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—Chae.—Su voz se escuchaba ronca y cansada, pero aún así fue armonía para los oídos de la chica que espera con muchas ansias su llamada.

—Mina.—Un suspiró profundo fue lo que salió de Chae cuando al fin escuchó la voz de su chica.
Eran la 1 de la madrugada. Chae no podía dormir, ella estaba segura que Mina la llamaría y así fue.

—Ya estoy en casa. Llegué hace un rato.—Avisó la japonesa apenas susurrando con su pijama puesta ya.

—No sabes lo feliz que me haces al oírte de nuevo... te extrañaba—Silencio—¿tienes sueño no es así?—Y obvio que lo tenía, había llegado al aeropuerto cansada, su padre la había ido a buscar en auto para otro largo viaje.

—Lo tengo.—Murmuró. Apenas podía mantenerse despierta estando al fin en su cálida y cómoda cama.

—¿Me llamarás mañana?—Chae pregunto tiernamente. Mina apenas se había ido hace unas horas y ya la extrañaba y mucho. Había pasado dos noches contemplándola dormir y deseó en este momento volver a hacerlo. Ver como la japonesa respiraba tranquilamente con su rostro relajado fue maravilloso.

—Lo haré no te preocupes, ahora descansa. ¿Si?—

—Esta bien. Tu también descansa, hasta mañana.— Chae dijo.

—Si. Adiós.—Mina colgó y Chae aún se quedó con el teléfono en el oído para luego despegarlo lentamente y mirar la pantalla.—Descansa preciosa, mi preciosa.—Sonrió embobada. Mina era su chica, no su novia aún, pero era su chica.

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—¡¡Minari!!—Jihyo prácticamente entró corriendo a su oficina al saber que ya se encontraba ahí.—No sabes cuanto te extrañé.—Jihyo parecía llorar de la emoción en su hombro.

—Jihyo cálmate. Ya estoy aquí.—Mina con delicadeza se desprendió de aquel apretado abrazo.

—Debes contarme todo, todo lo qué pasó en Corea.—Sonreía Jihyo tomándola por lo hombros.

—Apuesto a que todas me dirán lo mismo, así que es mejor que almorcemos todas juntas y así lo
Cuento una sola vez. Si?—

—¿Lo prometes?—

—Si, si—Rodó los ojos—Ahora ve a trabajar o mi padre nos regañará.—Con un beso en la mejilla y otro apretado abrazo, Jihyo salió de la oficina esa mañana dejando a Mina sola sacando su teléfono.

"Te extraño tanto que mis ojos ya quieren verte, mis labios besarte, mis brazos rodearte, mis manos acariciarte y mis dedos entrelazarse entre los tuyos."—Leyó en una publicación que Chaeyoung subió a su red social esa mañana, sacándole una preciosa sonrisa donde sus ojitos se achinaban y la hacían ver más hermosa.

—También ya te extraño.—Susurro acariciando una de las fotografías de la chica.

"Todas extrañamos a Mina"—Leyó el comentario de Mía.

"Mina vuelve"—Escribió Yuna.

"Te extrañamos niña japonesa"—Esa fue Soyeon.

Sin duda, jamás se arrepentirá de haber conocido a Chaeyoung y a sus amigas.

Sin perder más tiempo marcó el número de la coreana... un tono, dos y la llamada fue aceptada.

—Hola preciosa.—Escuchó al otro lado de la línea.

—Hola Chae, buen día.
Estoy ya en el trabajo, te llamo en cuanto pueda ¿Si? No pude llamarte antes pues mi padre me trajo en su auto a la oficina.—

—Esta bien no te preocupes yo espero por ti lo que sea.—Dijo tiernamente.

—Ten lindo día, debo empezar a trabajar o mi padre me despedirá ; ) Cuídate por favor.—

Aterrizando en tu Corazón (MICHAENG) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora