CAPÍTULO XXXI

104 30 30
                                    

Las compuertas del War Hawk se abrieron lentamente y por fin pudieron descender de la nave

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las compuertas del War Hawk se abrieron lentamente y por fin pudieron descender de la nave. Morrigan lanzó un suspiro mientras observaba atentamente el planeta Sokaris. ¡No era como ella imaginaba! Pensó que se trataría de un lugar fascinante, pero era todo lo contrario. La ciudad principal parecía algo desfasada y muy silenciosa. No había mucho movimiento de vehículos o personas en la urbe. ¡Parecía un pueblo fantasma! Supuso quizá que el silencio y el breve retroceso se debían al estar encerrados dentro de ese entorno extraño y desconocido para ella.

La joven pensó que el planeta era autónomo y que los habitantes de este sobrevivían de lo poco que ellos lograban producir, de su rudimentaria tecnología y de lo que podían obtener dentro del agujero en el que orbitaban. Todo lo dedujo por el aspecto solitario del planeta, tal vez Adrian o la propia Azami pudieran responder a todas sus interrogantes y le dijeran los motivos por los cuales Sokaris era un planeta triste y desolado.

Morrigan tomó la mano de Adrian y de nuevo lanzó un profundo suspiro. Él volvió el rostro para mirar a la joven, quién tenía dibujada en su semblante una expresión de sorpresa e incredulidad. Adrian también estaba sorprendido ante el aspecto de Sokaris, era un lugar devastado y solitario. Recordó el día en que visitó por primera vez el planeta junto con Azami. Su aspecto no era así de deprimente y decrépito, sino todo lo contrario; Sokaris rebosaba de vida y bullicio a pesar de estar dentro de un agujero negro, sus habitantes eran numerosos y hospitalarios. Recordaba las calles llenas de gente y la alegría de todos los que vivían en ese lugar. Ahora parecía estar deshabitado y en completa soledad, pero ¿por qué?

Adrian no lo comprendía, quizá alguien, una civilización había logrado descubrir lo que ellos aún no y atacaron el planeta, ocasionando algún daño... era posible que estuvieran sometidos bajo el régimen de una nueva amenaza oculta dentro de otros agujeros negros aún sin explorar. Haggard no podía pensar en otra cosa, sólo necesitaba reunirse con Azami y hablar con ella sobre la situación, porque de ser así, no podría dejar a Morrigan en ese lugar.

La teniente Azami Nakamura observaba cómo el War Hawk descendía lentamente. El corazón de la mujer latía a mayor velocidad. La emoción de volver a ver a Adrian Haggard le provocaba todas esas sensaciones. En todos esos años sin verlo, no lo había olvidado, más bien todo lo contrario. Los recuerdos de su relación con Adrian estaban vivos y latentes, en su soledad, a su mente acudían esas memorias, embargándola de felicidad y de un delicioso placer.

El amor que hubo entre ella y Adrian Haggard fue grande y apasionado, desgraciadamente las circunstancias del pasado impidieron que este creciera y se fortaleciera. Pero ahora que sabía que estaba con vida y que estaba a pocos segundos de verlo, de tocarlo y sentirlo, la llenaban de una salvaje y enorme emoción.

Azami jadeó y llevó la mano a su pecho, mientras Adrian se acercaba a ella. Una enorme sonrisa se dibujó en su rostro mientras observaba su andar desgarbado. La mujer estuvo a punto de echarse a correr y arrojarse a sus brazos cuando reparó en la silueta menuda y femenina que tomaba la mano del hombre. ¡Ahora estaba con una mujer! Se dijo mientras su cabeza se llenaba de preguntas.

SYNTHETIC PARADISE (A NEW MISSION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora