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-¿Florecilla?

-Elián

Con las prisas de encontrarlo no pensé en que le diría una vez lo hiciera...

Miro al hombre que tengo frente a mi vestido tan solo con un pantalón de pijama y no puedo evitar que una sonrisa boba se me escape de los labios.

-¿Has venido a reírte de mi? *dice serio*

Vaya vaya creo que la estoy fastidiando y todavía no he empezado ni a hablar.

-Vengo a hablar *le digo*

Me doy una bofetada mental ante la estupidez que acabo de decir, obviamente que voy a hablar como si no íbamos a comunicarnos.

Elián se aparta de la puerta para darme paso, no se aparta mucho así que tengo que pasar rozándole el pecho y su fragancia llega a mi nariz nada más pongo un pie en el interior.

El salón de la casa está muy diferente a cómo lo recordaba, antes era más blanco y con colores saltones que eran los favoritos de su madre al contrario que ahora ya que todo está decorado con colores más grises o incluso madera con toques de azul oscuro.

Suena raro lo que voy a decir pero todo es muy Elián.

-Soy todo oídos *me dice*

Nos sentamos en el sofá que está frente a la chimenea, encima de ella solían estar varios retratos familiares pero ahora solo hay varios cds de música y una única foto de Elián con su sobrina.

-Ummm *digo*

Elián me mira con una ceja encarnada acompañada de una mirada dura, no parece estar más calmado después de la comida de hoy, lo entiendo somos su exnovia y su ex mejor amigo pero pensé que no estaría enfadado conmigo ya que yo no fui la que beso al otro.

-Florecilla...es tarde....*empieza*

-Yo no le besé  *digo a la vez*

Veo un fogonazo de rabia pasar por sus ojos antes de cerrarlos intentado controlar las emociones que debe sentir en su interior.

-En el fondo siempre supe que esto pasaría *me dice*

-¿El que? *susurro*

Esa pregunta se escapa de mis labios antes de que pueda retenerla, estoy echa un lío ahora mismo y la actitud de Elián no ayuda a resolverlo más bien hace que en vez de querer arreglar lo nuestro quiera marcharme a casa.

-Venga Emory está todo muy claro no te hagas la ingenua conmigo

Vaya parece que soy Emory de nuevo, su comentario me cabrea.

-Primero no me hables así y segundo no sé de qué me estás hablando Davis *contraataco*

Su rostro se tensa antes de que se pase las manos por el pelo, toma asiento en el sofá mientras yo continúo de pie frente a él.

-Ese es el maldito problema, Davis el chico malo, Davis el jugador de fútbol, Davis el popular... *maldice*

De repente todo empieza a encajar en mi mente...

Todas las veces en las que me hizo llamarle por su nombre en vez de por su apellido, como el resto del mundo.

Ablando mi gesto y me siento en la mesa de centro que hay frente a él, agarro sus manos y las entrelazo con las mías.

-Tú y yo siempre nos lo contábamos todo, antes de....

-Antes de que te rompiera el corazón *susurra*

Su voz débil se me clava en el pecho pero no dejo que me distraiga, a llegado el momento en que todo lo que llevamos callando estos años salga a la luz.

-Elián no sé de qué me estabas hablando antes...
¿Qué es lo que está tan claro? *pregunto*

Suelta nuestras manos entrelazadas para pasárselas por el pelo de nuevo, instintivamente me llevo las mías a mis brazos intentando formar un escudo como si eso fuera a protegerme de lo que voy a escuchar a continuación.

-Las chicas buenas siempre terminan con los chicos buenos *dice al fin*

Mi mal herido corazón recibe una descarga y se le revuelve el estómago al oírle decir algo que apuesto que debe ser uno de sus miedos.

Hemos crecido juntos, conozco a Elián Davis como la palma de mi mano y jamás pensé que él pudiera sentir que en algún momento yo le habría dejado por Jared. Nunca jamás habría pasado eso porque el único dueño de mi corazón siempre a sido él.

-Elián.....

Mi acompáñate se levanta apresuradamente del sofá para poner distancia entre nosotros, parece estar batiendo una batalla en su interior.

-Elián tú no eres ese chico *le digo*

Después de maldecir de nuevo Elián y dirige una mirada herida a la mía, en ella puedo leer toda la rabia y todo el dolor que lleva conteniendo, y lo sé porque esa mirada también la he visto miles de veces frente al espejo.

-Si lo soy joder....soy malo y sobre todo lo fui contigo *me dice*

Puñalada directa al corazón...

Quiero decirle que se equivoca pero no puedo...

Porque tiene razón, hace siete años Elián fue el causante de mi dolor, de muchas noches en vela llorando hasta quedarme sin lágrimas, de todas las inseguridades que vinieron después, de todas las amistades que perdí...

Pero aún así lo único que me sale es acercarme a él y fundir mis labios con los suyos, intentado acallar su dolor.

Su cuerpo se queda rígido durante un segundo pero después su boca se mueve al compás de la mía, instintivamente pego mi cuerpo lo máximo posible al suyo anhelando su calor, la seguridad que siempre me a transmitido.

Noto que el ambiente se va acalorando, una mano de Elián está enredada en mi pelo mientras una de las mías permanece en su nuca, trazó currículos con mi pulgar intentado calmarlo, parece que surge efecto cuando noto que el beso se va volviendo más lento de nuevo.

Segundos después Elián se separa para mirarme a los ojos, veo una tormenta en ellos y no puedo evitar sonreír al saber que la causante de esta soy yo.

-No voy a ser yo el que se queje de este beso pero antes de que esto se vuelva a repetir creo que deberías saber toda la verdad.

Asiento a modo de respuesta mientras dejo que me guíe hasta el sofá donde nos sentamos ambos.

Y así comienza un viaje en el tiempo siete años atrás donde mi mayor pesadilla comenzó.

Pasado en los corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora