25 de agosto del 2015.
Una mujer de piel morena y cabello lacio toma la manilla de la puerta de una habitación y la hace girar. Al entrar la oscuridad del lugar la absorbe, solo se escucha el leve sonido del ventilador al girar con gran velocidad, y los ronquidos de alguien. A ciegas estira su mano izquierda sobre la fría pared y logra encontrar el interruptor. Al instante el cuarto es cubierto por la luz blanca de dos bombillas, mostrando un escritorio lleno de papeles y libros, y lápices sobre ellos. Hay bolsas de frituras y calcetines en el piso, la mujer suspira y posa sus verdes ojos sobre un joven que duerme en una cama que está cerca de la ventana, la cual se encuentra cubierta por una espesa cortina azul.
El muchacho de cabello negro, igual al de la mujer, se queja y lentamente abre sus luceros verdes y ve la figura de su madre que aún viste su ropa de dormir. Él heredó todos los rasgos físicos de su mamá y por ende su belleza.
—¿Qué pasa, mami? —pregunta, soñoliento mientras busca con su brazo derecho su celular que había dejado hace unas horas en el nochero. Lo toma y mira la hora—. Solo son las cinco y veintidós de la mañana. Mi primera clase de hoy es a las diez.
—Lo sé, Fabián —aclara a la vez que se sienta en la cama y le acaricia el cabello—. Tu papá consiguió el dinero para las medicinas de Diego, quiere que vayas lo más pronto a comprarlas. Recuerda que hace cuatro días que no ha tomado...
—Iré enseguida —responde quitándose la cobija y se levanta rápidamente—, me espera media hora de camino.
Quince minutos después el garaje de la casa se abre y sale una moto azul de alto cilindraje a toda velocidad, Fabián usa una chaqueta y casco de color azul oscuro. Algunas hojas son levantadas al instante que las llantas pasan cerca de ellas, a los pocos segundos el vehículo se aleja en la solitaria calle, se escucha el ruido del motor desvanecerse en la distancia.
Dos horas más tarde Fabián regresa en su moto, pero al llegar encuentra un coche de la policía y dos ambulancias, muchos de sus vecinos rodean el lugar. Al notar su llegada todos callan y lo miran con lastima, pesar, nostalgia. Su corazón se acelera, sus manos tiemblan y él empalidece.
—¿Q-Qué... qué ha pasado? —dice con voz nerviosa.
Se baja de su moto y corre hacia la puerta de su hogar, pero antes de llegar el comandante Juan Garcés sale con algunos de sus hombres y detrás de ellos vienen cuatro camillas con los cadáveres de su padre, su madre, su hermana y su pequeño hermano, los de las ambulancias empujan las camillas.
—Lo siento mucho —le dice el comandante colocándole una mano en su hombro izquierdo—. Ninguno sobrevivió.
Esas palabras retumban en la cabeza de Fabián, lo atraviesan y el cae de rodillas sobre el césped húmedo, siente que todo gira a su alrededor. Un gran peso cae sobre él y su cuerpo se hunde, lanza un grito hacia el cielo a la vez que arranca dos puñados de hierba. Luego abre sus manos y suelta el mojado pasto. Mira hacia su alrededor con sus ojos bañados en lágrimas. Todos lo miran con gran pesar.
***
8 de noviembre del 2017.
—Muy astuto el desgraciado de Juan —comenta y frunce el ceño Alex Padilla, un tipo de piel blanca, cabello negro y corto.
—Sí, fue una buena jugada tener grabada la confesión del testigo. Afortunadamente Lobo y sus dos hombres no dijeron nada. Saben que a sus familias no les faltará nada mientras cumplan con su parte —responde Eduardo sentado en su escritorio mientras mira una parte de la ciudad desde la ventana de su oficina.
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Black Hunter: El nacer de Los Justicieros
ActionMiguel, impulsado por la ira y el dolor, buscará justicia y venganza por las pérdidas que ha sufrido. Tomará una decisión que le cambiará su vida por completo, y que lo convertirá en pionero de una nueva época. Una donde algunos ciudadanos, cansados...