♡ 𝓟𝓮́𝓽𝓪𝓵𝓸𝓼 𝓓𝓲𝓼𝓹𝓮𝓻𝓼𝓸𝓼 ♡

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   En los pasillos de la academia varios jóvenes aprovechaban la hora de descanso para caminar por los pasillos o disfrutar de un tranquilo almuerzo en las áreas verdes.

    Con la excepción de dos chicas que se habían quedado en su salón hablando de todo un poco mientras una de ellas apreciaba el hermoso azul del cielo desde la ventana.

—Neh, neh, —Llamó la otra mientras dejaba su jugo a un lado de su escritorio— ¿Recuerdas lo que te dije sobre las cartas? —rebuscó en su bolso, con una sonrisa inocente que fue adornado por un tenue rubor.

    Shinobu la miraba con sumo interés, ella también se había tomado en serio esa idea, cosa que le hubiera gustado hacer tiempo atrás; su corazón se sentía más liviano desde que se desahogaba en el papel.

    Y es que luego de varios días de prueba y error había logrado su cometido; un sobre color blanco con figuras de corazones se hallaba en el bolsillo secreto de su bolso.

    Mitsuri le extendió el sobre, el mismo de días atrás, lo volteó y se sorprendió al ver que ésta no había escrito el nombre del destinatario, fue entonces cuando se acordó y, poniéndose de pie, la miró y dijo:

—Ahora me acuerdo...todavía no me has dicho quién es el chico —esbozó una enorme sonrisa, aquella que solo los que la conocían podían advertir que estaban a escasos segundos de morir.

La de ojos esmeralda saltó de su mesa y retrocedió unos pasos para hacer distancia.

—¡T-tranquila! No es que no quiera contarte, solo que ese día hablamos de tantas cosas que se me olvidó ¿R-recuerdas?

   Un intenso minuto después y ahora el aura macabra de Kocho se había disipado, le había dado la razón al recordar aquel día, habían conversado de tantos temas (y había estado tan centrada en redactar la carta a su "sol") que eso había pasado a segundo plano.

—¿Y bien? ¿Se la vas a dar ahora? —Le cuestionó mientras volvía a su asiento.

—Mmm...no lo sé, estoy demasiado nerviosa —respondió mientras guardaba el sobre, la azabache formó una fina línea con sus labios, se sentía culpable por mantener su amorío en secreto mientras obligaba a Mitsuri a darle todos los detalles.

«Eso no hacen las buenas amigas» Reflexionó.

   Ahora el dúo caminaba por los pasillos luego de una visita a la cafetería, la de cortos cabellos había decidido dar a conocer su secreto, pero al ver a tanta multitud a su alrededor no encontraba el momento adecuado para hacerlo.

    En eso, pasaron por el aula donde el enérgico rubio recibía clases, Shinobu no pudo evitar permanecer estática al ver su antiguo puesto...con un imbécil encima de él.

   Inesperado fue para los alumnos de grado mayores al ver a una chica de baja estatura entrar a paso decidido, sus ojos emanaban la furia que la consumía por dentro, su mirada estaba fija en el sitio donde un albino conversaba con sus compañeros hasta que ésta le llegó a una corta distancia.

—¿Quién es ella?

— ¡Este no es tu salón! —exclamaron los otros, pero esos comentarios fueron ignorados.

—¿Que quieres conmigo enana? —Le preguntó el chico que permanecía sentado en puesto ajeno, sin decir nada, en un atrevido movimiento la azabache había vertido el agua de una botella que tenía en su mano sobre él.

—¡Esta chica es una fiera! —gritó uno a la distancia.

Mitsuri no podía creer lo que estaba viendo.

❊ Tú eres mi girasol ❊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora