Tenía que estar soñando, no podía ser cierto lo que mis ojos estaban viendo, pero era real: ya no estaba en Inglaterra.
Conocí a los hermanos Pevensie en la estación y supe que nuestras vidas no se habían unido por casualidad. Entonces los cinco fui...
–Fuiste rápida, niña. – Dijo Trumpkin caminando a mi lado.
Me había quedado un poco atrás acompañada por el enano, tras ir casi todo el tiempo con las chicas, pero seguía viendo a todos los Pevensie un poco más adelante, excepto a Peter. El mayor se había autodenominado el guía, a pesar de la insistencia del enano en encabezar él la caminata.
Tras lo sucedido con el oso, hubiera preferido que fuera Trumpkin quien nos guiara por esta salvaje tierra que ahora era Narnia.
–Supongo que, cuando no has visto nunca un oso civilizado, no te paras a razonar en ello. – Dije mirando a los demás. – Ellos conocen cómo era Narnia en el pasado, tú cómo es ahora, pero yo solo conozco mi mundo, y a vosotros.
–Pero empiezas a conocer cómo es Narnia, tanto antes como ahora, y has sabido que ese oso era salvaje. – Me dijo caminando a mi lado. – Tienes buen instinto, chica, eso te ayudará a sobrevivir aquí.
–Eso no me anima mucho.
–Tampoco pretendía que fuera para ello.
Trumpkin se adelantó cuando reduje un poco el paso, al ver que Peter nos había llevado a una zona rocosa, y alcanzó a Edmund. Había hecho un gran esfuerzo para ignorar como el chico miraba de vez en cuando sobre su hombro en mi dirección, como si fuera a perderme en cualquier momento.
Lo último que necesitaba era separarme del grupo, quedarme sola y que me entrara un ataque de pánico. Quedarme completamente sola me daba más miedo que encontrarme con más narnianos. Aunque también estaba la posibilidad de que los Pevensie me dejaran a mi suerte cuando supieran lo que era. Momentos como este me hacían dudar de la decisión del Sombrero Seleccionador de ponerme en la casa de Gryffindor, porque no me sentía para nada una valiente leona.
Demostrado por como apreté un poco el paso para ir más cerca de Trumpkin y Edmund cuando iban a girar, evitando perderles de vista aunque fuera por un segundo.
–Peter, deberíamos para un momento. – Habló Susan más adelante. – Esto no me suena para nada.
–Eso le pasa a todas las chicas, no sabéis orientaros. – Escuché decir a Peter.
–Pero nosotras sabemos hacer dos cosas a la vez. – Replicó Lucy, haciéndome sonreír.
–Tendría que haberle hecho caso a nuestro QA. – Dijo Susan y asentí completamente de acuerdo, lo hubiera preferido con creces.
Ese apodo que Lucy le había asignado al enano... mejor que no opinara qué me parecía. Ni estaba segura de lo que pensaría él de ello.
La distancia con las chicas se redujo un poco más cuando rodeamos un árbol, aunque en el caso de Edmund él subió por el montículo del que sobresalían las raíces.
–¿QA? – Preguntó a sus hermanas, deteniéndose un poco.
–“Querido amiguito.” – Respondí divertida alcanzando a las chicas, quienes sonrieron. Lucy incluso entrelazó su brazo con el mío, para que me mantuviera a su lado el resto del trayecto.
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Puede que Peter se conociera Narnia como la palma de su mano, pero eso era antaño. El mayor de los Pevensie seguía obcecado en que sabía lo que hacía, mientras que los demás lo seguíamos por inercia a pesar de que ya todos queríamos que nos guiara Trumpkin.
A estas alturas, incluso hubiera preferido que contáramos con un mapa que le mostrara a Peter que las tierras de Narnia habían cambiado mucho y que era mejor que alguien que se las conociera bien fuera quien nos guiara. Pero puede que ni eso sacara al chico de su cabezota idea de ser el que mandaba y por eso debía guiarnos. El Sumo Monarca y su ego...
–No siempre es así, de cabezota digo. – Me susurró Lucy. – Él tenía ganas de volver, bueno, creo que todos queríamos volver. Pero para nosotros solo ha pasado un año, no siglos.
–Tranquila, no tienes que justificarle. – Comenté mirando las grandes rocas que nos rodeaban. – Pero creo que se ha olvidado de delegar cuando se necesita, es lo que hace a uno buen líder.
–Tampoco lo hacía a menudo antes. – Suspiró Edmund adelantándonos a ambas.
–Lucy, ¿puedo preguntarte algo? – Pregunté en voz baja siguiendo con la mirada al pelinegro. – ¿Qué le pasó a Edmund con la Bruja Blanca? De todos vosotros, es quien más odio muestra hacia ella...
La pregunta había estado rondando en mi cabeza, sabía que había más historia que aquella que conocía. La parte que todavía era una incógnita para mí era la que más podía esclarecer ese sentimiento de odio que el menor de los Pevensie mostraba hacia las brujas en general. Conocer más la historia podría ayudarme más adelante.
–Le engañó y se aprovechó de que en ese tiempo no tenía una buena relación con Peter. – Respondió en un susurro, mirando también a su hermano. – Sigue sintiéndose mal por ello, pero le hizo mejor persona.
Me sentí mal al saber esa pequeña parte de la historia, lo que significaba que Edmund estuvo más en contacto con la Bruja Blanca. Lo había pasado mal, y lo seguía pasando.
Edmund sería quien peor se tomaría el descubrir la verdad...
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Un siglo después, aquí dejo un nuevo capítulo. Creo que no estaba muy inspirada con esta historia y por eso la dejé un poco de lado. Igualmente, ¡¡espero que os haya gustado este nuevo capítulo!!
