Epílogo

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Nota: Es importante que escuchen las canciones.

—Ya casi dos años de tu fallecimiento auan —exclamé contra su lecho de muerte, acariciando con ternura, su foto incrustada en él —Y aún no encuentro la bendita piedra. ¿En dónde la escondiste viejito? O más bien, ¿estás seguro que no la arrojaste al mar en un ataque de ira?

Comí un bocado de las fresas con crema que le solicité a Sultanita
—Pero no me quejo, tu idea de dejarme recuerdos regados por todo tu guardarropa me encanta. Me da fuerza para continuar mi vida sin tenerte cerca —alcé la vista al cielo
—Últimamente también te veo en el astro rey, después de todo sigues siendo mi sol... Sé que tarde o temprano volverá a ser de día

Bajé la vista con un leve sonrojo —¿Ya habrás reencarnado?, ¿en quién?. Espero que en nuestro segundo bisnieto, tiene tu linda sonrisa y carácter. Quiero creer que los fines de semana juego con el Mew de un año —reflexioné lo que dije —Ahora que lo pienso, verte en él parece enfermo. Mejor renace en otra persona que sea lejana a la familia, pero no tan lejos de mí, ¿ok? Porque nos costará el doble encontrarnos —comí otra porción de fruta —Nuevamente serás mi P' por lo que veo... Ojalá no tenga que aguardar veintidós años otra vez para volverte a encontrar

—Me tengo que ir Boo, perdón por no quedarme más tiempo pero se supone que tenía que esperar a venir mañana con los demás por tu aniversario de defunción —solté una risa traviesa
—No saben que todos los domingos tenemos una cita de cerdo crujiente y frutilla —besé sus labios a través del cristal que cubre su imagen —Nos vemos en veinticuatro horas daddy Mew

Caminé con dificultad hacia mi auto, sentándome en la parte trasera.

—¿A dónde lo llevo jefe? —preguntó el ex chófer de mi esposo

—A casa, me duelen las piernas como para realizar mi caminata diaria —pellizqué ligeramente los muslos, dándome masaje mientras me perdía en el paisaje boscoso

Sin duda el lugar es bonito; estar en los alrededores se siente como si te aislaras de todos, permitiéndote conectarte con la naturaleza.

Ni cuenta me di de cuándo regresé a mi hogar, deseaba seguir admirando el exterior, sin embargo mi cuerpo no da para más, además debo continuar con mi búsqueda del tesoro.

Ingresé a la pequeña mansión, siendo recibido por una joven amable y guapa —Señor Kanawut, ¿desea comer?

—No, gracias Sultanita. Me llené con las fresas con crema —negué

—Pero recuerde que tiene que alimentarse de forma balanceada, cuide su presión que desde la semana pasada tiende a ser más baja que de costumbre —se mordió el labio inferior y me suplicó con los ojos, dándome ternura

La manera en que Waanjai educó a sus hijos es admirable, la mayoría tienden a ser gentiles y amorosos.
En efecto, la mamá de esta doctora años atrás era una niña ilusionada con presenciar la boda MewGulf; me lo confesó en la entrevista de trabajo.
Le pregunté "¿cómo puedo estar seguro de que cuidarás bien de mi?" y ella me contestó "Mi madre es una Waanjai de piel colorada. Fue testigo de su amor, así como del deceso de uno de sus ídolos, sufrió mucho. No permitiré que la pase mal su gatito, y menos sabiendo que ayudaron a que ella saliera adelante de su depresión, fueron su motivo para seguir luchando"

¿Cómo no contratarla después de esas palabras?

—Tranquila, gracias a tu supervisión soy fuerte —apreté mi brazo derecho como si tuviera un conejo formado, provocándole risa —Estaré en mi habitación por si me necesitas —señalé las escaleras que a continuación subí

Sunflower [En Corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora