12. Black Hunter regresa

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     Miguel ha tenido un gran avance en la salud de su brazo y sus amigos ya están bien después del enfrentamiento contra Mr. Bullet y Stone-Fist. Mientras se recuperaban también investigaron un poco más sobre Estefanía. Los tres piensan acabar con ella antes de Navidad. Natalia y Fabián tienen más tiempo ya que hace unos días terminaron su semestre y en el próximo se gradúan.

—Es hora de acabar con la pandilla del sur y lo haremos yendo justo por la cabeza —menciona Fabián caminando por un parque cercano. Él va agarrado de manos con Natalia y Miguel los acompaña. Falcone lleva gafas oscuras y una gorra, decidió cortarse el cabello y dejarse crecer el bello del rostro—. Iremos por Estefanía y la obligaremos a que confiese todo —dice con tono muy serio y mirando hacia los árboles. La frescura de la mañana los acaricia y hojas secas caen de los grandes árboles que los protegen de los rayos del sol.

—Al fin se conocerá la verdad en esta ciudad —comenta su novia con una sonrisa esperanzadora.

—Sí. Los tres la atraparemos —confirma Miguel con las manos en los bolsillos y devolviendo una pelota a un niño con una pequeña patada.

—¿Estás seguro? —cuestiona Fabián—, aún tu brazo no está sano por completo.

—Sí. Natalia me dijo que dentro de una semana estaría bien. —El joven Contreras mira a su amada y ella asiente con la cabeza.

—Sin embargo, deberías de esperar por lo menos otra semana más —sugiere la mujer con voz suave, como normalmente suele hablar.

—Natalia tiene razón, Miguel. Deberías esperar una semana más para poder salir.

—Honestamente siento mi brazo muy bien, decidí esperar esa otra semana porque ella me dijo que era lo recomendado, pero no esperaré otra más —replica con seriedad en sus palabras—. Esos desgraciados deben de creer que tuve miedo y me he rendido. Eso jamás pasará, todos ellos morirán.

—Acordamos no matar a Estefanía para que confiese —le recuerda Fabián mientras rayos de sol se posan en su rostro y parte de su cuerpo, al igual que a su novia.

—Sí, lo sé —admite mirando las nubes y luego de unos segundos añade: —Pero después de que ella confiese yo asesinaré a los demás antes de llevar la confesión ante la ley. Eso sí puedo hacerlo, ¿verdad?

—Supongo que puedes —dice Natalia con voz baja, pero suficiente para que él oiga—, pero nosotros no te ayudaremos a matarlos.

—Sé que no. —Los tres callan por un momento.

—Bueno, como decía —inicia Fabián con intención de retomar la conversación inicial—. Debemos de ir por Estefanía y para ello tenemos que interrogar a uno de sus guardaespaldas.

—Yo lo haré —les hace saber Miguel mientras se sientan en una de las bancas—. Ustedes encárguense de estudiar a cada uno de ellos y de evaluar cuál es el eslabón más débil. ¿Podrían hacerlo esta semana?

—Claro, pero no lo asesines. —Todos ríen—. Así podríamos alarmar a Estefanía.

—Tienes razón.

Llegan a una pequeña cafetería del barrio, el día de hoy decidieron desayunar fuera de la casa. Desde los grandes cristales del lugar miran hacia el exterior, vehículos pasan de derecha a izquierda y viceversa, igual que personas pasan de un lado a otro, algunas con prisa. Los minutos transcurren y sus desayunos aún no llegan. La curiosidad toca a Miguel, y, en un intento por desaparecer el silencio, habla: —Natalia, tal vez mi pregunta sea un poco entrometida. Pero me genera curiosidad qué pasó con el resto de tu familia. Sé que tu hermano fue asesinado por unos pandilleros, pero...

Black Hunter: El nacer de Los JusticierosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora