"Adrian Haggard, antiguo militar y mercenario, además de gran amigo de la familia Stone, es contratado para cuidar a Morrigan Stone, quién además de sensual, es algo alocada y a veces un poco irresponsable. Adrian no es la excepción y sucumbe ante l...
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Morrigan observó con atención el lugar donde Adrian había aparcado la nave. Era un sitio desolado. El paisaje causaba pena, lástima y tristeza con solo verlo. Se trataba de una gran extensión de desierto helado, ¡todo era hielo! Por donde quiera que se mirara, sólo podía verse el hielo, la escarcha y se escuchaba el terrible ulular del viento. La chica suspiró y apretó los brazos alrededor de su cuerpo, ya comenzaba a sentir el frío que se colaba en la nave.
-Tápate con esto - Murmuró Adrian envolviéndola en un gruesa manta - Pronto entrarás en calor y no pasarás frío.
-Pensé que... - Dijo Morrigan mientras sus dientes castañeaban - Que estaríamos en la ciudad - Suspiró - Ganímedes también es famosa por sus aguas termales, spas y centros para esquiar, patinar y...
-No venimos a vacacionar - Comentó Adrian con sequedad - Estamos huyendo de una amenaza muy peligrosa - Carraspeó - Así que lo mejor es permanecer en los sitios más alejados donde no llamemos la atención - Comentó y comenzó a arreglarse para salir...
-¿A dónde vas? - Preguntó Morrigan alarmada y preocupada al ver cómo el hombre se preparaba para dejar la nave - ¡Yo quiero ir contigo! - Gritó y se puso de pie para alcanzar a Adrian.
Haggard la detuvo sosteniéndola del brazo, ella levantó el rostro para dedicarle una mirada suplicante. Él suspiró y no pudo evitar acariciarle el rostro, la chica tenía los ojos llorosos y su labio inferior temblaba, parecía que iba a echarse a llorar.
-No, es mejor que te quedes aquí - Dijo él con suavidad - Afuera hace mucho frío y no tienes ropa adecuada...
-¡No quiero quedarme sola! - Chilló la joven y ahogó un sollozo - ¡Tengo miedo!
Morrigan se pegó al cuerpo de Adrian y lo abrazó con fuerza. El cuerpo de la joven se estremeció y comenzó a temblar. Una parte por el terrible frío del lugar y por la otra, también se encontraba muy asustada. A Adrian le pareció indefensa y tierna, así que la envolvió en sus brazos y besó sus labios helados antes de conducirla lentamente hasta el camarote de la nave.
-No quiero que corras peligro - Suspiró Haggard - Tampoco quiero que vayas a resfriarte y... - Volvió a suspirar - No podría perdonarme si algo llegara a sucederte.
La chica dejó escapar un jadeo al escucharlo hablar. Le estaba comenzando gustar ese lado tan protector de Adrian, además ¡su voz! Esa voz tan varonil, tan suave como una delicada caricia. Morrigan levantó el rostro y lo miró a los ojos, dedicándole una sonrisa antes de volver a besarlo.
Adrian se apartó de Morrigan, enderezándose y le sonrió con sinceridad.
-Ahora debo irme, pero no te dejaré sola - Murmuró - Estarás bajo los cuidados de AB-666 - Comentó.
-¿Y quién es él? - Preguntó Morrigan con curiosidad.
-Es mi copiloto - Dijo el hombre - Va a caerte bien... ahora, ¡debo irme! No estaré fuera más de dos horas, te veo pronto.