Cap. 03 - La cámara del tesoro

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Una puerta. Detrás de la maleza y de la pared había una puerta.

–¿Está cerrada? – Preguntó Lucy a Peter cuando este tomó el pomo.

–Por supuesto, como no. – Le respondió asintiendo.

–La madera parece podrida. – Comentó Edmund.

Peter empezó a quitar pequeños trozos de la puerta con la ayuda de una navaja, hasta que la madera alrededor del pomo desapareció y Peter pudo abrir metiendo la mano al otro lado. La puerta se medio descolgó justo al abrirla.

Lucy y yo nos miramos sin entender cuando Peter se empezó a romper la camisa blanca. Con el trozo de tela en la mano, se agachó y tomó una rama, para después empezar a enrollar en una punta la tela. ¿Qué se suponía que estaba haciendo? ¿Una antorcha?

–¿No tendrás por casualidad cerillas? – Le preguntó a su hermano.

–No, pero... – Edmund abrió su bolsa y sacó una linterna. ¿Quién llevaba encima una cosa así? – ¿Esto te vale?

–Podrías haberlo dicho un poquito antes. – Dijo Peter con una sonrisa y todos los Pevensie rieron de ello, pero yo bajé la mirada a mis calcetines altos.

Debajo del que llevaba en la pierna derecha llevaba oculta la varita, bien podría haber utilizado el hechizo Lumos para iluminar también. Pero, a pesar de que parecía estar en un mundo fantástico donde la magia era posible, no podía utilizarla para ayudar.

–¿Ocurre algo malo, Hailey? – Preguntó Peter haciendo que me sobresaltara.

Miré alrededor, me había quedado sola con él, los demás habían entrado.

–Lo lamento, estaba pensando... Nada, es una tontería. – Dije rápidamente.

El mayor de los Pevensie me miró intrigado, pero asintió y me hizo un ademán con la mano para que entrara primero.

Bajé los escalones y me detuve junto a Lucy, quien observaba la sala que se encontraba un poco más abajo.

–Es la cámara del tesoro de Cair Paravel. – Susurró la más joven antes de sonreír ampliamente y seguir bajando muy contenta.

Miré los cuatro grandes cofres custodiados cada uno por una estatua de piedra. Cuatro cofres, cuatro reyes, cuatro hermanos... Todo parecía encajar como piezas de un rompecabezas.

–No me lo puedo creer, sigue todo aquí. – Escuché decir a Peter.

Si quedaba alguna pequeña duda dentro de mí, ver esta sala y como Lucy, Susan y Edmund fueron rápidamente cada uno hacia un cofre me confirmó la historia que me habían contado. Este era su hogar en este mundo, o lo que quedaba de él.

Terminé de bajar y les observé desde las puertas de hierro sin saber qué debía hacer. Ellos conocían el lugar, después de todo. Eran sus cosas las que allí descansaban esperando por su regreso.

–¡Mira que vestidos tenía, Hailey! – Exclamó Lucy tras sacar un vestido y se giró para enseñármelo. – ¡Qué alta era!

–Es que eras mayor. – Le recordó Susan.

–A diferencia de cientos de años más tarde, que eres más pequeña. – Dijo Edmund y al mirarle lo vi con un casco que le venía un poco grande, algo que me hizo reír un poco. – Sí, me pasa lo mismo que a Lucy. – Me dijo con una pequeña sonrisa mientras se lo quitaba.

–Al menos puedes ver con él puesto. – Le dije haciendo que se riera.

Observé desde mi posición las estatuas tras los cofres y caí en la cuenta de que debían ser ellos, ya adultos.

–¿Qué pasa, Susan? – Preguntó Lucy cuando su hermana empezó a rebuscar entre el contenido de su cofre.

–Mi cuerno, me lo dejaría en la silla de montar. – Le respondió Susan con un arco y un carcaj de flechas en las manos. – El día que volvimos.

El día que volvimos...” Me repetí en mi cabeza. Algo en esa frase no me terminaba de sonar del todo bien, pero no quise darle más vueltas al ver que Peter por fin abría su cofre. Todos nos quedamos quietos, en silencio mientras Peter sacaba su espada y la desenfundaba.

–“Cuando Aslan los colmillos muestre, el invierno hallará la muerte.” – Recitó observando la hoja de hierro.

–“Cuando agite la melena, volverá la primavera.” – Siguió Lucy y miró a sus hermanos con tristeza. – Nuestros amigos, el señor Tummus y los castores ya no estarán.

Sentí parte de su tristeza, al comprender sus palabras. Todos a quienes habían conocido en Narnia estarían muertos hacía mucho tiempo.

Para ellos, solo había pasado un año, pero el tiempo en Narnia era diferente, pasaba más rápido. Las ruinas de Cair Paravel, el castillo que una vez fue su hogar lo dejaba muy claro. Edmund estaba en lo cierto, debían haber pasado cientos de años, tal vez incluso mil desde que se marcharon.

–Es hora de averiguar lo que ha pasado.

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Holaa, aquí tenéis nuevo capítulo, aunque se me ha quedado un poco más corto de lo que esperaba.

¡¡Aun así, daros las gracias por apoyarla leyendo, votando y/o comentando!! ¡¡Hasta pronto!! ❤️❤️

Witch in Narnia (Edmund Pevensie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora