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Dentro de mi se está batiendo una batalla entre mis ganas de separarme y las ganas que tengo de quedarme en los brazos de Elián para siempre.

Haciendo de tripas corazón me separo lentamente de Elián , él no opone resistencia así que una inseguridad me asalta.

-Siempre te compadeciste de mi, ¿verdad? *le digo*

La cara de Elián adopta una mueca de confusión mientras escanea mi rostro con sus bonitos ojos que siempre me volvieron loca.

-No entiendo a qué te refieres florecilla.... *dice confuso*

Me levanto de la silla ya que su cercanía está haciéndome sentir cosas que una vez jure no volver a sentir, uno de mis mayores miedos siempre fue que la gente sintiera lástima por mi, por la pobre Emory que sufría acoso y años después por ser una pobre huérfana, me paso con Elián y años después me paso con Helen.

-Solo fui para ti la indefensa amiga de tu hermana pequeña, sentiste pena de la niña que sufría acoso, pero Eliàn ya no hace falta que te compadezcas más, ya no queda nada de la pobre niña débil e indefensa.

Eliàn se levanta y viene hacia mi, no me había dado cuenta de que estaba ya al lado de la puerta, al notar su cercanía noto como que las paredes del despacho se juntarán más y la habitación se volviera más pequeña.

-No vuelvas a decir eso, porque aunque tú te empeñes en encerrar a mi pequeña florecilla en el fondo de tu corazón yo sé que todavía sigue ahí.

Voy a rebatirle eso pero me indica con un gesto que tome silencio así que dudosa lo hago.

-Florecilla, tú nunca fuiste solo la mejor amiga de mi hermana pequeña también fuiste la mía y años después te convertiste en el amor de mi vida, y sé que la cague en el pasado pero aunque me odies no quiero que vuelvas a pensar nunca mas que nuestro pasado fue por lástima porque ese pasado es lo único que me queda.

Abro y cierro la boca intentando articular alguna palabra pero no consigo nada...

Nuestro pasado todavía sigue en su corazón y eso me despierta un hormigueo por todo el cuerpo.

-Em sé que no me vas a perdonar y no te juzgo yo soy el primero que no lo hago pero solo te pido una tregua.

Elián alarga su mano para que se la estreche, una media sonrisa se me escapa de los labios al recordar las veces que de niños hacíamos absurdos juramentos.

Flashback
Tengo unos once años, estoy sentada en los escalones del porche de mi casa mientras una preocupada Jane intenta arreglarme las gafas que han sido rotas por la parte de la nariz.

-Tranquila Em todo está controlado, pongo un poco de cinta y como nuevas *me dice*

La miro como lucha por intenta cuadrar las dos partes, pelea un poco pero al final lo consigue y estoy apunto de agradecerle cuando una voz masculina se hace presente.

-Ni se te ocurra decirme que te has caído, Florecilla dime ahora mismo quien a sido.

Un Elián vestido con el uniforme del equipo de fútbol del pueblo está plantado delante nuestro, se nota que acaba de venir de entrenar porque tiene el pelo todavía húmedo de la ducha post entreno.

-Me tro-pecé *le digo intentado no sollozar*

Al ver mi estado Elián ablanda un poco su gesto y se sienta a mi lado en las escaleras, pasa un brazo por encima de mis hombros haciéndo que me pegue más a su cuerpo.

-Florecilla hicimos un juramento de mano y sabes qué pasa con esos juramentos *me dice*

-Que nunca se rompen *terminó por él*

Elián me acaricia la mejilla antes de hacerle un gesto a su hermana para que le pase mis gafas, cuando ya las tiene las deposita sobre mi nariz, ahogo una carcajada cuando veo que una parte está más torcida que la otra.

-Lo siento he hecho lo que he podido *dice Jane*

Elián vuelve a mirarme y cómo siempre sus ojos nuca supieron mentirme sé que ellos me preguntan por la persona que a destrozado mis pobres gafas nuevas.

-A sido Michael *susurro*

Presente

Michael terminó con una nariz rota y mis padres tuvieron que comprarme otro par de gafas pero ese pacto solo fue uno de tantos que compartimos Elián y yo.

Sin darle más vueltas le estrechó la mano a mi antiguo amor.

-Ahora deja que te invite a un café, tengo una idea para el tema del acoso a Gael * me dice un alegre Elián*

Asiento todavía sobrepasada por los recientes acontecimientos y me dejó guiar hasta el aparcamiento del colegio, decidimos ir cada uno en su coche (yo cojo el autobús) hasta la cafetería donde casualmente es donde trabaja la madre de Gael.

Veinte minutos después estoy sentada frente mi viejo amor compartiendo una charla tranquila como dos viejos amigos que acaban de reencontrarse.

-Siempre supe que quería ser maestra *le digo*

-Yo tenía mis dudas te veía más como florista o botánica *me dice divertido*

Le dedico una media sonrisa antes de llevarme a la boca un trozo de magdalena de arándanos que nos han dado cortesía de la casa

-A mi me sorprendió descubrir que eras médico *le confieso*

Elián suelta una carcajada haciendo que sus ojos se achinen un poco.

-Algún día te contaré el motivo de mi elección pero ahora vamos con mi genial idea.

-Bueno cuéntame y luego decido si me parece genial

Vuelve a reír antes de empezar a relatarme una idea que a medida que voy escuchando me va convenciendo de que si se trata de una genial, demasiado genial diría yo.

Consiste en hacerle test de ADN a los niños para que vean cuán porcentaje tienen de cada país, últimamente está muy de moda hacerse uno Helen se hizo uno y descubrió que tenia bastante porcentaje irlandés y ella no conoce a nadie que sea de allí.

Michael dijo que ni su hijo ni él tenía ningún porcentaje débil como se refirió de manera despectiva pero haciéndole ese test a su hijo quizás habrá los ojos y podamos concienciar a los niños de que todos son igual de fuertes y de válidos

-Vaya si que es una idea genial *le confieso*

-Florecilla ¿eso que noto en tu voz es asombro? *me dice burlón*

-Siempre fuiste muy inteligente Davis

-Elián para ti siempre Elián

Compartimos una mirada cómplice y continuamos charlando sobre cosas triviales hasta que nos terminándonos los cafés.

Pasado en los corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora