Puedo Verte Andy

Capítulo 1

Sam.

Avanzo a paso apurado por el pasillo directo al salón donde se imparten las clases de ciencias avanzada, mi respiración ya va demasiado agitada, bueno y como no, si tuve que correr desde la parada del autobús hasta la escuela para que me dejaran entrar a tiempo, bueno, tampoco tan a tiempo, pero por ser una buena alumna, que saluda, el guardia me dejo pasar sin problemas. Ser amable siempre es lo mejor, aunque no todos lo reconocen.

―¿Podrías ir un poco mas lento? tampoco te van a reprobar por llegar tarde. ―escuchar sus excusas solo hacen que una ferviente ira crezca en mi y quiera decirle que todo es su culpa, que como el tenia pase libre para llegar tarde a donde fuera sin que le dijeran nada.

Pero me controlo, no creo que sea grato que me vean discutir con la nada, cierto, con la nada.

Muerdo mi labio inferior y continuo con mi paso ligero para llegar al salón, solo me he retrasado cinco minutos, pero se que el profesor ya se encuentra adentro, es muy estricto y responsable, por lo que nos pide lo mismo a nosotros.

―Ya veo porque no tienes amigos, si te comportas de esa manera, cualquiera se aburriria...

―¡Ya basta! Callate. ―me doy vuelta y lo encaro, se detiene de golpe antes de poder si quiera tocarme o en este caso traspasarme. Me mira en silencio y veo algo en sus ojos, una chispa de malicia.

Lo sé, he hablado, no debería, pero me saca de quicio y esta cometiendo su jugarreta conmigo, solo quiere molestar.

―Sam, Sam, Sam. ―repite mi nombre tres veces, y una media sonrisa se surca en la comisura de sus labios, ¡es un demonio!― Ves como ni siquiera tienes paciencia y ese entrecejo tuyo se arruga cuando te enojas, te volverás vieja a temprana edad, de seguro ya tienes como cuarenta...

Y ahí viene su discurso de que debería comportarme mas como alguien de mi edad, de que soy aburrida, de que no salgo a ninguna parte, que no comparto con nadie, que..., que se calle. ¡ahg!

Vuelvo a girarme y sigo caminando sin prestar atención a sus clases de como debería ser a su juicio y la verdad, no gracias. No estoy interesada en salir cada fin de semana, competir por quien tiene mejor atuendo, quien llega en mejor auto, a quien sus padres le compraran un pasaje a la luna, en fin, su vida de niño rico no me interesa, yo tengo que estudiar y trabajar medio tiempo para conseguir una buena beca y un lugar donde poder quedarme cuando vaya estudiar afuera.

Veo la puerta del salón de ciencias adelante y comienzo a detener mi paso apurado, para relajar mi respiración, me detengo delante y comienzo a inhalar y exhalar para controlar mejor mi estado, entonces la puerta se abre de golpe y unos ojos oscuros se encuentran con los míos, se que no solo yo he quedado sorprendida, porque el cesar incesante del mosquito que venia sobrevolándome, también se calla.

―Señorita Hatcher, llegando tarde, pero supongo algo le ha ocurrido, usted si es responsable. ―aparece el profesor de ciencias detrás del chico que se encuentra en la entrada del salón impidiendo que yo entre, siento un gran peso en mi cuerpo y es solo por su mirada tan penetrante, como si quisiera aplastarme―, adelante, el señor Foster se iba retirando.

Como si mi cuerpo se controlara solo, me muevo para que el chico salga del salón y sin decir nada él pasa por mi lado, no puedo evitar bajar la mirada, ellos..., ellos han sido parte de la desastrosa vida que llevo.

Veo de reojo a Andy y él solo permanece inmutable ante la situación, sin decir nada, a veces quisiera olvidar que él es amigo de ellos, que ha sido parte de sus bromas y aunque el nunca me haya dicho o hecho algo, siempre se quedo callado viendo como Spencer y los demás me humillaban.