su pecho.

—Uh-h S-snape —tartamudeó, pues si bien ya no molestaban hace mucho al Slytherin, las cosas no habían terminado exactamente bien del todo.  

—Pettigrew —respondió el otro.

Ambos se miraron incómodos, puesto que nunca habían interactuado realmente. 

—Y... ¿Cómo estás? —murmuró el pequeño Gryffindor con nerviosismo.

El Slytherin lo miró extrañado, analizándolo con detenimiento, sólo encogió los hombros y se sentó junto a él en la mesa, tomando uno de los pastelitos, y empezando a comer.

El silencio se hizo presente entre ellos, mientras los elfos domésticos continuaban con sus labores en la cocina, a la vez que rellenaban sus platos con más pastelitos cuando pasaban por su mesa.

—Supongo que bien —contestó Severus después de un largo silencio, con la vista fija en el plato frente a él.

El Gryffindor lo observó atónito, ya que el Slytherin siempre se le había hecho alguien muy frío e inaccesible, asintió lentamente y continuó comiendo, tratando de no molestar a su acompañante.

Severus, por su parte, estaba en la situación más incómoda de su vida, ya que, como su acompañante, no se sentía cómodo estando en la presencia de alguien con quien nunca había convivido. Eso, hasta que recordó la charla no tan amistosa que había presenciado entre el Gryffindor y su amigo Barty, por lo que pensó en preguntarle sobre aquello, aunque la verdad no sabía si quería meterse en eso, incluso si el otro Slytherin era amigo suyo.

—Así que...

—B-bueno...

Ambos hablaron al mismo tiempo, interrumpiendo la oración del otro. Peter, decidió dejar que el otro hablara primero, pues conocía su temperamento.

Severus, al ver que no podía echarse para atrás, decidió sacar la duda que tenía desde que los vio discutiendo en el pasillo.

—Y... u-uh —Severus Snape, en ese momento se dio cuenta que no sabía cómo mantener una conversación con otra persona que no fuera Lily y sus pocos amigos en Slytherin.

Quédate esta noche (Severus x Sirius fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora