Capítulo 21

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A estas alturas ya no sé qué creer y qué no. Margot y Olivia al parecer no han dejado de ponerse de acuerdo para contarme una misma versión sobre lo de Amy, pero como siempre, lo que me dicen no es cierto. ¿Cómo sé yo ahora lo que es verdad y lo que no?
Mientras tengo ese debate mental, muevo los cereales que tengo en mi cuenco de leche y Lukas me observa sentado frente a mí, preocupado.
La charla con Margot no me ha dejado para nada bien. Detesto que me mientan y más si es algo tan importante. Según la señora Sullivan, lo hizo para protegerme y no me involucrase en todo este asunto de Amy, ella simplemente quería mantenerme tranquila fingiendo que todo estaba normal. Pero mi intuición nunca falla. Sin embargo, ahora que parece que la cosa se está poniendo cada vez peor ya que, al parecer, Margot también está teniendo unas visiones extrañas. De momento, no sacamos nada conclusión, ya que son visiones bastante borrosas tanto las suyas como las mías, ante todo parece apuntar a una misma dirección: Amy está en apuros, necesita nuestra ayuda y está intentando comunicarse con nosotras. No sabemos exactamente cómo lo hace, pero no es ninguna sorpresa que los vampiros desarrollen ciertas habilidades que se escapan a la comprensión humana.

Lukas me agarra del hombro preocupado e intenta captar mi atención. No he dicho ni una palabra en toda la mañana, aunque sobra decir que ya le he puesto al día con todo este asunto de la Comunidad. A pesar de las constantes broncas con Margot acerca de que yo hablase de más sobre los de nuestra "especie" (no es que me guste precisamente llamarlo así), no pienso ocultarle nada a Lukas; él siempre está ahí para mí y no merece que le mienta.

- No te agobies más, Nicky, si os manda señales quiere decir que está con vida - intenta tranquilizarme Lukas, aunque más bien hace que se me pongan los pelos de punta.

- Pero no está a salvo como me hicieron creer - le respondo cabizbaja. Desde luego, todo esto me ha dejado bastante mal. Pero diréis: "si tampoco conoces a Amy de mucho", y es verdad. Sin embargo, una parte de mí se siente responsable de lo que quiera que le haya pasado; quizás si ella no me hubiera contado nada acerca de la Comunidad, no estaría en esa situación, así que no puedo evitar sentirme algo culpable.

- La encontraremos, Nicky - contesta Lukas apretando mi mano sobre la mesa - Yo te ayudaré, aunque puede que no sirva de mucho.

- No digas eso - le sonrío tristemente - Eres una persona muy inteligente y seguro que tu cerebro junto al mío dan con alguna pista.

- Así será, Nicole - dice devolviéndome la sonrisa.

Suena la campana indicándonos que las clases comienzan y debemos de ir yendo al aula. Por desgracia, voy a empezar el día con mal pie, ya que ahora tengo clase con nada más y nada menos que Margot.

Al entrar, Lukas y yo nos sentamos en nuestros asientos correspondientes, pero para mi sorpresa, la señora Sullivan nos hace separarnos, y no solo a nosotros, al resto de la clase también. Nos dispone de una forma en la que hay bastante espacio entre unos y otros, lo cual al principio no tiene mucho sentido hasta que anuncia con su tono serio típico:

- Examen sorpresa.

Así es. Hoy no es mi día, está claro que no. Los murmullos y quejas no tardan en aparecer, causando que Margot se vuelva aún más autoritaria (si es que eso es posible).

- Dejen de quejarse o directamente les suspenderé a todos. Ustedes verán lo que hacen - dice ella mientras comienza a repartirnos las hojas del examen.

Algo me dice que esta señora se ha levantado con el pie izquierdo y nosotros somos quienes vamos a pagar las consecuencias. En cierto modo, y por muy masoquista que suene por mi parte, me encanta verla en ese modo, me hace cierta gracia cómo a veces emplea la ironía con los estudiantes, y el hecho de que sea tan seria le da cierto toque misterioso que me fascina también.
Sin querer, una pequeña sonrisilla sale de mí, cosa que no pasa desapercibida por Margot.

- ¿Qué le hace tanta gracia, señorita Nuit?

- No, yo... - intento responder, pero me quedo en blanco sin saber qué decir.

- ¿Acaso quiere suspender? - replica.

Me limito a negar con la cabeza. Está bien, con respecto a lo anterior, hay un pequeño matiz, y es que cuando actúa de esa manera conmigo, hace que me ponga muy nerviosa, lo cual ya no es tan divertido. Aún así, eso no quita que me encante su carácter y aura enigmática.

Una vez termina de repartir el examen, nos indica que podemos empezar. Le echo un vistazo a las preguntas antes de comenzar a escribir para hacerme una idea de la dificultad y saber qué responder en primer lugar. Lo cierto es que son cosas que hemos visto estos últimos días, y cualquier persona que haya estado atenta a las explicaciones podría contestarlas sin problema. Una vez he leído todas las preguntas, me pongo manos a la obra sin detenerme ni siquiera un momento a pensar. Digamos que es una pequeña habilidad: no necesito pararme a reflexionar qué escribir, funciono en "modo automático", como yo le llamo.
Tras una hora, veo que mis compañeros comienzan a levantarse para entregar el examen y, sin embargo, yo todavía voy por la mitad. Me pongo de pie para acercarme al escritorio de Margot y pedirle una hoja de papel más para escribir, a lo que ella contesta en un susurro para que no la escuche el resto:

- Me va a hacer corregir demasiado - me sonríe para que lo tome a broma.

- Yo siempre le hago trabajar demasiado - le contesto con el mismo tono irónico. No es hasta que estoy de vuelta en mi mesa que me doy cuenta de lo mal que puede llegar a sonar eso según el contexto.
Mis mejillas empiezan a enrojecerse, pero yo intento ocultarme entre mi pelo y no levantar la mirada de mi examen. "Qué vergüenza", me repito una y otra vez en mi cabeza. Consigo volver a concentrarme y tras una hora al fin termino de escribir. Cuando me quiero dar cuenta, no queda nadie en la clase, solamente la profesora y yo.
Voy de nuevo hacia donde está ella y le entrego todas las hojas. Ella mira mi mano sujetando los papeles y luego levanta la vista hacia a mí.

- Ya lo creo que me hace trabajar demasiado - dice divertida, aunque lo cierto es que a mí más que divertido me parece algo vergonzoso - Pero al fin y al cabo, es a lo que me dedico.

Por un momento, me siento estúpida. Margot, evidentemente, no ha llegado a pensar tan mal como yo, o al menos eso parece.
La señora Sullivan recoge mi examen y nuestras manos se rozan por un segundo y casi no se aprecia, pero el más mínimo contacto con ella me provoca escalofríos, y no de los malos precisamente.

Le sonrío a modo de despedida, pero antes de que pueda salir por la puerta, me detiene sujetándome suavemente del hombro. Me giro y me quedo mirándola fijamente. En ese instante me doy cuenta de lo alta que es al sentirme tan diminuta frente a ella (y no lo digo en sentido metafórico, sino literal).

- ¿Qué pasa? - le pregunto casi susurrando debido a lo que impone esta mujer.

- Solo quería decirte que... - se queda pensativa durante unos segundos, hasta que niega con la cabeza - Nada, no te preocupes.

¿Cómo? ¿Piensa dejarme con la intriga?

- Dígame, le escucho - le respondo intentando sonsacarle las palabras.

- Es simplemente que no deberías de avergonzarte de ti misma, eres una persona maravillosa, una auténtica joya.

Mi corazón comienza a latir a una velocidad que no es normal y mis ojos, por algún motivo, se humedecen con lágrimas.

- Gracias, señora Sullivan. Es un honor que piense eso de mí - contesto con una sonrisa. Ella se da cuenta de que se me están a punto de salir las lágrimas, por lo que me da un pequeño abrazo. La verdad es que me hubiera gustado que durase más, pero entiendo que estamos en la universidad y cualquier persona puede entrar en el aula.

- El honor es mío por haberle encontrado en mi camino gracias al destino - dice sonriéndome de vuelta.

"Pero ojalá el destino no nos hubiera puesto en posiciones tan difíciles", pienso para mis adentros. Ahora ya sí que se me escapan algunas lágrimas que ella seca cuidadosamente con su mano, mientras noto como algo dentro de mí se rompe. Y es que, para bien o para mal, es complicado ser dueña de tus sentimientos. Aún más, cuando se trata del cariño o el afecto hacia una persona.

Lo que Esconden las AlmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora