–Tenías razón, Lu, esto es perfecto para mí. – Le dije cuando terminé de atarme las botas.
Sin que ni Lucy ni Susan me vieran, había tenido que ocultar la varita en una de ellas, lo sentía raro. Estaba acostumbrada a tener un hechizo o alguna otra cosa que me ayudara a mantenerla en la pierna, oculta bajo la falda.
Peter y Edmund habían salido fuera, para dejarnos privacidad para que nos pudiéramos cambiar. Habían dicho algo sobre practicar con las espadas antes de salir a investigar.
Las palabras que Edmund me había dicho, bueno mejor dicho todo lo que había estado diciendo sobre alguien como yo en Narnia, no dejaba de dar vueltas en mi cabeza. Pero me pasaba lo mismo con las palabras de esa solemne voz de mi sueño, esa voz que me recalcó que los amigos me querrían por quien era.
Mi mirada fue hacia Lucy, había dicho algo que me había llegado muy adentro, que me hizo dudar sobre seguir ocultando lo que era: “Las amigas estamos para prestarnos las cosas, Hailey.”
Era la primera vez que alguien que se suponía que era mi amigo me decía algo así. ¿Prestarme ropa? Si mis dos compañeras de cuarto en Hogwarts, quienes se suponía que eran mis mejores amigas, ni se dignaban a dejarme prestada una pluma.
–Sí, te dije que a ti te quedaría bien. – Dijo Lucy, colocándose su puñal en su cinturón y al otro lado su poción sanadora.
“Cura cualquier herida, fue un regalo de Santa Claus.” Me había dicho la más joven cuando me la enseñó, no me lo creía. ¿Una poción que sanaba, curaba heridas, eran un buen antídoto...? ¿Todo en uno? ¿Quién había hecho esa poción y cómo podía averiguar los pasos para intentar elaborarla?
–Esto es para ti, Hailey. – Susan tomó algo de su cofre y vino hasta nosotras, entregándome un puñal. – Por si acaso, así no será necesario que alguno de nosotros te proteja.
–No creo que pueda utilizar algo así. – Dije insegura, tomando la pequeña arma para guardarla dentro de la otra bota, la que no tenía la varita oculta.
–Yo dije lo mismo, pero en Narnia ya no soy nadie sin mi arco y mis flechas. – Susan se colgó el carcaj mientras hablaba. – No sabemos como están las cosas por aquí ahora, así que mejor que todos estemos armados.
–Aunque me duela decirlo, tienes razón, Susan. – Dijo Lucy. – Esperemos que las cosas no estén tan mal como presiento.
Miré a Lucy un tanto sorprendida de que en su interior presintiera que las cosas en Narnia iban mal, sobre todo teniendo en cuenta que desde que pusimos un pie aquí, era la que más positivismo mostraba.
Salimos fuera justo cuando el sonido de metal contra metal me hizo saltar un poco asustada, pero me relajé al ver a Edmund y Peter riendo antes de guardar las espadas en sus fundas.
–Parece que no hemos perdido la práctica tras tanto tiempo fuera. – Dijo Peter.
–Sin duda, además de que sigo siendo mejor que tú. – Dijo divertido Edmund.
–Bueno, creo que estamos a la par en eso.
–Chicos. – Susurró en mi oído Lucy, antes de que ambas riéramos por eso, atrayendo la atención de sus hermanos.
–¿Qué es tan divertido? – Preguntó Peter sonriendo al vernos así.
Edmund, en cambio, nos miraba fijamente, o mejor dicho me miraba.
–¿Pasa algo con la ropa, Edmund? – Pregunté insegura, mirándome a ver que podía estar mal.
–No, no. – Dijo rápidamente, apartando la mirada y caminando hacia donde estaba su bolsa, me pareció que hasta se había sonrojado un poco. – Te queda bien la ropa de Lucy, aunque creo que te quedaría mejor con una espada.
–Mejor que empiece con algo sencillo, ¿no crees? – Le dijo Susan a Edmund cuando éste mostró espada. – Le he entregado un puñal, puede comenzar con eso y ya practicará para encontrar con lo que mejor se maneje después.
–¿Qué opinas, Hailey? – Me preguntó Edmund tendiéndome la espada, ignorando un poco a su hermana mayor.
“Que me manejo mejor con mi magia.” Pensé, mirando a todos los Pevensie, después el puñal oculto en mi bota y por último la espada que Edmund sostenía hacia mí. “Si cuando encontremos a los narnianos, alguno nota lo que soy, tal vez dos armas sean mejor que una.”
–Creo que... – Tomé la espada, sacándola de la funda y mirando la hoja. – Creo que con un poco de practica puedo hasta ser mejor que vosotros, chicos.
–¡Así se habla, Hailey! – Exclamó encantada Lucy, mientras que Edmund y Peter se miraban impresionados con la seguridad que acababa de mostrar y Susan rodó los ojos.
–Ahora que estamos todos listos, salgamos de Cair Paravel y busquemos a los narnianos. – Dijo la mayor.
–Sí, ya va siendo hora de partir. – Asintió Peter.
Lucy y yo nos miramos y asentimos una sola vez.
–¡¡El último que baje a la playa es un tonto!! – Gritó Lucy cuando ambas salimos corriendo ante las exclamaciones de sorpresa de los demás.
Fuimos las primeras en tener a la vista la costa, por donde el río llegaba a su fin. Fue entonces que vimos a lo lejos un bote deteniéndose en medio del agua.
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Witch in Narnia (Edmund Pevensie)
Fiksi PenggemarTenía que estar soñando, no podía ser cierto lo que mis ojos estaban viendo, pero era real: ya no estaba en Inglaterra. Conocí a los hermanos Pevensie en la estación y supe que nuestras vidas no se habían unido por casualidad. Entonces los cinco fui...