¿Amante?

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Al cabo de un rato se dejaron de escuchar los gritos, al parecer la mujer  se había calmado. Adam siguió en sus cosas tratando de concentrarse pero la verdad es que no pudo.
Estaba pendiente tratando de entender lo que decían dentro de aquella oficina.

Aquella mujer salió de la oficina de Rain tirando la puerta, se le veía lo molesta que estaba. Adam se sentía horrible al darse cuenta que esa pelea pudo haber sido su culpa.

Adam entró a la oficina de Rain, llevaba unos documentos que este debía firmar, era la excusa perfecta para ir a hablar con él.

—Necesito que firmes estos documentos.— le dice al entrar y ve a Rain sentado en sobre una esquina del escritorio, con los brazos cruzados y el ceño fruncido, señal de que estaba enojado. —¿Todo bien?— le pregunta ya que el mayor de ambos no se inmutó cuando le habló.

—¡Sí, todo bien!— dice Rain saliendo de sus pensamientos e intenta relajarse mientra vuelve a su silla. — ¿Qué me estabas diciendo?— pregunta ya que al parecer no le había puesto atención a Adam.

—Que debes firmar estos— le entrega el foldel con los documentos. Se percató que Rain no quería hablar del tema así que decidió no indagar en ese asunto.

Rain tomó los documentos y los firmó, se los entregó a Adam y le sonrió levemente.

— ¿Vamos a almorzar juntos?— le propone Rain a lo que el menor asiente devolviéndole la sonrisa.

A lo mejor en el almuerzo pieden conversar de lo que estaba pasando entre ellos. Adam tenía muchas preguntas que hacerle y esperaba obtener una respuesta.

Fueron en el auto de Rain a ir a almorzar a un restaurante no muy lejos de la oficina. Adam en el camino no dejaba de preguntarse si estaba bien para él indagar sobre la vida privada de su jefe. No quería hacerlo enojar pero después de lo pasado la noche anterior no sabía que relación tenían.

— ¿Debería ponerle nombre a esta relación que tenemos?— suelta Adam de repente mientras miraban el menú que le habían entregado.

— ¿Cómo quieres llamarle?— dice Rain con toda tranquilidad observando el menú de igual manera.

— No lo sé, tú dime...— levanta la vista para observar al mayor.

— Solo tengo algo para decirte...— le mira serio dejando el menú sobre la mesa. — No te enamores de mi.

— ¿Por qué?— pregunta Adam extrañado por esa repuesta de Rain.

—No soy bueno para el romanse y mucho menos para relaciones empalagosas.— asegura y antes de que Adam pudiese decir algo son interrumpidos por el mesero que va a tomar su orden.

Piden la comida y almuerzan en total silencio, Adam se siente algo incomodo después de escuchar eso. Sabía muy bien que no podía enamorarse de Rain, no solo porque es un hombre sino también porque es casado y tiene hijos, no hay lugar para él en su vida.

Pero a pesar de saber eso, su corazón le dolía al pensarlo. No sabía que iba a hacer con esos sentimientos que en él se estaban construyendo. ¿Se puede decidir de quién enamorarse y de quién no? Esa pregunta era imposible de responder para él, pero a lo mejor si se lo preguntaba a Rain él le daría una respuesta.

Optó por no preguntar ya que no quería romper el silencio que se había formado, sentía que si hablaba se iba a derrumbar por complero.

Volvieron al trabajo cada uno por su lado siguieron con sus deberes. A la hora de la salida Adam decidió ir a la oficina de su jefe a informarle sobre su agenda al día siguiente, no quería hacerlo pero era su obligación.

Entra a la oficina de Rain y no lo ve en su escritorio trabajando, no recuerda verlo visto salir de allí, recorre la oficina con la mirada y se sorprende al verlo recostado en el sofá con los ojos cerrado, al parecer estaba dormido.

Adam se acerca sin hacer ruido y se arrodilla a su lado, lo observa dormir y un sentimiento de ternura lo envuelve. Levanta su mano y le acaricia la mejilla con delicadeza, no puede evitar acercarse un poco más y sin pensarlo une sus labios con los del mayor en un casto beso.

—Si cada vez que me quede dormido me vas a despertar así lo haré más seguido.— dice con picardía Rain mirando la cara de sorprendido de Adam.

— No quería despertarte...— dice con su cara totalmente roja al ver que el mayor se despertó y lo atrapó en lo qué el pensaba era un acto imprudente.

Rain sonrió y atrapó a Adam entre sus brazos haciendo que se acostara sobre él.

— Para que me vuelvas a besar ¿Tengo que estar despierto o me hago el dormido?— le susurra rosando sus labios con los del menor.

— Como tú prefieras que lo haga...— dice este y le muerde el labio inferior a Rain con picardía.

—No me tientes que te quito la ropa aquí y ahora.

—No tengo problema con eso.

Al escuchar esa frase que calentó a Rain en un instante lo acercó más a él y unió sus labios con los de Adam en un arrebatador beso que traía consigo cosas prometedoras que sucederían después. 

Rain lo alejó suavemente de él y le dio un ultimo beso en los labios.

— ¡Vamonos de aquí!— exclamó y Adam solo asintió ante esa petición. Se pusieron de pie y salieron del lugar.

— ¿A dónde vamos?— le pregunta el menor siguiendolo muy de cerca.

— A mi departamento.— contesta y Adam se detiene.

—No quiero ir...— dice y eso hace que Rain se detenga y voltee a verlo.

— ¿A dónde quieres ir?— pregunta curioso.

— A mi departamento...— dijo con un poco de temor, pensaba que a Rain no le agradaría esa idea y se iba a negar.

— Por mi está bien, ¡Vamos! — Vuelve a caminar rumbo al elevador para ir al auto.

Adam estaba sorprendido de que este aceptara su propuesta, iba a aprovechar esa oportunidad para hablar con él y darle un nombre a esa relación. Aunque por lo que se ve el vendría siendo el amante mirandolo de todos los ángulos posibles...

No te enamores de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora