Donas frías

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NOTA*** Haciendo cálculos, en un caso hipotético que midieran la estatura posible de alguien de carne y hueso, Katakuri mediría 2 metros y Brownie 1.40****


Katakuri despertó, la luz entro de golpe en sus ojos haciéndole fruncir con fuerza el entrecejo, se acomodó en el sofá y se masajeo la cien tratando de componerse, miro al lado de la habitación y estaba vacía, se encontraba solo en el lugar.

¿Habría sido un sueño?

Que tan trastornado estaba como para haber imaginado todo eso.

Se puso de pie para buscar sus zapatos y escuchó un quejido que lo sacó de su concentración

-Aquí está su cinturón...

-¿Qué demonios haces ahí?

Pregunto serio al ver a Brownie bajo un sillón

-No tengo idea

Respondió adormilada, lanzando un enorme bostezo.

-Su casa es muy silenciosa, pensé que habría más gente viviendo por aquí, pero parece que vive solo ¿Verdad?...

Añadió poniéndose de pie, Katakuri volteo de inmediato entregándole su chaleco de cuero para que se cubriera, pues seguía desnuda.

-¡Gracias!

Subió el cierre de la prenda, para ella era grande pues lograba cubrirle lo necesario, luego comenzó a masajear su hombro mientras movía su brazo en círculos.

-El suelo sí que está frio, desearía pasar un día sin terminar en el suelo, no entiendo como usted ha podido dormir en ese sofá.

El comandante dulce concentró su vista en el labio de Brownie, donde la marca del rasguño que le había causado con sus colmillos aún era visible, dibujo una expresión de angustia, la diferencia de tamaño era evidente y él era muy fuerte, sabía que se había dejado llevar por sus impulsos por lo que temía haberla lastimado.

Pero ella le sonreía, lucía tremendamente feliz y relajada como si hubiese recuperado todas las horas de sueño perdidas en días anteriores, su piel lucía deslumbrante y sus ojos brillaban con armonía, y no desdibujaba esa sonrisa característica que fue lo que atrajo desde un principio, despertó en él la necesidad de tirarla al sofá de nuevo y besar cada centímetro de ella, pero permaneció inmutable solo con un ligero estupor al percatarse de esos pensamientos pecaminosos sobre la chica.

"Nadie te dice que no te puedes conseguir alguna noviecilla. Mientras no te comprometas con ella y mamá no se dé cuenta..."

Las palabras de Daifuku le cayeron en la cabeza en medio de su distanciamiento mental, pero él no podía simplemente hacer eso.

Tenía que terminar con lo que sea que tuviera con Brownie de una vez, para empezar, había sido completamente insensato empezar todo desde un principio, pero él no lo había hecho intencionalmente, ni siquiera se le atravesó por la cabeza que terminaría involucrado de esa maneja con la chica cuando solicito que se convirtiera en su soldado.

Tenía que actuar con la cabeza fría, tal vez aun no era tarde para terminarlo, pero, miró de nuevo a Brownie, sus ojos negros mirándolo con cariño, de esa forma en que nadie más lo miraba, no con miedo y respeto, si no con cariño, deseo y dulzura.

Y su corazón palpitaba de forma asfixiante de nuevo, le acaricio la mejilla con suavidad, ella respondió cerrando los ojos y restregando tiernamente su tez como si fuese un conejillo.

No, no podía terminar con eso, esa sensación era adictiva a la vez que excitante, podía pasar de la ternura absoluta a una tensión sexual insoportable.

El dulce sabor del amor (Charlotte Katakuri x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora