La sombrilla bajo la lluvia

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Holi de nuevo, se que me tarde mucho en actualizar, la verdad no había estado bien, creo que este capitulo quedo cortito, pero prometo hacer más largo el siguiente y tardar un poco menos en traerles uno nuevo.

Y pues bueno no les digo nada más, disfrútenlo y nos vemos al termino

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La luna brillaba en lo alto cuando XiChen deslizó la puerta del cuarto. La costumbre dictaba que no podían dormir juntos el día previo a la boda, pero durante los últimos cinco días había pasado abrazado a la cintura de A-Yao que su cuerpo lo extraño enormemente. Así que decidió salir a caminar.

Caminó por los pasillos de la casa y atravesó el patio, el viento le golpeó su cara y en medio de la oscuridad, distinguió dos figuras hablando, uno era A-Yao y el otro el señor Xin. Una extraña sensación se instaló en su pecho, era como ver un recuerdo del pasado sobrepuesto sobre el actual, sólo que aquí no había un pasillo dorado y el hombre que hablaba con A-Yao era otro. Con la inquietud presente, continuó sus pasos hacia ellos.

—¿Pasa algo? —preguntó alertando a los dos.

—Amo —saludó el señor Xin cuando lo vio —le preguntaba al joven amo si necesitaba algo—explicó el hombre.

—Está bien, si necesita algo yo me haré cargo, puedes ir a descansar —dijo XiChen mientras rodeaba la cintura de A-Yao con sus brazos.

—Gracias por tu amabilidad —dijo A-Yao al hombre.

El señor Xin asintió y se retiró.

El silencio se hizo presente entre ellos. A-Yao levantó la vista hacia el apuesto rostro de XiChen que aún parecía algo tenso y recargó su espalda en su pecho.

—¿No podías dormir? —preguntó A-Yao.

—No —contestó XiChen simple.

Bajó la mirada a los ojos ámbar que le miraban con total interés. Borró la expresión hostil que se había dibujado en su cara y la cambió por una sonrisa. No era la primera vez que los veía hablar de una forma sospechosa, pero, mientras miraba esos ojos, decidió ignorar las precauciones. El señor Xin era su empleado, no era el líder Su, ni un discípulo de la secta Jin que conspiraba en secreto con Jin GuangYao.

Colocó un beso corto en su cuello y acarició su vientre con suavidad, pudo sentir un pequeño golpe en su palma. La sorpresa se reflejó en su rostro, todas las veces que había acariciado ahí, jamás lo había sentido golpear, era su poder espiritual quien lo buscaba, pero esta vez el toque había sido simple. Miró a A-Yao, sus mejillas estaban rojas y había una tenue sonrisa en sus labios.

—Todo el tiempo se mueve —dijo con timidez —A veces es más fuerte... creo que te reconoció.

XiChen tomó su rostro y le besó con ternura, ver a A-Yao de esa forma, era la cosa más dulce. Se giró y atrapó a A-Yao entre el árbol y él.

—A-Yao —susurró entre el beso —A-Yao —lo volvió a llamar.

Besos cortos y húmedos acompañaron sus susurros. Nunca había sentido miedo, pero ahora le asustaba no poder volver a mirarle, no poder estar cerca de él más. Después de la boda se marcharía con un futuro incierto, sin tener la certeza de volver y, aun así, quería tallar en su memoria el rostro de A-Yao, el sabor de sus labios y la suavidad de su piel. La bella forma en que su vientre crecía y como se sentía el movimiento de su hijo en su mano.

Los besos terminaron y colocó su frente sobre su hombro, aferrado aún a la pequeña figura del hombre que amaba.

—Debí irme contigo —dijo XiChen de pronto —En aquel entonces, debí decir que sí... dejé que WangJi te lastimara y yo...

Aún después de la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora