.24.

2.8K 136 0
                                    

Observo como mi ex mejor amiga rebusca en los armarios los objetos necesarios para poder limpiar y curar mis heridas.

Siento una sensación extraña en el pecho al verla interactuar con mi alrededor es decir parece que no a pasado el tiempo, está acción de ella curándome las heridas desgraciadamente no es la primera vez que sucede, cuando estaba en el colegio los niños solían empujarme cuando yo les regañaba por arrancar las flores o en los siguientes años en la adolescencia ya me empujaban casi por costumbre, muchas de las veces conseguí poder aguantar el equilibro pero cuando eso no sucedía solía hacerme varios raspones que Jane curraba.

Era ella la que me curaba porque yo me negaba a pedir ayuda a otra persona, podría haber llamado a Elián igual que hacía él cuando se metía en peleas pero sabía que si se lo contaba iría a por los chicos que me acosaban haciendo que al día siguiente ellos sintieran más rabia hacia mi.

-Esto puede escocerte un poco *me dice*

Asiento y procedo a cerrar los ojos con fuerza cuando noto como el agua oxigenada impacta contra mis adoloridas palmas, ahogo un sollozo y escucho como mi ex mejor amiga maldice por lo bajo.

-Esto me trae demasiados malos recuerdos *me dice*

Noto como el cuerpo se me crispa de pies a cabeza, parece que yo no soy la única que estaba recordando viejas heridas del pasado.

-Se que no te gusta escuchar esto pero quizás deberíamos llamar a..... * se calla*

-No pienso llamar a tu hermano Jane *le digo alterada*

Abro los ojos de nuevo y veo la mirada preocupada de mi ex mejor amiga examinar mis heridas, ya están bastante mejor pero todavía se ven bastante rojas, Jane procede a vendármelas mientras las dos nos sumimos en un espeso silencio.

Creo que es el momento de empezar la conversación .

-Jane....¿Que haces aquí? * le digo en un susurro*

Mi ex mejor amiga se tensa levemente antes de unir su mirada con la mía, veo sus bonitos ojos verdes nublarse un poco antes de que una silenciosa lágrima se deslice por su mejilla.

Como instinto me apresuro en limpiársela mientras ella termina de vendarme las manos por completo, veo que quiere levantarse para irse pero yo la retengo agarrándola de la muñeca.

-Jane por favor....háblame *le digo*

Esto me recuerda a la situación que viví yo el día anterior, él me suplicaba y yo le di la espalda merecidamente pero ahora que soy yo la que suplica me siento un poco culpable.

-Cuando Jared se lleva a Max me siento muy sola así que Holland me deja quedarme aquí *solloza*

No se de donde sale ni por que sale pero de repente un sentimiento de protección se apodera de mi ser haciendo que abra los brazos para que Jane pueda refugiarse en ellos y desahogarse.

-Em lo siento tanto *dice entre llantos*

Le susurro palabras de aliento mientras le acaricio la espalda haciendo que ella poco a poco vaya calmándose.

-Se que lo que hice estuvo mal y no sabes cuanto me arrepiento *me dice*

-Tranquila ahora eso no es importante, ya tendremos tiempo de hablar *le digo*

Jane saca su rostro de mi pecho para mirarme, veo su cara repleta de lágrimas y sus bonitos ojos bridiosos pero tiene una sonrisa en sus labios.

-¿De verdad quieres escucharme? *me dice*

Asiento mientras la vuelvo a abrazar, cierro los ojos y respiro su olor a vainilla tan característico y noto como mi dolorido corazón se recompone un poco, no hemos hablado pero esto es un gran paso.

Noto como otros brazos nos arropan y se que son los de Holland así que permanecemos así durante un rato parece que ninguna quiere soltar a la otra, llevamos tantos años esperando este abrazo que casi parece que nos de miedo movernos y que desaparezca.

-Chicas siento ser yo la aguafiestas pero dentro de dos horas debo entrar a trabajar, ¿creéis que podéis abrazaros en otro baño? *dice Holland*

Las tres reímos y poco a poco nos vamos separando para dejar a Holland en el baño, Jane y yo nos despedíamos a los pies de la escalera prometiendo que al día siguiente nos reuniríamos en nuestro lugar especial para charlar tranquilas las dos a solas.

Antes de irme a dormir llamo a la directora Davis informándole que hoy no voy a impartir clase ya que necesito reunirme con ella.

Mentiría si dijera que esta mañana estoy más fresca que una lechuga porque la realidad es que tengo unas ojeras hasta los tobillos por no hablar del aspecto que tienen mis manos.

Después de una ducha más larga de lo normal y batallar con el cierre del vestido consigo salir de casa a una hora prudencial para dirigirme a la reunión que tengo con la directora Davis.

Escucho una de mis canciones favoritas intentando controlar mi nerviosismo por una parte esta el hecho de que un indefenso niño está siendo atacado y por otra parte está el hecho de que tengo que reunirme a solas de nuevo con la madre del causante de mi dolor.

Adoro a esa mujer pero no puedo evitar sentir dolor cuando la miro a los ojos esos que son tan parecidos a los de su hijo, la sonrisa que se le dibuja en los labios tan similar a la de mi ex mejor amiga.

Mientras voy por los pasillos saludo a algunos de mis compañeros y algún que otro alumno que llega tarde a su clase, delante de la puerta del despacho es cuando empiezo a sentir que algo no va bien.

Cuento hasta tres antes de entrar y ahogo un grito cuando veo que la señora Davis está acompañada, el hombre que está sentado de espaldas a mi es su hijo y lo sé nada más oler su fragancia masculina, cada pelo de mi cuerpo si eriza y las piernas se me vuelven gelatina.

Patética....patética me siento al reaccionar de esta manera, soy una mujer adulta que no consigue controlar sus estímulos cuando se trata de Elián, parece mi maldito punto débil.

La señora Davis me sonríe y su hijo al ver su gesto se gira uniendo su mirada con la mía causándome al instante una descarga en el corazón, no puedo seguir mirándole cuando lo único que recibo de sus ojos es tristeza.

Pasado en los corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora