Una azabache caminaba a paso apresurado por cada rincón de la academia, pasos que resonaban por los inhóspitos pasillos y en una que otra sala vacía en donde había tenido el atrevimiento de adentrarse.
Shinobu estaba asombrada, triste, confundida, pero aquel cúmulo de emociones estaban ocultos tras las sonrisa que muchos años de práctica le costó perfeccionar. Limpió los rastros de sudor que bajaban por su cara con su pañuelo, su búsqueda había fracasado.
Cerró la puerta del salón a la vez que un hombre mayor se colocó a su lado, lo miró y resultó ser el profesor Tomioka; el blanco habitual de sus bromas y que poco respeto le tenía como resultado de ello.
Éste la miró en silencio, extrañado, luego observó por la pequeña ventana de la puerta, la sala donde creyó que su malvada alumna había entrado, ¿acaso la pequeña Kocho ahora se dedicaba a gastar bromas?
—Vaya, vaya, que bueno verle por aquí profesor... —anunció la menor, con una mirada angelical pero que en realidad era toda una farsa, solo quería pasar de largo e irse a su hogar, pero sabía que si hacía eso despertaría serias dudas en el mayor.
Ella nunca desperdiciaba una mínima oportunidad para sacar algún comentario ácido contra el de ojos azules.
Y ahora debía pagar las consecuencias.
—Trabajo aquí —respondió secamente, fijando sus profundos ojos en su alumna, un extraño brillo había en estos, Shinobu debía ser rápida y esquivarlo.
—¿De verdad? Y yo que creía que era un hastiado de la vida que jugaba a ser profesor —replicó, con el habitual tono ofensivo impregnado en sus palabras, pero éste no le respondió —,dejaré que siga "trabajando" —Movió sus dedos asimilando las comillas —,nos vemos mañana profe...
—Espera —La interrumpió, la sujetó con poca fuerza por los hombros y la arrinconó contra la pared.
Las mejillas de la joven se tiñeron de un leve color rojizo, ni aún en sus más alocados pensamientos había imaginado que su patético maestro pudiera ser tan atrevido.
—¿Pro..fe..sor?
¿Acaso le estaba jugando una broma en venganza?
Muy extraño el sentido del humor del adulto de ojos tristes, pero eso no impidió que acercara su rostro al de la joven.
—Shinobu, yo... —susurró, el azabache había actuado por instinto, el mismo se había arrinconado y ahora estaba entre la espada y una demanda por acosar a una menor.
—Que trabajo tan extraño tiene, no sabía que los profesores también debían hacer eso —ironizó, alzó ambas manos y sujetó con mucha fuerza las muñecas del mayor, éste, amenazado con detener la circulación de la sangre hacia sus manos no tuvo otra opción que soltarla y dar dos pasos hacia atrás.
—Lo siento, pero tengo cosas que hacer —Dijo mientras se retiraba del solitario pasillo, ahora sí que estaba asustada, pero por alguna extraña razón el cerebro de la chica siempre formulaba frases sarcásticas en momentos de amenaza.
—Ah...y una cosa más... —Anunció, permaneciendo de espaldas y a una distancia prudente del extraño docente —,si vuelve a hacer eso no lo pensaré dos veces para denunciarlo por acoso ¿entiende? —reanudó su caminata, viendo de reojo la mueca de miedo del mayor.
Imagen que guardó en su mente y que provocó una sonrisa burlona en su rostro.
Por fin, la azabache había salido del colegio, los colores brillantes del atardecer estaban desapareciendo dejando un celeste que anunciaba la aproximación de la noche, la joven caminaba con lentitud hacia un sitio en específico, perdida en sus pensamientos.
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❊ Tú eres mi girasol ❊
Fiksi Penggemar❀ · ┈●○┈┈┈ · ꕥ · ┈●○┈┈┈ · ❀ ٠ ✤ ٠𝒫𝑜𝓇𝓆𝓊𝑒 𝓈𝑜𝓁𝑜 𝑒𝓍𝒾𝓈𝓉𝒾́𝒶 𝓊𝓃 𝑔𝒾𝓇𝒶𝓈𝑜𝓁 𝓈𝑜𝒷𝓇𝑒 𝑒𝓁 𝒸𝓊𝒶𝓁 𝓁𝒶 𝒹𝑒𝓁𝒾𝒸𝒶𝒹𝒶 𝓂𝒶𝓇𝒾𝓅𝑜𝓈𝒶 𝒶𝓃𝒽𝑒𝓁𝒶𝒷𝒶 𝓅𝑜𝓈𝒶𝓇𝓈𝑒.٠ ✤ ٠ ❀ · ┈●...