.41.

2.3K 95 1
                                    

Cuando todo parecía haberse puesto en su lugar y mi vida ya era más tranquila tuvo que aparecer Jared para volver a descontrolarlo todo.

Vale que yo no quisiera recibir ese beso pero la cosa es que igualmente sucedió y ahora no sé qué hacer.

¿Debería contárselo a Jane? O ¿mejor me lo callo?

Ahora mismos Jane y Jared no son pareja pero está claro que mi vieja amiga todavía siente algo por el, por su parte Jared dijo que quería cumplir un deseo que tenía desde que era pequeño.

¿Eso significa que lleva toda su vida queriendo besarme?

La cabeza me va a estallar mientras bajo las escaleras para ir a la cocina para buscar una aspirina, hoy es domingo así que la casa debería estar tranquila pero como la mala suerte tiene fijación en mi cuando cruzo la puerta de la cocina encuentro a una de las causantes de mi dolor de cabeza metiendo una bandeja en el horno.

-Buenos días Em *me dice sonriente*

Le devuelvo el saludo mientras voy hacia el armario de las medicinas, rebusco bajo su pesada mirada pero yo me limito a continuar con mi tarea.

-Holland ¿te a contado nuestro plan de hoy? *me dice*

Niego mientras tomó asiento en la pequeña mesa que tenemos en la cocina, me trago la pastilla acompañándola con un poco de agua mientras veo como la sonrisa de mi amiga crece aún más.

-Hemos decidido hacer una comida familiar como en los viejos tiempos *sonríe*

Cuando mis padres todavía vivían solíamos hacer comidas con la familia Davis cada domingo, era como una especie de tradición mamá y Elisabeth eran las encargadas de la comida porque la vez que lo intentaron papá y el señor Davis la cocina terminó chamuscada. Jane y yo nos limitábamos a subir a mi habitación a jugar o más adelante a cotillear mientras esperábamos que todo estuviera listo, por su parte Holland y Elián se metían en el cuarto de mi prima a escuchar música o a jugar a la videoconsola.

Mi abuela era la encargada de supervisar todo y de decorar la mesa a ella se le daba muy bien eso de los detalles sabía como darle un toque especial a todo lo que hacía.

-Genial *digo*

Fuerzo una sonrisa antes de despedirme de ella con la excusa de que voy a arreglarme para la comida.

Rebusco en mi armario algo que ponerme, si no puedo aclararme la cabeza será mejor que me centre en otra cosa así que arreglarme parece una buena opción.

Termino poniéndome un vestido celeste con margaritas dibujadas en el bajo de la falda, me pongo unas zapatillas para no ir demasiado arreglada, de todas maneras la reunión se hace en mi salón así que tampoco voy a salir de casa así que me hago un maquillaje bastante natural.

De camino por las escaleras me hago un moño despeinado ya que mi mejor amiga no para de pegarme gritos desde el jardín que parece ser donde al final vamos a comer, hoy es un día bastante soleado para ser finales de otoño.

-Deja de gritarme, ya voy *le digo* 

Por el camino me cruzo con una atareada Holland que ayuda con el postre a una estresada Jane, parece que las dos amigas sé estar esforzando demasiado en esta comida.

Cruzo la cristalera para poder salir al jardín a la primera persona que me encuentro a es a Max la cual va preciosa con un vestido de cuadros, le acaricio la cabeza cuando paso por su lado.

-Genial ya estás aquí, me estaban saliendo canas de tanto espérate *'me dice Helen*

-Lo siento amiga no sabia que ponerme *me excuso*

Mi mejor amiga estudia mi atuendo y al final me dedica un guiño de ojo así que deduzco que le gusta, enhebra su brazo con el mío para conducirme hacia un rincón del jardín.

-No entres en pánico ¿vale? *me dice*

Ese cometió hace que las pulsaciones se me aceleren y me cueste respirar, básicamente hago todo lo contrario a lo que me pide y entro en pánico.

-Joder Em, te he dicho que no entres en pánico *me reprocha*

-Me puedes...decir..de una maldita vez...¿Qué pasa?

Mi mejor amiga me da la vuelta para que mire hacia la barbacoa donde Jared y Elián conversan mientras cocinan unas chuletas, la expresión de mi amor de la infancia no parece ser la más relajada del mundo en cambio su acompañante sonríe.

-¿Crees que hablan del...beso? *me dice*

Helen está al corriente del beso que me robó Jared ya que necesitaba que alguien me aconsejara sobre si tenía que hablar con Jane o debería callar.

-No creo *digo al fin*

Mi mejor amiga vuelve a moverme la cabeza para que vuelva a mirarla solo a ella, parece que está incluso más nerviosa que yo y eso que yo estoy entrando en pánico.

-Em vale que te he dicho que no entres en pánico pero tú y yo sabemos que esos dos no sé hablan, ¿por qué de repente lo hacen? *me dice*

-Puede que hablen de otra cosa, si Elián lo supiera Jared probablemente estaría ahora mismo tumbado en el suelo y con varios dientes menos *digo*

Me tapo la boca con ambas manos al darme cuenta de lo que acabo de decir, hablar con Helen siempre ha sido demasiado fácil y estoy acostumbrada a contarle todo lo que pasa por mi cabeza pero este comentario causa que las mejillas se me acaloren.

-Vaya sabia que te gustaban los malotes pero no tanto *dice divertida*

-No me gustan los malotes *le contestó*

-Bueno dijo la señora que se enamoró de un chico que parte caras a los hombres que besan a su chica *me dice*

No me gusta el rumbo que está tomado esta conversación así que me separo de mi mejor amiga para ir hacia la cocina pero en medio de mi huida mi cuerpo impacta contra un trabajado pecho que conozco a la perfección.

-¿Donde es el incendio? *dice burlón*

-¿Que incendio? * le respondo confusa*

-No sé dímelo tú, eres tú la que está huyendo *me sonríe*

No puedo evitar que una sonrisa se me escape.

-No hay incendio solo una chica que tiene que ir al servicio *miento*

Voy a ir hacia el interior de la casa cuando su mano sujeta mi muñeca evitando que continúe mi camino

-¿Cuando aprenderás que tus ojos nunca supieron mentirme? * me suelta*

Si antes parecía que huía de un incendio ahora debe parecer que una estampida de elefantes viene hacia mi, corro hasta llegar hacia la cocina donde las dos amigas terminan de decorar unas galletas.

Acepto el vaso de limonada que Holland me tiende y me refugio en una de las sillas de la cocina pensando como demonios voy a poder sobrevivir a esta reunión, lo peor es que todavía ni me he cruzado con Jared.

La única solución que se me ocurre ahora mismo es que un meteorito caiga sobre mi pero como no es posible me lamento un poco hasta que me avisan de la comida está lista.

Después de contar hasta cincuenta vuelvo a salir al jardín.

Vamos Emory tú puedes....

Pasado en los corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora