¿Dónde estás? ¡Te extraño!

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Esa noche Adam no logró conciliar el sueño, sus pensamientos lo martirizaban una y otra vez con ideas de Rain y su esposa.

Sintió que la mañana le cayó de golpe cuando escuchó su alarma sonar, se levantó perezosamente y se dispuso a prepararse para ir a trabajar.

No quería sentir esa presión en su pecho pero era inevitable, sus sentimientos por Rain se fueron fortaleciendo sin que se diera cuenta, los celos que brotaban se él era una sensación nueva para Adam. Nunca había sentido celos como esos, era una sensación de querer secuestrar a su amor y que nadie lo viera nunca, solo él.

Al llegar a la oficina notó que Rain no había llegado y eso era extraño, Rain siempre era puntual, incluso llegaba antes que él. Eso produjo que Adam se sintiera peor de lo que se sentía por lo que había pasado en la noche.

Se fue a su lugar de trabajo, buscó la agenda de su jefe para ese día y si que estaba bien agetreada. Muchos compromisos para ese día. Suspiró y miró la hora, Rain estaba tarde y no le había avisado.

Decidió llamarlo para asegurarse que todo estuviera bien y recordarle su reunión que faltaba poco para que empezara, a pesar de que estaba furioso con Rain debía hacer su trabajo.

Un tono, dos tonos, tres tonos... Y nada de respuesta. Colgó la llamada y suspiró cansado, se preguntaba el motivo de que Rain no apareciera. Muchos pensamientos se le cruzaron por la cabeza y ninguno era bueno. Su preocupación comenzó y mientras más intentaba comunicarse, nada... Solo salía el buzón de voz.

Decidió salir de su oficina para ir a preguntar por Rain, aunque se imaginaba que no le iban a dar respuesta ya que él era que tenía que saber sobre su jefe, era su asistente personal.

De todos modos preguntó por él y nadie le supo dar respuesta, incluso antes de preguntar por su jefe le preguntaban a él. Tuvo que cancelar las citas y reuniones de Rain que tenía en la mañana, tenía la esperanza que aparecería en la tarde.

Era imperdonable que Rain no apareciera durante toda la mañana, estaba super preocupado. Pensaba que le había pasado algo pero, ¿Ni una llamada? ¿Ni un mensaje? Algo realmente malo debió pasarle o solo Adam se estaba preocupando sin razón.

El día trascurrió y Rain seguía desaparecido, ya Adam no sabía que hacer. Iba a ir a su casa pero eso no era lo adecuado. ¿Qué le iba a decir? Si decidía ir sería más por asunto personal que por el trabajo. Quería a Rain. No, no lo quería, lo amaba. Ya estaba en un punto donde solo Rain le importaba. ¿Desde cuándo es eso así?

Se dispuso a organizar sus cosas para irse a su casa, sus ojos estaban cansados, quería llorar, sentía un nudo en la garganta, estaba enojado, se sentía impotente. En ese instante se dio cuenta que no ejercía ningún poder sobre Rain.

Si fuera así Rain se hubiese comunicado por lo menos para avisar que no iría al trabajo, ni siquiera tuvo la delicadeza de avisarle a Adam que no se presentaría.

Adam se olvidó del trabajo, quería ser importante para Rain, es más lo deseaba, aunque fuera un poquito. ¿Era tan difícil su pedido? Solo pedía un simple aviso para no sentirse de esa manera.

Sin darse cuenta sus pensamientos lo llevaron a la tristeza y una lágrima recorrió su mejilla. La limpió de inmediato con brusquedad ya que estaba ¿enojado? Eran muchas las emociones que ya ni sabía cual de todas sentir.

Al salir del edificio se paró en la acera a esperar un taxi, no tenía ganas de tomar el bus, solo quería llegar a casa.

—¿Adam?— escucho a espalda de él, se giró para ver a quien pertenecía la voz.

—Jack... El encargado del departamento de ventas...— dijo algo extrañado al verlo. Solo hablaba con él de trabajo, primera vez que lo veía fuera de horario laborar.

No te enamores de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora