To Live and Let Go. (Nico Di Angelo)

IV. Will

A la mañana siguiente Will se despertó en la cabaña 13. Había olvidado que se quedó dormido junto a Nico, este aún durmiendo. Will se levantó lentamente, para no despertar al hijo de Hades, se volvió a poner su camiseta y se dirigía a la puerta cuando Nico lo empezó a llamar.

—Solace...

—¿Si?—dijo Will, con la mano en la perilla de la puerta.

—¿Qué hora es?

—Mmm las 7 am.

—¿QUÉ? —dijo Nico levantándose rápidamente de la cama.— ¡DEBEMOS ESTAR CON QUIRON EN UNA HORA!

—Aaah...umm. —dijo Will, tratando de procesar lo que dijo Nico.—eso significa que...

Nico se golpeó la frente al ver que su novio no entendía.

—Tienes que volver a tu cabaña. —dijo Nico lentamente como si le estuviera explicando a un niño de 8 años.—preparar tu maleta y preparar tus cosas de doctor.

—Ah, bueno... Sabes que tengo 15 años ¿no?—Nico le dirigió una mirada asesina.—ok, entonces nos vemos en una hora.—dijo Will corriendo hacia Nico para darle un pequeño beso en la mejilla.

Llegó a su cabaña, esperando que ninguno de sus hermanos estuviera despierto. Pero como hijos de Apolo todos se despertaban a la primera luz del sol.

Para su suerte, todos estaban despiertos.

Genial, pensó Will, hijos de Apolo tenían que ser.

—Hey, Will ¿Dónde estabas anoche? —dijo uno de sus hermanos, haciendo una mirada pícara.

—Por ahí...

—Seguro. —respondió su hermano sin antes darle un guiño.

Will suspiro enojado mientras se dirigía a su litera y empezaba a empacar. Ninguno de sus hermanos preguntó porque lo hacía, ya que todos sabían que el iría a una misión.

Cuando termino de empacar, se dirigió a la enfermería y guardó su botiquín, lleno de vendas, ambrosia, néctar y algunos enguentos que los satiros preparaban.

Miró el reloj. 7:45 am. Aún tenía 15 minutos y ni siquiera se había tomado un baño.

Que más da, tal vez muera hoy, pensó Will.

Se olió su camiseta e hizo una mueca.

Sería bueno morir aseado.

Volvió a su cabaña, tomó un rápido baño y salió corriendo a la Casa Grande al darse cuenta que iba tarde.

Nico, Quiron y un satiro se encontraban en la puerta.

—Que bueno que llegas, Will. —dijo Quiron. —te presento a Lin, será su satiro acompañante.

—Un gusto en conocerte. —dijo Lin, estrechando su mano con la de Will.

—Como ya saben, deben ver a Ella. Ese es su primer viaje. Buena suerte y que los dioses los protejan.

Los dioses nunca nos protejen, pensó Will.

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Los tres se dirigieron a la entrada del campamento.

—¿Como llegaremos al campamento romano?—preguntó Lin.

—Viaje sombra. —dijo Nico, desafiando con la mirada a Will.

—Oh no, nada de eso, ordenes del doctor.—Nico río. Le tomó las manos a los tres.

Depronto, Will se encontraba sumerjido en oscuridad completa. No veía a nadie, sólo escuchaba las voces de los fantasmas que habían quedado en las sombras para toda la eternidad....