La luz que entra por la ventana me ciega los ojos y eso que todavía los tengo cerrados, me doy la vuelta para evitarla y termino chocando contra algo.
Bueno más bien contra alguien porque al chocarme escucho una especie de gruñido antes de ser agarrada por una mano y terminar impactando de lleno contra su pecho.
Elián me acaricia el pelo y una ñoña sonrisa se instala en mi boca al recordar la pasada noche, no solo nos acostamos si no que dormimos juntos y está era nuestra primera vez desde hace años.
Cuando éramos adolescentes algunas veces Elián se quedaba dormido mientras escuchábamos música pero siempre se iba antes de que me despertara esta vez lo tengo junto a mi cuando abro los ojos.
Justo cuando voy a hacer contacto visual con él veo que cierra los ojos disimuladamente, un calor aparece en mi pecho al darme cuenta de que estaba mirándome mientras dormía.
Una idea malvada se me pasa por la mente.
Me libro del agarre de su brazo en mi cintura y me muevo hasta el borde de la cama para bajarme de ella, busco algo para taparme que termina siendo su camisa.
-Si Holland ya voy para casa *digo en alto*
Sonrió cuando noto que Elián empieza a revolverse en la cama.
-No tranquila solo me quede dormida en el coche *digo en alto*
-Obviamente sola, jamás en mi vida me acostaría con un chico de este pueblo *aguanto la risa*
Antes de que me dé tiempo a reaccionar estoy de nuevo en la cama y tengo a un juguetón Elián besándome el cuello.
-¿Así que no te acostarías como ningún chico del pueblo?
+¿Entonces que fue lo que hicimos tú y yo ayer florecilla? *dice pícaro*
Las imágenes de lo que sucedió hace unas horas vuelven a mi cabeza acalorándome por completo
-Veo que lo recuerdas *ríe*
Me encantaría que toda mi vida fuese así de fácil, tirarme horas enterrada entre sus brazos, recibiendo dulces besos en cada centímetro de mi piel pero sobre todo sintiéndome en paz.
En algún momento de nuestra sesión de besos mi móvil comienza a sonar y esta vez no es de mentira, a tientas lo busco entre las mantas.
Me lo llevo a la oreja sin ni siquiera mirar el número que me llama porque estoy casi segura que se tratará de Helen para asegurarse de que todavía sigo con vida.
-Hola *digo*
Escucho un suspiro antes de que la llamada se corte.
-¿Hola? *repito*
Al no escuchar respuesta no le doy importancia en este pueblo tampoco es que tengamos la mejor cobertura del mundo y más desde la cabaña de Elián.
-¿Quien era? *dice Elián*
Lo veo mientras lucha por ponerse los pantalones vaqueros, me distraigo de la pregunta admirando su cuerpo lamentándome porque lo esté tapando de nuevo.
-Florecilla, ¿Quién era? *repite*
Salgo de mi letargo de sueños húmedos para prestar atención al chico que ya está completamente vestido y me esta esperando junto a la puerta.
-Se a cortado, seguro que se han equivocado *le sonrió*
Juntos salimos hacia el salón y tengo que ahogar un grito cuando me encuentro literalmente con toda nuestra familia sentada en el sofá y en los sillones esperándonos.
Me giro para mirar a Elián y este no parece nada contento con que esto esté sucediendo, yo quería que nuestro encuentro se quedara entre nosotros pero era obvio que en este pueblo no hay secretos.
-¿Se puede saber que diablos hacéis todos aquí? *grita Elián*
Todos nos sobresaltamos ante su reacción bueno todos no, su madre se levanta lentamente del sofá y se dirige hacia nosotros, le dedica una mirada dura a su hijo antes de abrazarme.
-Espero que no se te vuelva a ocurrir hacerle daño *le dice a Elián*
-Madre, ¿eso es una amenaza? *dice en tono burlón*
Su madre asiente antes de separarse de mí para esta vez abrazar a su hijo, la situación es bastante cómica cada persona va pasando para abrazando algunos saltan a Elián como Helen y Holland que solo le dedican amenazas, lo cómico de la situación es que parece que nos estén felicitando por habernos acostado porque eso es solo lo que a pasado.
Elián y yo no volvemos a estar juntos como pareja.
No puedo olvidar todo de la noche a la mañana, además han pasado muchos años él estaba enamorado de la vieja Emory igual que yo del viejo Elián, antes de retomar lo nuestro debemos conocer a nuestros nuevos yoes.
-Me a encantado está sorpresa pero creo que a llegado el momento de que os vayáis y nos dejéis solos *dice Elián*
Todos se marchan y llega el momento en el que Elián y yo tenemos que terminar la conversación de ayer, le he perdonado pero hay temas que todavía siguen pendientes.
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Pasado en los corazones
RomanceEmory tenía quince años cuando abandonó su pueblo natal para trasladarse a uno de los internados más prestigiosos del país. Metió todas sus pertenencias en una pequeña maleta y enterró en los más fondo de esta su corazón roto cortesía del hermano ma...