Torrencial

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Holi a todos, tarde un poco pero he vuelto.

Aquí les traigo otro capítulo, no explico mucho de este al principio solo que va a haber contenido no apto para todo el público XD, porque si no los voy a espolvorear y a mí no me gusta espolvorear a la gente, pero esperen mis notitas finales.

Bien vamos a eso, recuerden que esto está hecho sin fines lucrativos, solo es por diversión.

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La lluvia no cesó durante los siguientes días, es más hasta arreció. Entre sueños XiChen la escuchaba como una suave melodía que lo invitaba a seguir durmiendo, solo abriendo sus ojos de vez en cuando, solo para , toparse con el rostro de una mujer que no conocía. Buscaba breves momentos el rostro que él deseaba ver. Pero la fiebre y el adormecimiento lo vencían llevándolo de nuevo a los brazos de la cama.

_ ¿A-Yao? - preguntaba cada que la mujer le llevaba de comer, pero la mujer nunca le respondía.

A la quinta tarde las cosas cambiaron, sus ojos entre sueños vieron entrar por el que preguntaba. Sintió como sus manos tocaban su frente y rostro con suavidad.

_ Ya no hay fiebre - lo escucho decir.

_ Bien - la voz de la mujer era esa entonces - sé que podrás hacerte cargo.

_ Si - dijo A-Yao - ve con bien.

XiChen se dejó perder de nuevo en los sueños.

Sus dedos se deslizaron por la citara produciendo un tenue sonido, estaba prohibido estar despierto después de las nueve de la noche, pero francamente a él no le importaba nada ya, no le importaba si quiera si aquel sonido podía despertar a las demás personas, si con eso podría acarrear un castigo, estaba cansado de seguir sus principios, de hacer caso siempre a aquello que le habían establecido. Si no hubiera sido así él... si no fuera por eso entonces.

¿Qué? No habían respuestas claras, nunca las había habido, solo estaba el silencio y la incertidumbre de la nada...

_ A-Yao - susurro suave y se aferró con fuerza al instrumento.

Entonces sus ojos se humedecieron, con el anhelo impregnado en el pecho. Deslizo una vez más sus dedos sobre las tensas cuerdas. Sus ojos se abrieron cuando una figura conocida apareció en medio del Hanshi.

Trastabillando se levantó de donde estaba sentado, apenas con la prisa pudo acercarse a aquel que estaba ahí. Sus manos desesperadas buscaron tocarle, pero estaba hecho de aire. Durante tres años le había estado llamando, sin obtener ninguna respuesta y ahora, las palabras se habían quedado atrapadas en su boca.

Una suave sonrisa se instaló en el rostro ajeno y eso basto para que sus ojos se llenaran de lágrimas. No podía tocarle, no podía sentirle, no estaba en realidad, no era más que el espejismo de alguien que había estado vivo.

_ Vuelve... Si vuelves te juro que... yo ya no... ni una pregunta, lo juro...

Volutas de luz rodearon aquella imagen fantasmal y entonces esta pronto desapareció, dejando a un XiChen envuelto en lágrimas en medio del Hanshi. Si los dioses podían cumplir en él, el milagro que habían hecho con su hermano, entonces él cumpliría su juramento.

Esto lo recordó muy bien, la vez que lo encontró, cuando sus ojos se cruzaron y pudo comprender que él había vuelto, entonces se alejó, porque no estaba seguro de no poder cuestionar. Se alejó porque su pecho le palpitaba de tal manera que era descontrolada. Había guardado aquello durante años, aquel secreto profundo que nunca había dicho ni en un suave susurro, aquel secreto que habían compartido ambos y por el que las cosas dolían más, por el cual las dudas eran más fuertes y si lo decía ataría al otro a un pasado que ya no le pertenecía.

Aún después de la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora