Capítulo 3

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¿Fiesta?

Estaba tan concentrada en mi tarea, que creo haber escuchado decir a Andy sobre ir a una fiesta, así que suelto mi bolígrafo y me saco las gafas que me compre hace como dos meses para leer, porque note que estaba poniendo mucho esfuerzo en el acto, sobre todo de noche, cuando es que tengo mas tiempo para hacerlo.

―¿Fiesta? ―repito. No mentiré, estaba muy concentrada en mis trabajos, que logre solo escuchar una cuarta parte de lo que dijo Andy, y ciertamente mi falta de interés le causa cierta molestia, que es palpable en su expresión.

―¡Ahg! ―se queja, y niega para si mismo, me da risa a veces que sea tan dramático―, Ni siquiera estabas escuchando, Samantha.

Frunzo el ceño ante la mención de mi nombre completo, cada vez que esta molesto u enojado, lo hace, es fácil de leerlo, como si perdiéramos la confianza, y me llama sin diminutivos de mi nombre.

―Lo siento. ―digo. Y me giro en la silla para poder obsérvalo mejor.

En mi cuarto tengo aparte de mi cama, un escritorio, su respectiva silla, una mesita de noche, el  armario empotrado y un librero donde coloco la colección de libros que me doy lujo de comprar cada cierto tiempo.

Andy parece fastidiado con el hecho de que no lo escuchara, y ahora tenga que repetir todo de nuevo, pero estoy segura que en realidad no le molesta, porque es un hablador, jamas lo hubiera imaginado así, pero suele hablar hasta que se cansa y para que suceda eso, cuesta bastante.

―¿Que habías dicho? ―interrogo. Y él chasquea su lengua, pero dispuesto a contarme todo de nuevo, se deja caer en la esquina de la cama y me mira directamente, esperando que yo tome total atención.

―Lo que decía. ―empieza de nuevo―, es que el otro día escuche cuando hablaban Tatiana y sus amigas, sobre una fiesta y luego de pensarlo bastante, me acorde que es su cumpleaños, entonces ella lo va a celebrar y yo estaba pensando que seria buena...

―¿No te acordabas del cumpleaños de tu novia? ―lo cuestiono. Y grave error, ahora es turno de él de fruncir su ceño, parece que quisiera dispararme.

―¡No me interrumpas! ―se vuelve a quejar de mi―, de todas formas, ese no es el punto. ―agrega restándole importancia y mirando hacia cualquier otra parte, para no mirarme.

Lo olvido.

―Bieeen. ―digo, alargando la ultima silaba de la palabra y lo miro para instarlo a continuar―. ¿Qué mas?

―Si dejas de interrumpirme, tal vez pueda concentrarme. ―y se sigue quejando de mi, como estoy de buen humor, no responderé ante sus molestias y solo lo dejare hablar―. ¿En que iba? ―se pregunta a el mismo y hace como si se rascara la cabeza, parece caricatura animada― ¡Ah ya! Que hará una fiesta por sus dieciocho años, entonces seria buena idea que tu y yo ...

―¡¿Que!? ―exclamo. Y saltando el hecho de que lo he vuelto a interrumpir, lo lleno de mis plegarias― Estas realmente loco, ¡Yo en una fiesta! ―me señalo― jamás he ido a una, y estoy segura que no es nada de lo que quiera experimentar, por lo menos no con tus amistades, que si no mas te recuerdo, me odian. ―señalo mas que fastidiada.

Podríamos haber terminado bien una conversación si a él no se le hubiera ocurrido semejante locura, de verdad ¿En que mundo vive?

―Saaamm ―dice mi apodo con un tono quejumbroso y lleva ambas manos hasta su rostro para presionarlo, y luego me mira seriamente―. Escucha. ―me pide―. No te estoy pidiendo que te vayas a meter a su casa y hables con ellos, solo que vayas y puedas hablar con alguien o escuchar alguna conversación, ellos tendrán que acordarse.

Puedo Verte AndyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora