"¿Qué demonios me estás haciendo, Margot?". Ese es el pensamiento que no deja de venirme a la cabeza todos estos días. Sin embargo, ¿sabéis qué es lo más triste? Saber que nunca podrás expresarle todo lo que sientes a esa persona porque os encontráis en posiciones muy delicadas y las dos podéis salir muy perjudicas...
Tan ensimismada en mis pensamientos me choco contra un cuerpo bastante sólido derramando mi té sobre él.- Perdón... - digo horrorizada por lo que acaba de ocurrir y cuando me quiero dar cuenta, veo de quién se trata. Ahí está Massimo, intentando limpiar el chaleco que lleva sobre su camisa aunque más bien parece estar empeorando la mancha.
- Tranquila, al menos es de color negro y no se nota mucho, ¿no? - me responde mostrándose agradable a pesar de la situación.
- Ya, pero aún así, lo siento.
- No se preocupe, señorita Nuit, ha sido solo un accidente.
Él se despide de mí y yo continúo mi camino por los pasillos de la universidad, esta vez atenta a mi alrededor para no volver a causar otro desastre por mi torpeza.
Mientras avanzo, escucho que la misma voz de hace unos segundos me llama y giro para ver qué ocurre.- Señorita Nuit, se me ha olvidado comentarle algo - me dice el señor Vitale - ¿Le importa quedarse después de clases?
- Claro, no hay problema - le respondo. Hoy tengo a última hora clase con él y supongo que querrá decirme algo relacionado con el último ensayo que tuvimos que escribir para su asignatura. Entonces la recuerdo, aquella advertencia que me hizo Margot acerca de Massimo, que no me quedase a solas con él, lo cual me resultó realmente extraño y lo tomé como una especie de sobreprotección al estar, en cierto modo, a su cargo dentro de la Comunidad. Tampoco me dio una gran explicación al respecto, así que simplemente decido hacer caso omiso de aquello que sucedió y quedarme al final de la clase a solas con él para comentar lo que sea que quisiera ese señor.
- Hola, señorita - me saluda él con una sonrisa - Siéntese.
Hago lo que me indica y me pongo frente a él en su escritorio, esperando a que continúe hablando.
- Supongo que se preguntará por qué la he citado aquí.
- Lo cierto es que sí - le respondo lo más tranquila posible, aunque no puedo dejar de recordar lo de esta mañana con el té y su chaleco.
- Entonces iré directo al grano - dice acomodándose en su sillón y juntando las yemas de sus dedos - Ha llegado a mis oídos una noticia que considero relevante.
- ¿Sobre qué? - pregunto intrigada.
- Sobre usted.
Esa respuesta me deja sin entender absolutamente nada. ¿En qué lío se supone que me he metido ahora? Que yo sepa, no he hecho nada malo, siempre intento no causar ningún problema ni nada de eso.
- ¿Qué he hecho? - pregunto de forma directa y sin miramientos.
A Massimo se le escapa una pequeña sonrisa a la vez que contesta:
- Usted nada, ya sabe que es una alumna ejemplar.
Yo me ruborizo ante tal comentario, siempre que me dicen ese tipo de cosas reacciono así. Y no es que no me guste, sino todo lo contrario, pero eso no quita que sienta cierta vergüenza aunque por dentro esté aplaudiendo de felicidad.
- Es por la señora Sullivan.
Mi expresión cambia por completo en cuestión de segundos y sé que él lo ha notado, ya que antes de que pueda decir nada, él continúa hablando:
- Sé que ella le está informando acerca de nuestra Comunidad. Ya sabe a qué me refiero, personas con nuestra misma condición.
¿Nuestra? Nonono, ¿él también es uno de los nuestros? ¿Quién sería el siguiente? ¿Lukas? Sin poder creerme nada de lo que está sucediendo, respiro profundamente y finalmente intento ordenar las palabras que rondan en mi cabeza para crear una frase con cierto sentido.
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Lo que Esconden las Almas
Teen FictionTras dejar atrás su tormentoso pasado, Nicole decide empezar de cero en una nueva ciudad donde nadie le conoce y realizar sus estudios de Filosofía en la universidad de Nueva York. Pero una vez allí, conocerá a una mujer que dará un vuelco a su vida...