Capitulo 19: Día de Feria

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No sé cómo pude acceder a ir a la feria con Albert, después de que ayer perdí…. Mi virginidad cosa que no quiero seguir contando, terminamos saliendo de la casa de madera, para irnos a la feria que también estaba por esos rumbos, Victoria marco asustada al teléfono de Albert pero este tenia el celular apagado después Victoria marco a mi teléfono.

-Al, Britt ¿Están bien?- dijo asustada.

-Sí, no te preocupes estamos en la feria

-¿No estaban en la casa de madera?- contesto una Victoria confundida.

-Así es, pero Albert quiso ir a la feria, así que aquí estamos.

-Bien, ¡Diviértanse!

Fin de la llamada.

Albert conducía mientras yo observaba la carretera desde el asiento de copiloto, casi, casi como lo hacían los perros cuando van con sus dueños, era de mediodía y el día era precioso, soleado como me encantan, ayer hacia un frio terrible, pero este día era muy cálido, bastante diría yo, lo malo es que era domingo, en mi opinión los domingos se pasaban muy rápidos, demasiado, es por eso que los odiaba, pero eso no impidió que fuéramos a la feria, no sé en qué momento habíamos llegado a la feria, Albert estaciono el coche y se quedo quieto, al notar que el coche ya no estaba en movimiento, voltee y lo vi, este como siempre con su sonrisa arrogante.

-¿Y bien?

-¿Bien qué?- conteste.

-Anda… vamos a divertirnos.

-S-si

Bajamos del coche, y contemple la enorme feria llena de gente, había mucha actividad y mucha energía positiva ya que había más población infantil.

-Tenia años que no venía a la feria- dije asombrada.

-Igual yo- dijo Albert viendo la rueda de la fortuna.

Decidimos ir a subirnos a la rueda de la fortuna, la verdad tenía una enorme fobia a la alturas, sentía que esa cosa terminaría mal y todo se iría a la mierda y moriríamos, tenía miedo así que me aferre a los tubos que estaban a los costados de cada asiento, Albert lo disfrutaba, que diablos.

-Brittany si tienes miedo puedes abrazarte de mí

-Ni loca, imbécil- conteste bruscamente.

-Bien, entonces morirás de miedo me llevare tu cuerpo y lo donare a la ciencia y con ello podrán inventar nuevos medicamento y bla bla bla…

-Déjame reír un poco Jajá muy gracioso Albert, pero no funcionara

-Yo solo digo

Albert era un cretino y un cabron insufrible, sigo sin entender que le ven las chicas del instituto, puede que sea guapo oh de verdad muy jodidamente  guapo, pero era un ángel con cola y cuernos de diablo, eso era, un ángel-diablo, al bajarnos bese el piso, estaba que mi corazón estallaba por la adrenalina que tenía mi cuerpo, Albert solo rodo los ojos y me levanto del piso con facilidad.

Al terminar el paseo, Albert quiso subirse al típico juego que no puede faltar en la feria la casita del terror, era como un paseo que hacía con un grupo de personas como si te adentraras a una vieja casa abandonada, por lo típico a la personas le da miedo las cosas que no ven, así que los típicos gritos de mujeres se hicieron presentes pero también se hacían presentes los gritos de los varones, todos gritaban y me incluía en el paquete, todos, excepto Albert este en vez de gritar se moría de la risa, de vez en cuando le echaba una mirada, ¿Cómo podía darle risa? ¿A caso le daba placer el susto de las demás personas? Si parece que sí. Mientras penetrábamos mas la casa, hubo cuando las luces empezaron a prenderse y apagarse de manera de vértigo, ya que estaba sumamente oscuro. Del miedo que sentí me aferre al brazo de Albert y este sonrió victorioso. Al notar su risita lo solté de inmediato Albert empezó a reírse a carcajadas, me quede inmovilizada ¿Cuál era la gracia? Para el acto final un fantasma con cara del exorcista y una combinación con la maestra de biología di un grito tan sonoro que yo misma me aturdí.

-Mierda Brittany- se quejo Albert.

-Lo siento…- dije

Al salir me sentí aliviada que cobarde me sentía, eso no existe, relaja la vena Brittany, calma, mi corazón pedía gritos salir de mi pecho, estaba asustada, si no fuera por otra sorpresita, me hubiera salido un ramo de canas en menos 5 minutos y Albert hasta se hubiera muerto de la risa.

Cuando caminábamos para dirigirnos a otro juego, el teléfono de Albert empezó a sonar, este contesto.

-¿Hola?

-¡ALBERT! ¿ESTAS BIEN?- se escucho una voz femenina.

Ay no, Charlene… ¿Qué hice señor? ¡QUE PUTAS HICE!

-Estoy bien…Charlene que bueno que marcas necesito hablar contigo- dijo seriamente.

-Oh de acuerdo, ¿Pero estas bien? ¿Seguro? ¿NO TE HIZO NADA LA INCUBADORA DE PENES CABEZA ROJA?

Albert aparto el aparato de su oreja, y me sonrió nerviosamente, yo furiosa le arrebate el teléfono.

-TE ESCUCHE ESTUPIDA- le grite.

Charlene estuvo a punto de contestarme pero Albert lo impidió.

-Charlene ya basta… lo hablamos mañana si, si no hay problema, yo le dijo, espera ¿Qué?, bien de acuerdo, bien, si, si jeje yo también… ¿te amo?- lo último que dijo sonó bastante falso.

Me alegre por al menos escuchar eso. No la amaba, nunca él la amo y nunca lo va a hacer. Albert era Albert punto y se acabo.

-Vamos Brittany, ya termine amm… ¿vamos a los juegos?

-¿De qué vas a hablar con ella mañana?- pregunte curiosa.

-¿Eso importa?

-Sí, anda dime ¿sí?

-Terminare con ella ¿contenta?

WOW ¿estaré soñando? ¡Espero que no! Me encantaría ver como Albert termine con ella, todos se quedaran shokeados hasta los benditos maestros.

-Oh Albert, pero si terminas con ella ya no serás popular

-No me interesa, yo era popular antes de que fuera novio de Charlene.

-Bien ¿te parece si vamos a los juegos?- le pregunte.

Este solo asintió.

Fuimos a los demás juegos, y la tarde se paso demasiado rápido, para cuando quise subirme a otro juego, Albert puso cara de puchero y me dijo que teníamos que irnos, revise mi teléfono y eran las 6 de la tarde, habíamos pasado casi 7 horas en la bendita feria, y yo solo sentía como si estuviéramos 1 o 2 ¿Por qué el tiempo es así conmigo? Bastante decepcionada, nos fuimos, Albert y yo subimos de nuevo al coche por una parte no quería llegar a la casa pero por otra sí, me encanta la feria, me gustaba sus luces, todo, su energía positiva, me gustaba, no sabía pero me encantaba…

-¿Tenemos que irnos?- dije bastante triste.

-Lo siento pequeña, pero si tenemos que irnos…

-¡Yo no quiero irme! ¡Y no me digas ‘pequeña’!- conteste.

Albert solo sonrió típico de él.

Continuamos nuestro viaje de nuevo a la casa, a medio camino me había quedado completamente dormida.

-Oh mierda Brittany, no te duermas… Joder- gruño Albert.

 

Chica Citadina EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora