best of me. [𝑘𝑖𝑚 𝑠𝑒𝑜𝑘𝑗𝑖𝑛]

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writer's narrative.

El auto manejado por Jungkook arrancó después de que Díone subiera con una bolsa de papel con diferentes tipos de pan dulce para el desayuno de su familia, y uno extra en una pequeña bolsa aparte para su buen amigo que las había llevado hasta su hogar.

- Gracias por la parada en la panaderia -

- No es nada, estamos ya muy cerca de cualquier forma - contestó con amabilidad, reconociendo ya el entorno del barrio después de las contadas veces que habían llevado a sus amigas a su casa

- Te compré una dona cubierta de chocolate, espero que sí te guste - Díone estiró la bolsa para que su amigo pudiera verla, pero no se la entregó al este ir manejando

Jungkook rio, aún con toda su atención a la avenida por la que circulaba.

- No debías comprarme una dona, pero acertaste a mi sabor favorito, así que lo agradezco -

- Te conformas con muy poco JK - lo molestó la menor de las hermanas

- Cobras mucho como super estrella de la música, pero una dona por ser chofer - continuó Annette, provocando que su amigo carcajeara con esa infatil risa que de vez en cuando le caracterizaba

Como la panaderia estaba a tan solo 1 calle de la que conducía cuesta arriba a la casa de las hermanas, pronto el auto se encontró subiendo aquella calle inclinada.

Jungkook había encontrado cierto gusto por manejar en aquel barrio, pues era muy tranquilo y le recordaba al que lo vio crecer en su ciudad natal, Busan. Le hacía sentir cómodo y sin la necesidad de esconderse, aunque claro, esa precaución de mantener en secreto su amistad con las extranjeras seguía latente; no deseaba el hostigamiento de los medios para ellas.

- Espero que logren solucionar las cosas y puedan disfrutar a sus padres el tiempo que estarán aquí con ustedes, y también espero que exista la oportunidad de conocerlos y que ellos se den cuenta que somos buenos amigos con ustedes - habló el chico, mientras estacionaba el auto cerca del fraccionamiento en el que viven sus amigas

Finalizó sus palabras al voltear a verlas, bajando su cubrebocas y permitiendo que pudieran ver la pequeña sonrisa que tenía para ellas.

- Muchas gracias, Kookoo - Estella apretó cariñosamente la mejilla de su amigo mientras sonreía, sin lastimarlo y ocasionando las risas de todos sus mayores