Capítulo 10

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- ¿Qué ha pasado? – pregunto abriendo los ojos e incorporándome. Me encuentro sobre un pequeño sofá en el despacho de Margot, con ella enfrente mirándome con preocupación.

- Exceso de energía absorbida – me contesta ella – Ya sea esta positiva o negativa, hay un límite que no hay que sobrepasar, porque si no... Bueno, ya ha visto lo que ocurre, se ha desmayado y caído al suelo. Yo le he puesto sobre el sofá.

- ¿Soy una vampira?

- Una vampira psíquica – dice Margot asintiendo.

Todavía tengo preguntas sin responder que me gustaría aclarar, pero el cansancio que siento no me deja hablar y, mucho menos, pensar con claridad.

- Debería de comer algo, lleva horas sin alimentarse – continúa la señora Sullivan, sin apartar su vista de mí – Aunque más bien, ya casi es hora de cenar.

- ¿Qué hora es?

- Casi las nueve de la noche.

Abro los ojos de par en par. ¿Tanto tiempo había estado inconsciente? Mi reacción provoca una pequeña risilla a Margot, quien me extiende una mano para ayudar a ponerme en pie.

- No sé si debería darle la mano – le digo recordando lo que había sucedido.

- No se preocupe, puedo evitar que absorban mi energía. Antes he dejado que usted lo hiciera, siendo consciente de ello.

- ¿Puede utilizar una especie de escudo?

- Eso es. Pero lleva su tiempo desarrollar esa habilidad.

Le doy mi mano y me levanto del sofá tambaleando un poco, pero Margot me sostiene para que no pierda el equilibrio y vuelva a caer.

- Gracias – le digo casi en un susurro. Ella simplemente me sonríe.

- Vamos a tomar algo, yo tampoco he comido nada – sugiere la señora Sullivan.

- Me parece bien, si usted quiere, claro.

- Ha sido idea mía, por supuesto que quiero. Además, no le voy a dejar sola en este estado.

Margot va hacia la puerta y la abre dejándome pasar primero. Salimos de su despacho y al llegar a las escaleras me sujeta del brazo. Le miro curiosa por el pequeño gesto.

- No queremos que salga rodando hacia abajo, así que por si acaso... – me dice.

- Está siendo extrañamente agradable conmigo.

"Piensa antes de hablar, Nicole, ¿a qué ha venido eso?". Aunque era la verdad.

- Y usted está inusualmente callada teniendo en cuenta todas las preguntas que suele hacer – contesta Margot, la cual ríe y hace que su risa se me contagie a mí también.

No me esperaba que fuese así de amable y menos con una alumna. Está claro que hay profesores que utilizan una especie de coraza en sus clases para imponerse, pues los alumnos pueden llegar a pasarse con sus comportamientos. Pero no sé, lo de Margot me ha pillado por sorpresa. Acostumbrada a esa actitud seria y fría, verla así ha llamado mucho mi atención. Tiene una sonrisa radiante y podría llegar a alegrar a cualquiera con tan solo su risa.

Consciente de que no pronuncio ninguna palabra, ella vuelve a hablar:

- Tampoco tiene por qué quedarse en silencio. En clase le agradecería que sí, pero ahora puede decir lo que quiera.

- Lo sé, solo estaba pensando en mis cosas. Le agradezco que se preocupe por mí.

- No es nada. Además, a partir de ahora va a necesitar ayuda. No solo porque haya decidido rescatar a su amiga Amy, sino también por haber descubierto su verdadera naturaleza.

Lo que Esconden las AlmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora