La subida hasta las ruinas no había terminado de aclararme la situación en la que nos encontrábamos.
Me habían intentado aclarar mis dudas sobre donde estábamos, bueno las chicas habían estado haciéndolo. Peter iba por delante de todos, guiando nuestro ascenso hacia las ruinas. Mientras tanto, Edmund había estado detrás, sin decir nada.
–¿Cómo llegasteis la primera vez? – Pregunté interesada.
–Por un armario. – Respondió con simpleza Lucy.
“Vale, para eso tengo explicación, pero ¿y esta vez?”
–Sería un armario evanescente, tiene que ser eso. – Comenté en voz baja.
–¿Un qué? – Preguntó desde detrás Edmund.
–¡Nada, nada! – Respondí rápidamente. – ¿Tenéis idea de cómo hemos llegado esta vez? ¿Y por qué yo he venido también?
–No lo sabemos, Hailey. – Respondió Susan.
–Pero algún motivo tendrá para que tú también estés aquí. – Añadió Lucy con una sonrisa.
No sé porqué, pero no pregunté quién. Todavía con la confusión en mí, me quedé en silencio y observé de nuevo el paisaje, no lograba entender qué estaba pasando.
Las ruinas cuentan la historia del pasado y estas en las que estábamos no eran una excepción. Antaño, este lugar tuvo que ser un gran palacio, pero en algún momento este gran castillo fue atacado, porque no parecía que fuera simplemente causa de la dejadez y el paso de los siglos.
Me paseé sola entre restos de columnas y árboles hasta llegar a un manzano, del cual agarré uno de sus frutos. Froté un poco la manzana roja en mi camisa blanca y después le di un bocado.
Me acerqué hasta lo que parecía que era un balcón con vistas al mar mientras disfrutaba de la manzana. Lucy se acercó también y observó las vistas.
–¿Quién viviría aquí? – Preguntó girándose a mirar a Susan, quien también venía hacia nosotras, pero se detuvo y se agachó a recoger algo del suelo.
–Creo que nosotros. – Respondió la mayor observando lo que acaba de encontrar.
Lucy observó extrañada el pequeño objeto que tenía Susan y fue hacia su hermana, seguí a la pequeña de los Pevensie sin buscar una aparente explicación que me aclarara lo que fuera que significaba eso.
Susan nos mostró lo que había encontrado: una pieza de ajedrez, concretamente un caballo, de oro macizo.
Los chicos también vinieron a donde nos encontrábamos, queriendo enterarse de la conversación.
–¡Eh, eso es mío! – Dijo Edmund al ver la pieza de ajedrez. – De mi ajedrez.
–¿De qué ajedrez? – Le preguntó Peter.
–Nunca he tenido un ajedrez de oro macizo en Inglaterra que yo sepa. – Le respondió tomando la pieza de oro.
–¿Cómo habrá llegado hasta aquí?
–¿Puedo? – Le pedí a Edmund, deseando poder tocar algo tan valioso. ¿Cuándo podría tener oportunidad de verlo siquiera en el mundo?
–Puedes quedártelo, no creo que encuentre el resto de piezas. – Intentó bromear mientras me tendía la pieza.
Nuestros dedos se rozaron cuando me dio el caballo, nuestras miradas se entrelazaron tras el roce. Un roce que se había sentido extraño, y no solo lo decía por la pequeña calidez que sentí.
–Gracias, Edmund. – Susurré con una pequeña sonrisa emergiendo en mí.
Fue a decirme algo, pero la voz de Lucy interrumpió, haciendo que viéramos a la más joven llevándose a su hermano Peter tirándolo de la mano.
–No puede ser. – Lucy empezó a mover a sus hermanos mientras hablaba. – ¿No lo veis? Imaginaos paredes, y columnas ahí, y un techo de cristal.
–Cair Paravel.
Y ahí, los cuatro colocados como si justo delante de unos tronos estuviesen, supe que era cierto. Ellos habían sido reyes de Narnia.
Mientras continuábamos moviéndonos por las ruinas, no dejaba de darle vueltas a la pieza de ajedrez entre mis manos. Si Lucy tenía razón, el gran león llamado Aslan tendría algún motivo para que yo hubiera venido junto a ellos. ¿Sería por lo que era? Esperaba poder hablar con Aslan pronto para averiguarlo.
–Catapultas. – Murmuró Edmund, levanté la mirada y lo vi agachado junto a una enorme roca.
–¿Qué? – Preguntó Peter.
–No sé que ha ocurrido, pero Cair Paravel fue atacado.
Miré alrededor, observando las ruinas. ¿Quién atacaría un lugar como este? Si me parecía maravilloso así, no quería ni imaginarme como sería de majestuoso antaño.
–No creo que los narnianos atacaran Cair Paravel. – Comentó Lucy muy segura de ello.
–¿Invasores? – Preguntó Susan extrañada.
–Tal vez, o incluso seguidores de la Bruja Blanca. – Dijo Peter mirando hacia una pared que milagrosamente estaba bastante bien.
–¿Bruja Blanca? – Pregunté con una mala sensación de mi cuerpo.
–¿Recuerdas que te he dicho que siempre era invierno hasta que llegamos? – Me preguntó Lucy, mientras mirábamos a Peter quitar la maleza de la pared.
–Era por culpa de ella, pero por suerte la vencimos junto a Aslan y Narnia pudo ser libre de su mal. – Dijo Susan.
–Lo peor que podría ocurrir nunca es que una bruja volviera a pisar las tierras de Narnia. – Dijo Edmund molesto antes de ir a ayudar a Peter.
Mi mirada bajó al suelo, si tanto daño había podido causar la Bruja Blanca y todos mantenían el odio hacia ella, ¿qué pasaría cuando supieran que yo también era una bruja? ¿Me odiarían todos en Narnia? O peor, ¿me odiarían los Pevensie cuando se enteraran?
Debía seguir con mi idea de ocultar lo que era, por si acaso. Ahora no estaba tan tranquila de saber que había unicornios, centauros y otros seres mágicos en Narnia.
Tenía miedo, tenía miedo de lo que podría pasar cuando se supiera que también era una bruja, como esa malvada Bruja Blanca.
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Witch in Narnia (Edmund Pevensie)
FanfictionTenía que estar soñando, no podía ser cierto lo que mis ojos estaban viendo, pero era real: ya no estaba en Inglaterra. Conocí a los hermanos Pevensie en la estación y supe que nuestras vidas no se habían unido por casualidad. Entonces los cinco fui...