El tiempo lo curará todo.

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8 meses después.

El tiempo ha pasado y ha sido el mediador para curar algunas heridas, aunque quedan cicatrices profundas imposibles de borrar.

Rain ha concentrado su vida en el trabajo, aceptando proyectos unos tras otros para mantenerse ocupado y no pensar en él, en ocasiones ni llega a casa  a dormir. Se mantiene muy cerca de sus hijos ya que eso es lo más importante para él, pero hay ocasiones en que se deprime con solo recordarlo.

En las noches, cada vez que cierra sus ojos no puede evitar pensar en ese rostro que se ha adueñado de su ser. No puede contar las veces en las que se ha imaginado un encuentro con Adam. Un encuentro en que con sólo una mirada se pudiera decir todo. Con que les ganaran las ganas de abrazarse y besarse.

Pero solo han sido ilusiones de su parte, esta seguro de lo que siente por Adam y sin embargo no hace nada por buscarlo y hablar con él.

Ya ha terminado su trabajo, está oscuro afuera. Su teléfono suena en señal de un mensaje entrante. Lo desbloquea y ve el nombre de la persona conjuntamente con el mensaje.

Sophía
Hola Rain, te estoy  esperando afuera, vamos a cenar.

Rain responde con un "OK" al leer el mensaje y no tarda en salir de la oficina y se dirige al auto estacionado en las afuera de su lugar de trabajo.
Sube al asiento del copiloto y mira Sophía dedicándole una amable sonrisa.

La chica se inclina un poco hacia Rain para darle un beso en los labios pero este gira su cabeza un poco para que el beso quedara en su mejilla.

—Sabes que no me gustan tus muestras constantes de afectos.— le dice este y ella hace un gesto torcido con sus labios mientras frunce el ceño.

— Lo sé, solo era un saludo.— dice la chica mientras arranca el auto. — No se te caerá un pedazo por mostrar un poquito de afecto de vez en cuando.— termina diciendo mientras hace puchero aunque Rain no la mira.

—No lo necesito.— contesta este con desdén.

— A veces pareciera que sí.— comenta mientras mira al frente. — ¿Dónde quieres ir a cenar?

— ¿No fuiste tú la que me invitaste? Pensé que ya tenías todo listo. — dice mientras da un suspiro negando con la cabeza.

— Quería llevarte a mi casa pero ya no tengo ánimos para cocinar. ¿Te parece si  pedimos algo en mi casa? Creo que tú no estás de mucho ánimo en salir a otro lugar. — dice ella tratando de leer el humor de Rain, es como si lo conociera desde hace mucho y no desde hace un mes.

—Me parece bien.— dice Rain sonriendo levemente, sin que esta lo note al ver que ella lo comprende con facilidad.

Al cabo de un rato y un largo viaje en silencio total llegaron a su destino. Era una hermosa y acogedora casa de dos pisos. La mujer presionó un botón en su auto y la puerta del estacionamiento se abrió. Entró y volvió a presionar otro botón para que cerrará.

Dentro de la casa ella pidió comida, mientras esperaban buscó una botella de vino y sirvió dos copas pasandole una a Rain que se encontraba en el balcón de la sala mirando el cielo nocturno que de todas maneras no se veían las estrellas por las luces de la ciudad.

Rain la toma y le da un sorbo, se notaba que no estaba bien así que Sofía decidió preguntar.

—¿Qué te pasa?— pregunta mientras le da un sorbo a su copa de vino.

— Nada.— Responde Rain escondiéndose de hombros restandole importancia.

— ¿Por que siempre tengo que sacarte lo que te pasa con chucharitas?— dice ella y da un suspiro mostrando cansancio por tener que hacer lo mismo siempre. Rain la mira de reojo y vuelve su vista al cielo.

No te enamores de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora