Lo que Esconden las Almas

Capítulo 1

Aquí estoy, sentada al lado de la ventanilla del avión, rumbo a mi nueva vida... Y con un niño golpeando mi asiento desde atrás. Me giro disimuladamente, y veo al pequeño con una Nintendo en sus manos, al parecer enfadado por algún videojuego. Miro a su lado, y ahí están los que supongo que serán sus padres, tan tranquilos, echándose una siesta.

Vuelvo a sentarme en mi posición original con la esperanza de que ese pesado renacuajo deje de molestar, pero parece ser que es mucho pedir.

"Empezamos bien...", pienso mientras lanzo un largo suspiro.

Afortunadamente, avisan de que estamos a punto de aterrizar en nuestro destino, Nueva York, desde donde cogeré un autobús hasta mi residencia de la New York University (conocida entre los estudiantes como la NYU, por sus siglas en inglés), el lugar donde me alojaré.

La gente empieza a levantarse de sus asientos con esas ansias de querer ser los primeros en salir del avión (cosa que nunca he entendido), mientras yo espero pacientemente a que el pasillo quede despejado y así poder salir tranquila sin viejos cascarrabias gruñendo por "tardar" más de lo necesario. Cojo mis maletas y me dirijo hacia la salida, en busca de ese autobús que me llevará al campus donde estaré este curso.

Una vez fuera del aeropuerto, veo a un señor con un cartel que sostiene con las dos manos en el aire en el cual se puede leer la palabra "NYU". Voy hacia él, y este me sonríe.

- Buenas tardes, señorita, ¿va dirección al campus de la NYU?

- Sí - le respondo devolviéndole la sonrisa - Creo que tengo el ticket por aquí... Espere un segundo, por favor.

Rebusco dentro de mi mochila. "Debiste haber hecho limpieza antes de venir... Menuda desastre estás hecha", me digo a mí misma en mis pensamientos. Finalmente, encuentro el billete de autobús y se lo doy al señor del cartel.

- Veamos... - comienza a decir - Asiento 18 B, señorita. Y déjeme su equipaje aquí al lado, yo me encargaré de guardarlo.

Le agradezco con una sonrisa y entro en el vehículo en busca de mi asiento. No hay nadie en el de al lado, así que supongo que será un viaje tranquilo. Me pongo mis auriculares para que el trayecto se me haga más ameno, observando el maravilloso paisaje urbano americano desde la ventanilla. "Aquí comienza todo de nuevo... Aquí podrás ser tú", pienso con una sonrisa en el rostro, emocionada de al fin haber salido de esa pequeña ciudad de mi infancia y empezar una nueva etapa de mi vida, mi etapa universitaria... Por tercera vez. Sí, habéis leído bien, este es mi tercer intento en la universidad, y es que, durante los últimos dos años, nada me ha salido bien, todo eran problemas con mi familia y mi novio (o, mejor dicho, exnovio). Me encontraba en un ambiente asfixiante que no me dejaba seguir adelante y cumplir mis sueños, pero aquí, alejada de todo eso, espero conseguirlo.

En apenas un abrir y cerrar de ojos, veo que el autobús se para, y miro a mi alrededor, hasta que me doy cuenta de que el conductor (que al parecer es el mismo hombre de antes) hace señas para que salgamos.

- Ya han llegado a su destino - le escucho decir una vez me quito los auriculares y vuelvo al mundo real.

Bajo con nervios del autobús, busco mi equipaje en el maletero y utilizo Google Maps para ver hacia dónde dirigirme. Al parecer mi residencia, en Clark Street, está a unos quince minutos de donde me encuentro. Me pongo a caminar, observando detenidamente todo a mi alrededor, ya que para mí es como haber venido a un mundo completamente nuevo. La calle está repleta de personas yendo de un lado a otro vestidas con sus trajes de oficina, así que tengo que ir prácticamente arrastrando las maletas por todo el camino evitando que la gente se choque con ellas y las vuelque, hasta que finalmente llego a la residencia de estudiantes. Una vez ahí, entro en el vestíbulo en busca de la recepción para hacer el check-in y recoger las llaves de mi habitación. Me atiende una señora de mediana edad con pelo corto de color berenjena y gafas de media luna.