XII. Nico

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Nico odiaba las profecías. Ya había perdido dos personas importantes en su vida por culpa de esas malditas frases: su madre y su hermana. Y ahora perdió a la persona que le había ayudado a cambiar, a ser más amigable y pasar de ser el malvado hijo de Hades a ser sólo Nico Di Angelo.

Nico recordó la última conversación con Will. "Terminamos" dijo él. El azabache se sintió como si le arrancaran una parte escencial de él, su luz. Will era su luz.

Vio que Camille se dirigía hacía él. Aún se encontraban en el hospital, esperando que le dieran una habitación al hijo de Apolo. No había logrado despertar aún, ni siquiera cuando Nico, aún llorando, le dijo "¡Will, tengo una deliciosa hamburguesa justo aquí." El hijo de Apolo no movió ni un sólo cabello.

—Hey Nico, ya mejor dieron el número de habitación, una enfermera vendrá en unos segundos y lo llevara.

—Bien.—dijo Nico mirando hacía el  suelo.

—Se que es duro perder a una persona que amas, pero debes tener fe en que estará bien.—dijo Camille ubicando su mano en la de Nico.

—Todo es culpa de esa maldita profecía. —dijo Nico. —¿Por qué tienen que existir?

—¿Qué profecía? —preguntó Camille. Nico sentía que no podía dejar pasar ese tema. Sentía que lo estaban obligando a hablar.

—Tres campistas al este irán, a la semidiosa con extraños poderes rescataran, un pueblo con un pasado oscuro descubrirán, un amor perdido en tierras del olvido, y el enemigo encubierto se alzara.—recito Nico.— Esa profecía.

Camille se encontraba perpleja.

—Esa semidiosa soy yo.—dijo la chica meditando sus palabras.—El pueblo con un pasado oscuro... es mi pueblo, Bugarach. Oh, y el amor perdido... Es Will.

Nico guardó silencio.

—Lo siento, siento que esto pase. Es mi culpa.

Lin llegó junto a una enfermera. Esta se dispuso a llevar el cuerpo inmovible de Will en una silla de ruedas. Nico iba a su lado, quería estar lejos de Camille, lejos de la culpable de toda la situación.

Tomaron el ascensor y la enfermera marcó el número siete.

Que ironía, pensó Nico.

Al llegar a la habitación, la enfermera le pidió a Lin que la ayudará a subir el cuerpo de Will en la camilla. Rápidamente, la enfermera comprobó sus singos vitales mientras les preguntaba a los demás chicos en la habitación.

—Necesito que sean sinceros. Su amigo se encuentra mal y necesito saber que ocurrió.

Lin se dispuso a hablar.

—Estábamos acampando, despertamos y Will estaba así. No somos de por aquí y nos llevo tiempo encontrar la ciudad más cercana. Por eso estamos andrajosos.

—Bien chicos. —la enfermera los examinó uno a uno.— el doctor vendrá pronto. Lo conectaré para estabilizarlo.

Los tres asintieron mientras la enfermera se iba.

—¿Cómo lo hiciste? —Nico empezaba a alzar la voz.—¿CÓMO ES QUE UNA NOVATA COMO TU PUEDE HACER TANTO DAÑO?

—Eh, calmate. Yo nunca pedí ser rescatada. No soy una princesa.—respondió Camille.

Nico la fulminó con la mirada y todo el ambiente se volvió sombrío.

—¡Nico! ¡Esto no es bueno para Will!—Lin agarró a Nico de los hombros pero este respondió bruscamente.

To Live and Let Go. (Nico Di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora