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Quiero empezar a pintar las paredes pero ya son las nueve de la noche pasadas y es imposible dejar secar la pintura tan tarde, además no podría utilizar la habitación así que me resigno y bajo a la cocina para cenar algo rápido antes de acostarme ya que mañana tengo una reunión con la directora del colegio.

Las vacaciones acaban esta semana así que mi primera clase será el próximo lunes, estoy bastante nerviosa, no es la primera vez que doy clases en Nueva York estaba en una escuela pero eran niños más pequeños sé que a partir de este curso los niños y empiezan a ser más crueles, lo digo desde la experiencia propia.

Cruzo la puerta de la cocina que siempre suele estar abierta, estoy entrando cuando veo que Holland y Jane están sentadas en la mesa mientras conversan pero no puedo escuchar lo que hablan ya que en cuanto notan mi presencia las dos callan.

-Tranquilas ya me marcho solo venia a por algo de cenar

Holland me dedica una sonrisa triste, no estoy enfadada pero me extraña la relación que tienen, Holland solía justarse con los mayores pensaba que Jane y yo éramos una niñitas ñoñas y ahora es como si fueran las mejores amigas del mundo.

-No es eso Emory es que....estábamos hablado de él... *dice mi prima apenada*

Me quedo paralizada en mi sitio, la mano que iba hacia el mango de la nevera se queda a medio camino.

Ya es la segunda vez que Elián vuelve a hacerse presente en mi nueva vida. Sabía que me lo encontraría este es un pueblo pequeño pero que hasta en mi propia casa me lo recuerden hace que cada vez me arrepienta más de haber vuelto a mi antiguo hogar.

En Nueva York ere muy feliz pero cuando me ofrecieron este puesto quise aceptar casi al segundo porque muy en el fondo echaba de menos mis raíces, hacia siete años que no veía a mi prima y pues siempre he tenido como ese sentimiento melancólico dentro de mi, pero claro también tenía mis dudas la mayor duda era encontrarme con él. Volver a recordar todo el daño que me hizo y sobre todo tenía miedo de volver a convertirme en la antigua Emory.

-Lo siento mucho prima, si quieres que no vuelva a mencionarlo lo entendería.

Tengo la boca seca y el corazón acelerado, me culpo por sentirme así, joder ni siquiera a tenido que decir su nombre y ya estoy temblando como cuando era una estupida adolescente.

-Tranquila....gracias....será lo mejor... *consigo decir*

Me doy la vuelta para subir las escaleras ya que el hambre se me a esfumado por completo, estoy llegando a ellas cuando las dos vuelven a hablar.

-Tarde o temprano terminará encontrándoselo *dice Jane, susurrando*

-Esperemos que sea lo más tarde posible  *dice también susurrando*

Demasiado tarde prima...ya lo he visto y casi me fusiono con un arbusto, pienso huir de Eliàn lo máximo posible hasta que mis hormonas se vuelvan a regular. Es normal estar alterada he vuelto después de estar siete años fuera, todo me trae recuerdos y la mayoría son negativos.

Con un dolor de cabeza matador me tiro en la cama una vez me he puesto el pijama, miro por el ventanal inconscientemente antes de apagar la lamparita de noche y cerrar los ojos rezando en mi interior porque esta habitación no traiga ninguna de mis pesadillas de nuevo.

-Buenos noches Emory  *me dan un beso en la cabeza y me arropan*

Escucho como Holland cierra la puerta al salir de mi cuarto y una dulce sonrisa se me instala en los labios, nuestra abuela solía hacer eso por las noches antes de acostarse. No había sido consciente de que la extrañaba hasta este momento, no pude despedirme de ella ya que cuando falleció yo llevaba dos años ya en el internado y se me hizo muy cuesta arriba volver aquí después de haber superado la fase de ser un alma en pena así que decidí no asistir, Holland no me juzgo al revés fue bastante comprensiva conmigo y me dijo que ella se ocuparía de todo.

Me dormí pensado en la abuela....

A las nueve de la mañana sonó la alarma de mi teléfonos móvil, la melodía era una de mis canciones favoritas Thunderstruck-ACDC esta canción me la descubrió mi padre un día que íbamos de ruta con el coche, nos gustaba dar largos paseos durante horas sin rumbo fijo, a mamá le volvía loca porque cuando estábamos juntos no pensábamos en los demás y pobre de ella que se preocupaba demasiado.

Salgo de mis pensamientos para poder darme una ducha rápida y cambiarme de ropa, me pongo un vestido de flores nuevo que compre en una de mis tienda favoritas en Nueva York era de una chica que conocimos Helen y yo en la universidad, a todo esto debo recordarme llamar a Helen mas tarde.

Mi mejor amiga me comprendía también que seguro que me estaba dando mi espacio por eso no había tenido noticias de ella pero sabía que si no la llamaba pronto era capaz de presentarse en mi puerta. Helen es la típica persona que tú la ves y piensas que es un alma libre, independiente, dura pero en el fondo tiene un corazoncito súper achuchable que reclama amor cada pocos segundos.

Extraño sus abrazos de oso

Me calzo unos tacones color nude y antes de maquillarme me pongo mis lentillas, me miro una última vez al espejo.

Quiero dar buena impresión en esta entrevista es la primera vez que veo a la directora en persona, hasta hora nos habíamos comunicado por correo o llamadas.

Agarro las llaves de la vieja camioneta del abuelo ya que todavía no he tenido tiempo de ir a comprarme un coche, recuerdo lo difícil que se me hizo aprobar el examen de conducir, siempre le tendré cierto respeto a los coches sobre todo a la velocidad, mi temor viene desde el accidente de mis padres pero poco a poco lo he ido superando o más bien he aprendido a vivir con ello.

Llego al aparcamiento del colegio diez minutos antes de la reunión así que una vez aparco junto a la entrada utilizo estos minutos para relajarme y preparar mentalmente la conversión que voy a tener, practico un saludo cordial, como responder a las posibles preguntas.

Dios estoy demasiado nerviosa, ya he hecho esto antes no debería sentirme así, me miro en el espejo del coche una última vez antes de abrir la puerta he ir hacia el despacho.

El colegio no a cambiado nada por fuera pero por dentro está decorado más alegremente, con colores vivos parece que un unicornio haya vomitado dentro, me rio sola y me llevo una mirada extraña de la recepcionista que me indica que la directora me está esperando.

Llamo a la puerta y así que me dispongo a entrar...

¿Enserio dios?  ¿Se puede saber que hice en otra vida para tener tan mala suerte?

Justo sentada en la mesa de la directora está la señora Elisabeth Davis mejor conocida con la madre de Jane y de...Elián.

Pasado en los corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora