CAPÍTULO XIV

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La chica se aferró a los brazos de Adrian que la envolvieron con calidez

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La chica se aferró a los brazos de Adrian que la envolvieron con calidez. El hombre lanzó un gran suspiro al escucharla llorar. A Haggard le pareció que jamás había escuchado un llanto como aquel, tan desconsolado y lleno de tristeza. Él la apretó contra su cuerpo y dejó que llorara, Morrigan había pasado por tanto en muy poco tiempo y de la chica fuerte e inquebrantable que solía ser, ahora parecía débil y frágil; llena de miedo e incertidumbre.

-¡Ya, ya, pequeña! - Dijo el hombre con ternura mientras frotaba su espalda - La vida te ha puesto una prueba muy difícil, pero sé que podrás superarla. - murmuró Haggard sin dejar de abrazarla.

La chica lanzó un sollozo profundo y se estremeció en los brazos de Adrian. Al menos tenerlo cerca y escuchar sus palabras de aliento la hacían sentirse un poco mejor. El experimentar esos fuertes brazos a su alrededor la llenaba de sosiego y paz. El hombre sintió cómo el cuerpo de la joven se sacudía a causa del llanto violento y la acunó contra su pecho.

-Si te hace bien llorar, llora - Dijo con voz profunda y aterciopelada - Eso te ayudará a sentirte mejor - Susurró y le acarició los rubios cabellos - Yo voy a estar a tu lado - Suspiró, ¡sé que no es un gran consuelo pero... yo voy a cuidarte!

La chica volvió a estremecerse en esos brazos tan fuertes y protectores. ¡En verdad le encantaba estar así! Ese abrazo la hacía sentirse querida, ¡amada! Quizá estaba loca, pero nunca se había sentido así en los brazos de otro hombre que no fuera parte de su familia. Morrigan levantó el rostro y miró a Adrian. Él también la miraba con ternura y le dedicó una sonrisa mientras le acariciaba el rostro.

Adrian la contempló en silencio, ¡esa joven lo alteraba! Lo hacía tener sentimientos que jamás había experimentado y eso lo inquietaba; se sentía intimidado y dudaba de todo aquello que consideraba correcto en su vida. Pero a la vez, también le gustaba sentir esas nuevas sensaciones hasta ahora desconocidas por él. Se llenaba de una inmensa alegría, un estremecimiento recorría su cuerpo. Experimentaba algo que jamás sintió, hasta ese momento. No sabía en realidad que era pero seguía alterando sus sentidos.

-Sé que tienes miedo - Le susurró - Sé que tu vida ya no será la misma y que todo ha cambiado para ti, Morrigan - Exclamó y continuó acariciando el rostro de la joven - Sé que no puedo cambiar lo que pasó, pero estoy aquí para acompañarte en tu dolor, en tus penas. Déjame estar a tu lado, mi niña bella - Dijo con emoción.

Morrigan volvió a estremecerse; esas palabras realmente habían llegado a lo más profundo de su ser. Además la emoción con la que él las pronunció hacía que sonaran aún más hermosas. La chica levantó su mano y la deslizó lentamente por el rostro de Adrian, colocándola detrás de su nuca, atrayéndolo hacia ella.

Adrian suspiró y se inclinó sobre el rostro de Morrigan para unir sus labios a los de la joven. Fue un beso muy tierno y dulce, en un principio. Adrian la envolvió aún más entre sus brazos para hacer ese beso aún más apasionado y vehemente. La chica se dejó llevar por ese beso, permitió que Adrian se apoderara del control y sólo se entregó a él, disfrutando de la presión seductora de sus deliciosos labios.

SYNTHETIC PARADISE (A NEW MISSION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora