Black Hunter: El nacer de Los Justicieros

6. Sospechoso y descubierto

     Miguel mira hacia atrás y ve a Garcés portando su honorable uniforme, impecable. Si por algo es conocido el comandante es por usar su uniforme con gran orgullo, logra mantener un poco de esperanza en los ciudadanos. Ha acabado con pequeños carteles y bandas delincuenciales. Pero acabar con las pandillas es un gran reto.

—¡Oh!, comandante...

—¿Cómo ha pasado? ¿Se encuentra bien?

—¿Cómo cree que pasa un huérfano? Uno al que se sabe que aún a sus padres no se le hace justicia por su muerte. ¿Cómo cree que he pasado?

—Lo siento, solo que veo que tiene su brazo izquierdo...

—Tuve un accidente, solo eso y no deseo hablar de ello.

—Está bien. Le traigo noticias sobre su padre, hemos descubierto al recluso que lo asesinó, lo apodan Lobo, dos reclusos más fueron sus cómplices. —Miguel se queda paralizado al escuchar el nombre de quien le quitó la vida a su padre, luego de cinco segundos reacciona y se dispone a abrir la puerta—. Sobre alias Bombardero hemos perdido todo rastro de él.

—¿Han perdido todo rastro de Bombardero? ¿Entonces no encontraron su cuerpo? —piensa Falcone, mientras termina de abrir la puerta—. Por favor, pase y deme más detalles. —Entran y Miguel nota lo descuidada que tiene la casa, hay latas de cervezas regadas, papeles sobre una mesa cercana y un poco de polvo sobre los muebles—. Disculpe el desorden, tome asiento.

—Verá, su padre fue asesinado en la ducha, los responsables ese día lograron derribar la cámara que se encuentra cerca del lugar, pues en los baños no hay cámaras por cuestiones de privacidad. Como le dije, el recluso que apuñaló a su padre es alias Lobo, con ayuda de sus cómplices que son apodados Cachorro y Navajas. Nosotros interrogamos a todos los presos, pero ninguno había dicho nada. Hace unos días habló un testigo que escuchó todo y vio parte de la escena, él estaba en unos de los retretes.

Falcone empuña su mano derecha con mucha ira, se levanta y se dirige a la nevera, toma dos cervezas y le brinda una al comandante, pero este hace un gesto negándose. Miguel destapa una y se vuelve a sentar un poco más calmado.

—¿Por qué ese hombre decidió hablar ahora?

—Ese preso habló ahora porque solo le faltan dos años de condena, y eso fue lo que pidió a cambio de hablar, claro, y también seguridad, ya que su hija se gradúa este año. El próximo miércoles será el juicio, quise informarle a usted antes de decirlo en los medios.

—Le agradezco esta información, al parecer al fin se le hará justicia a mi padre. Espero que ellos hablen y digan que el grupo Cones es el responsable, porque sé que es así. Al fin se sabrá la verdad en esta ciudad.

—Esperemos que ellos delaten a quien les ordenó asesinar a su padre. Sobre ese grupo que usted menciona, al parecer es usted el único que ha escuchado sobre ellos, pues no he encontrado nada sobre dicha comunidad. ¿Qué tal si me muestra de dónde halló esa información?

—Tranquilo, no hace falta. El miércoles sabremos el nombre de los responsables del asesinato de mi papá.

—Recuerde estar el miércoles a las nueve de la mañana. En los próximos días se le enviará una invitación con más detalles. —Luego mira la hora en su reloj, el cual indica las siete y cincuenta y cinco de la noche.

—¡Jamás lo olvidaría! —dice con una mirada seria.

—Cambiando de tema, ¿ha escuchado usted el nombre de Black Hunter? El supuesto justiciero de la ciudad.

Miguel se sorprende y se inquieta al escuchar la pregunta del comandante. Luego de tres segundos logra calmarse y mira a los ojos a Garcés con una sutil sonrisa.