❊ Tú eres mi girasol ❊

♡ 𝓝é𝓬𝓽𝓪𝓻 𝓐𝓶𝓪𝓻𝓰𝓸 ♡

El rubio acomodaba las flores de forma automática

Su mente estaba divagando en lo ocurrido el día de ayer, sin poder creer que había tenido una cita con la azabache.

Las pruebas en su teléfono le decían que lo había logrado.

Pero era algo que todavía no acababa de digerir.

Detuvo su mirada en un punto imaginario de la pared, su corazón se descontrolaba al recordarla, había sido muy bondadosa por involucrarse en una mentira con tal de mantener la esperanza de su atormentado hermanito

¿Pero solo por eso?

¿Qué exigirá a cambio?

Un escalofrío recorrió su espalda, había que ser realista; nadie hacía nada gratis, pero el sonido de la puerta interrumpió su pensar.

Las horas pasaron y no paraba de darles vueltas al asunto, lejos de allí, el dueño del local veía a uno de sus trabajadores absorto en su mente.

Se acercó con cautela, tan silencioso que asustó al chico cuando tocó su hombro.

Rengoku soltó una disculpa, imaginando que ese sería su último día de trabajo, pero el señor le hizo una seña de que se tranquilizara.

—No sé en qué estás pensando, pero si se trata de esa jovencita no tienes porqué temer

El chico lo miró con asombro, incapaz de proferir palabra, el mayor continuó

—Si entendieras el lenguaje de las flores no tendrías esas dudas en tu cabeza —abordó, luego siguió su camino en silencio, el rubio permaneció en su lugar, pensativo por las palabras de su jefe.

Sacó su teléfono y observó la foto de la azabache, se veía tan feliz y hermosa, abrazando el ramo de flores que él le había comprado ese día.

Se perdió en sus pensamientos de nuevo, aún estando en una foto el rostro de Shinobu lo maravillaba, rememoró aquellos momentos, sintiendo un calor en su pecho que lo llenaba de vitalidad

Pero aquella sensación fue interrumpida por una tos seca.

—¡Disculpe! —exclamó a la vez que guardaba su teléfono, se detuvo cuando vio aquellos orbes azules, tan profundos como el mar, clavados en su persona. —¿P-profesor?

««Así que este es el estudiantes del que hablaban los demás» Pensó el azabache al recordar las conversaciones de sus compañeros, frunció el ceño, observando al rubio que esperaba su pedido.

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La chica observaba el techo, sus manos temblaban ligeramente, cerró sus ojos unos minutos meditando profundamente en su alocada idea.

Shinobu soltó un suspiro y optó por bajar por un vaso de agua, desde su cita con Rengoku estaba inquieta, meses atrás le era difícil sacar al rubio de su cabeza, pero luego de aquella experiencia la tarea era prácticamente imposible.

Observó el cielo desde su balcón, eran las últimas horas de la tarde y ella todavía llevaba su uniforme puesto, si bien, el día le pareció más largo debido a la falta de su amiga, pero para su desgracia toda su concentración fue acaparada por su "novio"

Kocho observó su escritorio, recordando su fallido intento por plasmar su amor en un papel, la carta la había tirado a la basura hace mucho.

Creía que fingir era fácil, pero el dolor de recordar que todo era una farsa le costaba demasiado.

Perdió el número de vueltas que había dado en su habitación, no hallaba otro camino más que arriesgarlo todo y optar por lo que debía hacer desde un principio...

La joven se detuvo, fijó su vista en un punto inexistente de la pared para fijar su objetivo.

Iba a declararse.

La idea le causaba una revuelta en su estómago, pero estaba decidida a soportarlo con tal de hacerle entender al varón que ella quería algo más que su actual papel de "novia ficticia"

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«Esto es una locura» Pensó, al sentir la velocidad por la que transitaba por las calles que comenzaban a llenarse de personas

«Pero es necesario» Se justificó, amarrando sus cabellos en una coleta improvisada, luego de hacer su decisión se había dado una ducha rápida y se aseguró de llevar una ropa decente pero tampoco muy desaliñada.

Sentía su corazón latir a mil, ya sea por la carrera o por los nervios que la carcomían por dentro, sintió sus piernas flaquear cuando observó la florería desde una distancia prudente.

Ya era de noche, se veía a muchas personas recorrer las calles pero por azares del destino aquel local estaba vacío.

La azabache observó la hora en su teléfono, faltaba poco menos de media hora para que cerraran, tomó asiento en una banca cercana y esperó hasta que por fin las luces se apagaron.

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Jugaba con sus manos mientras se esforzaba por recordar, todo su diálogo imaginario se desvaneció ahora que tenía al varón frente a su persona, la poca valentía que le quedaba había echo lo mismo; esfumarse.

Shinobu nadaba sola en el agresivo mar de la ansiedad y el amor, Rengoku, por su parte, se cruzó de brazos, miró al suelo unos segundos como última oportunidad para la recién llegada.

Pero algo no andaba bien, la chica no tuvo que detallarlo mucho para ver que se sentía incómodo, aún más que ella, lo que le pareció demasiado anormal.

—¿Tienes algo?

El joven se espantó,no esperaba esa pregunta tan repentina, negó, pero después de pensarlo bien se corrigió.

—V-verás Shinobu, yo, no sé cómo decirte esto pero...

—¿Sí?

—Quiero que nos dejemos de hablar por un tiempo.

Ella quedó helada.

«¿Por qué?»

Se cuestionaba una y otra vez, pero el rubio no mostraba señales de dar explicaciones.

—P-pero, se supone que somos...

—Le diré a Senjuro que nos tomamos un tiempo; para que te concentraras en los exámenes —confesó, acomodando su bolso —.Es una buena excusa, de igual forma déjamelo todo a mí.

—¿Qué? ¿Por qué? Quiero una explicación.

—Ah...Es que, necesito pensar...sobre algo.

—¿Sobre qué? —Se cruzó de brazos, sin quererlo, estaba actuando como una auténtica novia enfadada —.No debería haber misterios entre nosotros.

Pero Kyojuro solo esquivó su mirada, sea lo que fuese no era cosa fácil.

—Será mejor que no lo sepas —afirmó, pero eso aumentó la inseguridad de la chica. Éste solo se dio media vuelta y se perdió en la multitud, Shinobu apretaba sus puños de la furia, conteniéndose para no ir corriendo y darle la paliza de su vida al que se atrevió a ignorarla.

Pero esa rabia no duró mucho, cuando las lágrimas bajaban de la decepción que ahora ahogaba su alma, la azabache lloró amargamente mientras se devolvía a su hogar.

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Me disculpo por tener este fic tan abandonado, pero tengo algunos inconvenientes con esta historia =/ en fin. Gracias a todos por apoyar mi obra y darle un espacio al RenShino :) me emociona saber que otros disfrutan de esta hermosa pareja.

Sin más, los dejo hasta la próxima actualización, bye ~ ♡