Capitulo 36: Albert, Simon y Christian.

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Eran las 10 de la mañana, mi estomago me dolía de tanto que me reí ayer en navidad, nunca me la había pasado tan bien en esos días y ahora, ¡Wow!

Seguía en mi cama, no tenía ganas de levantarme, había algo que me lo impedía, a los pocos minutos me había dado cuenta de que literalmente había algo que me impedía levantarme.

-¿Qué diablos....?

-¿Nos extrañaste, perra? -dijo Simón.

-¿Quieres seguir jugando?- comento Christian.

-¿Ahora de donde te vas aventar?- finalizo Albert.

Maldita sea... los ingratos me veían fijamente, los ojos de los 3 eran penetrantes, tan penetrantes pero a la misma vez tan bellos... Albert se acerco e intentando besarme me aleje de él, empezó a darme escalofríos.

-Imbéciles...

-Pequeña

-Cabeza roja

-Pequeña zorra

Simón se acostó a lado mío, sus ojos azules eléctricos me encantaban, tenían un brillo tierno, pero a la misma vez tan perverso... en esos momentos comencé a tener miedo. Sentí su aliento tan cerca del mío.

-Le diré a Jeanette, imbécil cuatro ojos

-No planeo engañarla, solo te daré una lección, junto con Christian a ver si para la próxima piensas con quien te metes, zorra

De acuerdo su comentario me ofendió, mire a mi otro lado, Albert solo se mantenía serio. Me enfade tanto, que le di tremenda cachetada a Simón, Christian bufo molesto, este me miro irritado.

-¿¡Qué diablos te sucede, mujer!?- dijo mientras se acomodaba sus lentes, y su mejilla quedaba colorada.

-Tu empezaste, ¿Quién diablos te crees para decirme "zorra" maldita rata de biblioteca?

Simón volvió a irritarse, y bufo sumamente molesto, Albert coloco su mano en el hombro de su hermano mientras que este rodo los ojos con fastidio. Vaya que los tres comenzaban a ser molestos.

-No le hagas pelea, no vale la pena con este tipo de mujeres -dijo Christian.

-Cierra la boca, barbie- le dije mientras reía sínicamente.

-¡Albert, escuchaste lo que me dijo!

-No seas marica, te dije barbie, maldita hada del bosque

Comencé a reírme como loca, me tape por completo con la cobija de mi cama, mientras me reía, descanse un poco ya que el estomago me dolía por la risotada de ayer, a los pocos minutos sentí una mano en mi cuello.

-¡Albert!-grite.

-Tu risa es una bella melodía para mis oídos, preciosa- dijo.

Intente quitarme su mamo de encima, al poco tiempo estaba descubierta por ellos.

-¿Por qué me miran así? ¿Piensan violarme?

-Sí, supongo que sí, pero no lo veas como violar... solo velo como una lección matutina- dijo Simón mientras hablaba como todo un científico. Santísima mierda.

Se me congelo la sangre... sentí un miedo, ¿pensaban violarme? ¿Dónde diablos estaba Victoria cuando la necesitaba? ¡Ella era una mujer excelente! ¡¿Por qué tiene un trío de bestias como hijos?!

-Por dios, amigos, vamos a calmarnos- dije mientras alzaba mis manos en rendición.

-No, la verdad, no, preciosa-Dijo Albert mientras gateaba hacia mí.

Comenzó a besarme, al principio no quise pero comencé a dejarme llevar, mientras enredaba sus dedos en mi cabello.

-Vamos... yo se que deseas esto...

-Sí, pero solo contigo, dile a tus hermanos que no estoy jugando

-Bien, ¿Ya escucharon? Pueden irse

Simón sonrió aliviado, y Christian solo asintió y nos dejaron solos.

No querrás saber que paso después... ¿O sí?

...

Albert, Simón y Christian:

Simón era el mayor de los 3, tenía 21 años y estaba en la universidad, es un joven sumamente dedicado al estudio y saca buenas notas, a pesar de ser "una rata de biblioteca y de laboratorio" tiene un lado seductor que me llamo demasiado la atención.

Para ser un matadito, tiene algo que en mi despierta curiosidad, algo que no todos tienen el derecho de saber que es, la pregunta es ¿Acaso Jeanette sabe de ese lado de Simón?

Christian es el mediano, de 20 años, es el chico tierno de una pandilla, es el sensible que le puedes confiar todo, pero vamos, no seamos ciegas, Christian para ser un chico tierno no lo es del todo, tiene algo que llama la atención de cualquier chica, es que a veces suele ser demasiado coqueto, eso que ni que, tiene algo que me gusta de él, es perfecto para Charlotte, pero sigo pensado en eso.

Christian suele también ser algo agresivo con las palabras, ya que con golpes o todo lo que tenga que ver con físico se encarga Albert.

Al final se encontraba Albert, el más pequeño de los 3, con una edad de 18 años, a pesar de ser el menor, era que el tenia la mayor dosis de Satanás, fue bautizado por sangre de gente inocente, era el próximo heredero del infierno, era el próximo anti Cristo, en donde todo el planeta sufrirá las consecuencias. De tenerlo al mando.

En fin, era Albert, era el hijo del mismísimo diablo y la virgen María, lamentablemente era de los dos, a veces Albert era un ángel pero a veces era el diablo, era un ángel con cara de diablo.

...

Supongo que te preguntaras ¿Por qué hablo tanto de ellos? Porque tienen algo que no todos los hombres tienen, supongo.

En la habitación en donde duermo, estaba hecha un desastre, había ropa de ambos tirada por cualquier esquina de aquel cuarto, en resumen: era un reverendo mierdero.

-¡Wow! Nunca había tenido tan buen sexo con una chica...

-Me alegro

-Brittany, tengo algo que decirte

-¿Qué quieres decirme?

-Yo... tengo... ¡Yo tengo sida!

-¿¡Que!?- me levante de golpe y lo mire furiosa, el solo sonrió.

-Debí decírtelo desde que perdiste la virginidad conmigo- comento cabizbajo.

Me quede congelada y comencé a llorar, no puede ser posible.

-No, Brittany, no llores, era broma

-¡QUE PESIMA BROMA!

-Me amas... lo se

-Lo peor es...que es cierto

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Chica Citadina EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora